Hermosa - Yachi Hitoka

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Esta pequeña historia va dedicada a todos aquellos que pasan por un mal momento, sufren depresión, autoestima baja, estrés, etc. Ánimo, siempre habrá una mano amiga como apoyo.

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El espejo proyectaba una figura distorsionada, triste, gris. [_______] se miraba a sí misma y sin embargo no se reconocía, se sentía asqueada y molesta con ella. Desde la cabeza hasta la punta de sus pies, no había nada que le gustara de sí: todo su ser le parecía aberrante.

Tanto su físico como su interior estaban siendo lentamente corroídos por las cuestiones de la vida, por sus problemas y ella no podía soportar más. Todo lo que hacía estaba mal a los ojos de su familia. No contaba con apoyo y siempre tenía que vestir una máscara de felicidad delante de sus "amigos". Nadie podía escuchar el grito que lanzaba día con día al despertar. Era un ser humano más, sumido en una eterna batalla interna que quería ganar, pero no sabía cómo luchar.

[_______] se había cansado de actuar constantemente, de escuchar las risas falsas y asquerosas de sus compañeros, conversaciones banales y miradas decadentes en un entorno escolar que se repetía siempre alrededor de ella. Arrinconada hasta tal extremo, decidió salir del salón de clases rápidamente, dando zancadas grandes para aproximarse al baño de mujeres con el pretexto de estar enferma. Irónicamente no era una mentira, si se sentía enferma, tenía nauseas por todo ese teatro.

El baño era el lugar perfecto. Se encontraba totalmente vacío pues eran horas de clases y los pasillos también se encontraban desérticos. Sintiendo la comodidad de la soledad, soltó un gemido y un par de lágrimas rodaron por su cara mientras aún se observaba en el gran espejo que se extendía por toda la pared del sanitario. Las saladas gotas humedecieron sus mejillas y cayeron en los lavabos salpicados de agua. Estaba sola y vulnerable, como siempre.

Repentinamente escuchó un fuerte ruido provenir detrás de ella. Volteó inmediatamente, aun con sus ojos enjugados por las lágrimas. Observó a su alrededor, todos los baños abiertos, excepto por uno, que estaba cerrado. Había alguien ahí y la había escuchado llorar. [_______] torció la boca en señal de desaprobación y se dispuso a salir corriendo del sanitario, hasta que la puerta antes cerrada se abrió estrepitosamente.

- Lo siento, no debí de husmear – se inclinó suplicante la mujer que estaba anteriormente encerrada en el sanitario. No era otra más que Yachi Hitoka, compañera de clases de [_______].

- No te disculpes, pensé que no había nadie – contestó desganada la aludida mientras limpiaba sus ojos con el dorso de sus manos.

- ¿Estás bien? – logró preguntar Hitoka al analizar la situación. Lo cierto era que [_______] siempre portaba una sonrisa extraña en el salón, sombría.

- Sí – se limitó a afirmar la joven, dejando de llorar. Era molesto cuando las personas le preguntaban eso. ¿Acaso no la veía?

- Yo... no sé qué te pasa pero... siempre pareces triste – se animó a decir la rubia entre pausas, parándose un poco más erguida y usando sus ojos caramelo para interactuar con los ojos de su acompañante.

- ¿Triste? ¿Qué te hace decir eso?

- Bueno – soltó Yachi con un hilito de voz. Se rascaba la cabeza con una de sus manos, sofocando los nervios –. Verás... creo que una sonrisa verdadera y una falsa son fáciles de reconocer. Una sonrisa verdadera siempre hace hermoso el rostro de cualquiera - [_______] arqueó una ceja al escuchar esa sentencia. Su llanto se había detenido y lo único que quedaba de él era su nariz roja – No digo que no seas hermosa - corrigió la rubia moviendo las manos enérgicamente -. Solamente creo que serías aun más bella si sonríes naturalmente - agregó, apenada -. Pero perdóname, no sé nada sobre ti – reiteró la rubia sacudiendo la cabeza.

Al tiempo de terminar con esa pequeña conversación, Hitoka intentó salir corriendo del baño, pero al primer paso que dio perdió el equilibrio y terminó resbalando con el suelo del lugar. La rubia finalizó en el piso, adolorida, a unos cuantos metros de la salida y de [_______]. La otra joven intentó contener la risa lo más que pudo, pero no pudo evitar reír ante tal escenario, por demás gracioso. Mientras seguía riendo, [_______] se acercó a Hitoka y le tendió la mano para ayudarla a levantarse.

- ¿Estás bien? – interrogó la joven sin parar de reír -. Eres algo torpe – Yachi ojeó sorprendida la expresión de [_______]. Era una sonrisa natural aquella que se postraba en su rostro.

- Te lo dije – afirmó la rubia bastante contenta y satisfecha – Te ves hermosa sonriendo así – concluyó Hitoka sonriente y roja, tomando la mano de [_______].

Haikyuu x lector - Fanfics - PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora