Capítulo 5 - "Te haré mío"

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Ahora se encontraban en la barra. Disfrutando en silencio del delicioso plato que el mismo Yūichirō  cocinó para ambos y una vez terminando, Mikaela tomó su mano y la besó como si de un príncipe a su princesa se tratara y le dijo:

---Vamos a bañarte.

Este obedeció y siguió sus pasos hasta llegar al baño. Al parecer Mikaela estuvo calentando el agua de la bañera antes de ir a la cocina a sentarse. La llenó con agua hirviendo para cuando ambos terminen de desayunar. El agua se encuentre en una excelente temperatura para los dos. Y así resultó ser.

El baño era muy lujoso, con un gran espejo y alfombras de piel blanca. Ambos se quitaron su vestimenta a espaldas. Pero Mikaela podía observar fácilmente a Yūichirō a través de su reflejo en el espejo. Su cuerpo era tan delgado y frágil. Su piel era tan bella y uniforme, no podía quitarle los ojos de encima. El menor entró a la bañera lentamente, dejando un espacio para el rubio. Aquel se acercó a la bañera, lo miró fijamente a los ojos y soltó una pequeña sonrisa. Esos ojos tan grandes y brillantes, sus cabellos negros despeinados y esa expresión tan inocente, el mayor sentía como si estuviese viviendo un cuento. 

Ahora se encontraba sentado en el respaldar de la bañera, con sus piernas separadas, teniendo de espaldas a Yūichirō. Mikaela Lo toma por la cintura y lo acerca delicadamente contra él. Este se ruboriza al sentir el miembro contra su espalda. El empresario toma una esponja humedecida y comienza a deslizarla por el cuerpo de este, atentamente, apreciando cada parte, haciendo suspirar al menor. Sin duda el gran multimillonario era un hombre muy seductor.

Ahora se encontraban en el dormitorio sentados al pie de la cama.

---¿Confías en mí? ---Le dijo seriamente Mikaela al pelinegro mientras tomaba su rostro con una sola mano.

----Sí. –--Le respondió tímidamente. Elevando la mirada. Tenía que admitir que el rubio era un poco más alto que él.

----Entonces espera aquí. --–Fue lo último que dijo antes de dirigirse al armario donde tenía su colección de corbatas y tomó una al azar. ----Mírame a los ojos, y junta tus muñecas.

Y este obedeció una vez más. Observaba extrañadamente como su jefe le anudaba fuertemente una corbata gris sobre sus muñecas. Luego lo recostó en la cama, colocando sus muñecas sobre su cabeza y susurrándole al oído.---Tu mantente en esta posición.

---No moveré mis brazos. --–Le respondió entre risas. 

---Eres un buen chico entonces.

El rubio comenzó a lamer su pecho. Acto que hizo reír mas y bajar los brazos al menor. A lo que este reacciona de forma brusca, sorprendiéndolo y regresandolos a su lugar.

---He dicho que te quedes quieto. ---Sin esperar respuesta prosiguió. Dándole pequeños besos entrecortados en el torso y haciendo ruborizar al pelinegro.

---Dí que sí. 

---¿A qué, Mika?

---A que serás mío, Yūichirō.

 Antes de que el pelinegro de su respuesta, se detuvo al escuchar la voz de una de sus empleadas gritar desde el living:

----¡Señor Shindō! Tiene una reunión hoy. ¿Irá? , ¡Es tarde!

----Vístete. –--Le dijo a Yūichirō  mientras desataba velozmente la corbata y se iba de la habitación con una toalla rodeando su cintura.

---Lo siento, no podré asistir. ha surgido un... inconveniente. Infórmele eso. –--Le ordena, Mikaela a su empleada, quien estaba sonrojada al ver a su jefe en ese estado tan despreocupado.

–---Si señor. Con permiso, me retiro. –--Fue lo último que dijo nerviosamente antes de irse.

---Mika...ya estoy listo. –--Aparece Yūichirō en la entrada, caminando lentamente hacia él. Utilizando las ropas que el mismo le había comprado. Le quedaban muy bien.

–--Dame unos minutos que me cambio. –--Le respondió mientras volvía a la habitación.

Mientras el rubio se vestía, el menor se apoyo sobre una pared y encendió su celular para responder los mensajes a su preocupado amigo.

De: Mi

Para: Yoichi

Mensaje: Gracias por preguntar Yoichi, me encuentro bien. No me ha hecho nada que pueda lamentar, de hecho, ha estado bien. Cuídate.

--–Estoy listo. Ven por aquí. ---Le ordenó al menor mientras tomaba las llaves. Ahora se encontraban en el estacionamiento, allí se encontraban los autos mas lujosos del mercado.

---¿Cuál es el tuyo? –Preguntó el pelinegro boquiabierta.

--–Todos lo son. Hoy iremos en este. –--Le respondió con cotidianidad, mientras le abría la puerta caballerosamente. –--Vamos, te daré un paseo. Yo invito.


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¡Hola bellas! Muchas gracias por llegar hasta acá. Me encantaría que dejen su opinión de este capítulo en los comentarios y no se olviden de irse sin dejar su voto. Esas cosas me motivan a seguir escribiendo!! <3 Muchas gracias por tenerme tanta paciencia...TuT.

Cincuenta sombras de MikaWhere stories live. Discover now