73

102 17 0
                                    

Despreciable John:

       De nuevo estoy aquí, lamentándome el haberte conocido, te volviste mi pesadilla, no tenías nada que hacer en mi casa después de que hacía días te negué el embarazo.
       Tocaste la puerta, yo abrí y te lanzaste  a mí como un niño que pierde a su madre, tus manos pasaron  por mi abdomen de una forma que, supongo, quisiste disimular, claro está que no fue así, te alejé por instinto, no supe ni de dónde había sacado tantas fuerzas, pero pude alejarte.

       —¿Qué te pasa? —grité y tu rostro fue como si alguien te hubiera dado un golpe.

       —Te amo —hundiste tus manos en mi cabello y te acercaste para besarme.

       —¡Deja de jugar conmigo! —te empujé otra vez.

       —¿Por qué no me crees?

       —¿Por qué debería de hacerlo? Me engañaste, no te cansas de hacerlo. —Verte ahí, escuchando mis palabras con tu mirada fija en mí y con ese aspecto de dolor, no me causó remordimiento, estaba a nada de odiarte más, estaba dejando de sentir algo por ti, ni siquiera sentí nada cuando me tocaste, no sentía dolor cuando pensaba en que te estabas enrollando con mi mejor amiga, sentía pena por ella.

       —Porque es verdad, no me has dado la oportunidad de explicarte el tema de Alisson —quisiste tomar mi mano, ¿por qué no parabas de moverte en dirección a mí?

       —No quiero escucharte, ¿de qué serviría si ya estás con Jesse? —traté de cerrar la puerta pero no me dejaste.

       —Por favor.

       —¿De qué te serviría, John? —repetí, tú te quedaste callado— ¿Quieres escuchar un perdón? —Ya no me dolía nada de lo que te decía, eres tan despreciable.

       —Sí, pero quiero que me escuches y que me entiendas —Tus manos de nuevo buscaban contacto conmigo, esta vez iban dirigidas a mi rostro.

       —Te perdono. No quiero escucharte y deja de tratar de tocarme.

       —No quiero que lo hagas de mala gana, ya te dije que quiero que trates de entenderme —me miraste en forma de súplica, ya no funcionaba, no veía el caso de darte mi tiempo.

       —¿Me vas a explicar cómo le hacías para estar con ella y conmigo?, ¿o me vas a a decir que no pasó nada con ella...? —me quedé mirando lo perplejo que habías quedado con tales palabras salidas sin emoción alguna— ¡Oh, ya sé! Me vas a decir que...

       —¡Basta, Layla! —Tu tono de voz había subido, y me mirabas dolido.

       —Me engañaste, siempre lo hiciste, dijiste que me querías y que no me harías daño, dijiste que estudiadas y resultó que fuiste mi profesor de Historia —mi voz iba en aumento y una sonrisa de burla se asomaba en mis labios, era sarcástica y bien pude haber molestado a cualquiera con esa actitud—. Después, voy a tu departamento a aclarar nuestra situación y me encontré a Jesse en tu departamento, ¿me vas a decir que ella no estaba desnuda?

       —¡Layla, cállate! ¡Deja de hablar! —La desesperación que tenías era tanta que te jalabas tus cabellos solo, tu rostro parecía que estaba al borde de explotar.

       —¿Te dolió lo que te dije? —Sonreí, ya no estaba dispuesta a que tu manejaras el ambiente en esta casa.

       —Tú no entiendes nada —Me miraste con la misma intensidad que un niño ve a su madre cuando no quiere cumplirle un capricho, tus ojos parecían que derramarían lágrimas, ¿eso iba a pasar, John?

       —Tienes razón. Pero así soy, ¿aún vas a decir que me amas?, ¿aún vendrás a pedir que te escuche? —No era real, yo no lastimaría a nadie de esa manera, de solo ver a alguien triste me llega al alma, pero tú te lo merecías y esa era la única forma de que te alejaras de mí, decepcionándote.

       —¿Ya no irás al instituto? —Eso no lo esperaba, cambiaste de tema de súbito.

       —No, ya no.

       —Bien... lamento... Adiós —No pudiste decir nada más, te fuiste sin esas emociones con las que habías llegado, tus ganas de tocarme se esfumaron porque no lo hiciste más, tus intentos se desvanecieron y yo pude respirar con mayor facilidad entonces.
 

Layla

Advertencias Para NO IlusionarmeWhere stories live. Discover now