Siempre fuiste mía- ItaSaku

Haruno Sakura

  Haruno Sakura
"Pura e inocente, la flor más bella del mundo"

Una kunoichi con el talento de la medicina, la vida estaba a sus pies, los mejores amigos y rodeada de gente que la quería, ¿Qué podía salir mal? Quizá ser secuestrada por el hermano mayor del chico que le gustaba, pero claro, esas cosas "no pasan".

Estaba aburrida, demasiado aburrida, extrañaba escuchar la voz de su amigo Naruto, aunque la sacaba de sus casillas también la hacía reír hasta el cansancio, quería volver a ver a su serio Sasuke, aquel que tanto quería y sentir su aroma a menta...tal cual el de Itachi.

Sintió la reja abrir, "Que raro, no ha pasado ni un día desde la ultima vez que vino", pensó.
Vio la esperada silueta caminando hacia ella, la chica se frotó los ojos para cerciorarse de que era una imagen real y no seguir pensando en lo anteriormente ocurrido

-Ita...Itachi?.-la ojijade lo nombró, no estaba segura del porqué

-Hm?.-sorprendido por el hecho de que lo haya llamado por su nombre, la miró tratando de parecer frío como siempre

-Etto....-balbuceaba tratando de encontrar algo para decir y no quedar como una tonta.- ¿Qué hora es?.-"¡Muy bien Sakura!¿no había algo más estúpido que decir?"

-¿Quieres salir para saberlo por ti misma?.- Para la sorpresa de la pelirosa el azabache reaccionó de la manera menos pensada, ¿seguro esto no era un sueño?, volvió a refregar sus ojos

-¿Hablas de ir afuera? ¿Contigo?

-Claro que irías conmigo y será sólo un momento, si te quedas aquí sin aire fresco no resistirás mucho.-La ninja médico lo sabia más que nadie.

-Claro, Itachi.-se paró y espero a que el ojinegro le indicara el camino

-Vamos.- Ordenó con firmeza

Caminaron por el pasillo de roca, era un lugar bastante tétrico y deshabitado, ¿acaso viviría aquí Itachi?.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el cuerpo del azabache, el cual miró hacia arriba y le indicó una ventana en el techo para que saltara.
Con dificultad logró salir de ella, las horas sin comer la habían debilitado, una vez de pie sintió la presencia olor a menta detrás de ella.

Pudo contemplar las infinidad de estrellas brillando en el oscuro cielo y la gran luna frente a ella, entre todas sus misiones como ninja nunca había estado en un paisaje que mostrara con tanta claridad la belleza de la noche, una brisa movía el cabello de la chica, "Debe estar hecho un desastre" pensó la ojijade.

-Eres inteligente.-la voz del ojinegro la desconcertó

-Hm?.- Fue lo único que pudo pronunciar la pelirosa

-No has intentado escapar.-Le aclaró sus pensamientos, de hecho, en ningún momento se le cruzó esa idea por la mente, y de haber sido así no habría intentado correr lejos del Uchiha, que idea más tonta.

-No lo haría.-le dijo, inmediatamente se sentó en la hierva y miró a sus alrededores, era lindo y lleno de vida, no había ninguna señal de algo que le pudiera dar una pista de su paradero, pero qué importaba.

El pelinegro se encontraba de pie a un lado de la ojijade que miraba con alivio al cielo, la observó y encontró la belleza detrás de esos ojos que lo miraban con temor. "Es preciosa" se decía a sí mismo.

La menor suspiró, Shikamaru tenía razón, ¡Qué suerte tenían las nubes!, flotan ahí como si nada y desaparecen cuando quieren.

-Son las 10:40.-Le dijo al Uchiha mayor que sólo apartó la vista de ella cuando lo iba a mirar, sonrió levemente de lado al saber que la menor había acertado.

¿Eso fue una sonrisa?, se preguntó la pelirosa, al ver la reacción incierta del fuerte azabache no pudo evitar sonreír y sentirse a gusto por un momento, aunque estaba sin sus amigos podía ver a Itachi, que de alguna forma u otra sabía que no quería hacerle daño si es que no debiera, "o no quisiera" como lo dijo la otra vez en su ilusión.

Los dos cuerpos estaban en medio de la cálida noche, sintiendo sus presencias que los mantenía fuera de alerta ante lo que sucedía en el mundo, cada uno a su forma comenzaba a acostumbrarse al otro sin poner objeción alguna. Se quedaron mirando las estrellas y al uno al otro
"Que dure para siempre" le desearon a una estrella fugaz que pasaba frente a sus ojos.