10. Halloween, parte I

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La sala común de Hufflepuff estaba abarrotada la mañana del 31 de octubre. Se respiraba el ambiente festivo y otoñal que precedía la gran noche de Halloween esperada por muchos alumnos.

Alice estaba realmente sorprendida, nunca había visto tanto entusiasmo en los tejones por el día de Halloween. Había cestas con dulces por todas partes y muchos adornos, como telas de araña en las esquinas o pegatinas de calabazas en las puertas de los dormitorios. Algún desvergonzado se había atrevido a incluir una enorme calabaza en el gran retrato de la fundadora de la casa. Helga Hufflepuff parecía más feliz de lo normal con su nueva amiga. Sin embargo la decoración de la sala común no era lo mejor, el Castillo en general había quedado asombroso.

Algunos miembros de Hufflepuff entraban y salían de la sala común comentando lo bien que habían quedado los pasillos aquel año. Muchos de los compañeros de clase de Alice la felicitaban por su gran labor decorativa. Otro dato curioso era que los más jóvenes habían decidido disfrazarse también aquella ocasión, a pesar de que dicha costumbre llevaba sin realizarse muchos años.

Alice, antes de entrar en Hogwarts, siempre se disfrazaba con su hermana de algo diferente por cada Halloween.

"Los jardines de las grandes casas de la calle de La Panadera estaban llenos de brujas, calabazas, esqueletos y otros seres fantásticos decorativos. Por otro lado decenas de grupos de niños disfrazados ocupaban toda la zona central. Uno de estos grupos corría de un lado a otro de la acera para ser los primeros en coger los mejores caramelos y Alice Adams, que agarraba a su hermana de la mano, apenas podía seguirle el paso pues la pequeña Clare tenía todavía las piernas muy cortas.

-¡Así no vamos a conseguir ni siquiera un regaliz! -Protestó Alice cuando a su hermana se le cayó la calabaza de juguete donde había conseguido guardar unos pocos caramelos.

Alice arrugó el ceño y se cruzó de brazos intentando aparentar autoridad, pero Clare se había entretenido con un gatito que miraba sus caramelos golosamente. Ver como su hermanita, disfrazada de mariquita, intentaba tocar al gato hizo que finalmente Alice sonriera, por eso decidió terminar de recoger ella misma los caramelos.

-¿Dónde están Lucy Hill y los otros niños?-preguntó Alice mientras se quitaba el sombrero de bruja que le había hecho su madre. La banda le quedaba un poco ajustada y le molestaba.

Su hermana señaló hacia el pequeño pasaje que separaba la calle de La Panadera con la calle de La Hilandera, allí el pequeño grupo dirigido por Lucy Hill se perdía.

-¡Hey, esperadnos!-llamó Alice haciendo gestos con la mano, aunque ya era demasiado tarde.

No le hacía demasiada gracia, pero Alice tuvo que volver a agarrar la mano de su hermana y apresurar el paso para tratar de alcanzar a sus amigos.

El túnel que separaba ambas calles era muy pequeño y tan solo contaba con dos farolas que, en situaciones normales, bastaban para iluminar el corto camino, pero aquella noche una de las farolas estaba apagada con lo que el pasaje estaba más oscuro de lo acostumbrado.

-No quiero pasar por ahí.-afirmó Clare mientras tiraba de la capa, que también le había hecho la señora Adams a su hija mayor.

Alice sabía que a su hermana no le gustaba la oscuridad pero era el único camino por el que podrían llegar a la calle de la Hilandera con más rapidez y así poder encontrarse con sus amigos. Además si no se daban prisa realmente podría anochecer del todo y entonces sería cuando Clare se asustaría de verdad.

-No pasa nada, hay una farola que ilumina el túnel ¿la ves?

-No quiero pasar por ahí.-volvió a repetir la niña. En aquella ocasión soltó la mano de su hermana mayor y se quedó quieta como una estatua.

Historias de Hogwarts I: la DécimaWhere stories live. Discover now