La maldición DOAB

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(Nota previa)

Contenido +18, se recomienda discreción.

Una de sus manos acarició mi estómago, bajo mi camisa, y la otra fue a mi cintura apegándome más a él. Mi piel se erizó ante su toque y mi estómago se estremecía de la emoción. Delineó mis labios con su lengua haciendo salir un gemido de mis labios.

Shhh –susurró y su mano viajó dentro de mis pantalones acariciando mi miembro por sobre la tela.

Me mordí los labios intentando calmar los roncos sonidos de mi garganta, sintiendo mi pene cada vez mas erecto. Sus manos eran tersas y millones de descargas eléctricas viajaban a mi entrepierna. Estuvo bastante tiempo así, torturándome y viéndome en estado de éxtasis.

Bajó, finalmente, mis pantalones junto a mi ropa interior dejando la descubierto mi pene. Tragó saliva dudoso antes de comenzar a masturbarlo. Lo acerqué de nuevo a mi para poder besarle y morderle los labios, poseído por el deseo que me provocaba con su cuerpo y sus actos. Lo giré y empecé a restregar mi pelvis contra su trasero. Varios gruñidos se producían en sus labios y se llevó la mano a la boca para callarlos.

Lo despojé de toda su ropa con las manos temblandome, dudoso ante el curso que estaba tomando aquello y temeroso de que en algún momento me detuviera, y se fuera. Sin embargo, no fue así y le metí tres dedos a la boca; los cuales lamió y mordió en repetidas ocasiones. Llevé mi otra mano a su miembro acariciándolo al igual que sus bolas sintiendo el poco bello que las cubrían.

–Oh, RyRo –gimió aun con mis dedos en su boca.

Saqué éstos y susurrando mis claras intenciones; más que como un aviso, como una pedida que, claramente, autorizó. Masajeé el área e introduje uno, lentamente para evitar algún tipo de dolor en él, imaginaba que ya no estaba acostumbrado a que alguien introdujera su pene en él. Cuando un dedo ya no fue suficiente, entró un segundo y finalmente el tercero. Los introduje en su interior viendo como el placer le consumía el cuerpo entero y como el deseo le desesperaba. Echó la cabeza hacia atrás; dando pequeños jadeos que resonaban como música de fondo en la habitación. Yo, por mi parte, le mordía el cuello y respiraba agitadamente, sintiendo que en cualquier momento terminaría corriéndome de solamente verlo así por mí.

Saqué mis dedos. Lo giré para llevar mis manos a su trasero y levantarlo, mientras él enredaba sus piernas en mi cadera. Finalmente, toda aquella preparación, culminó en una embestida gloriosa. Sus uñas rasguñaban mi espalda y mis manos lo tomaban de tal manera que mis embistes fueran fulminantes y enérgicos, su espalda chocó con la pared helada y yo seguía gozando de un maravilloso estado sexual que no sentía con nadie mas que con Brendon; su pene chocando en mi vientre, y el sentir que yo era el causante de esos gemidos, me excitaban aún mas. Su miembro chorreó en un glorioso orgasmo que nos salpicó a ambos. Los besos no se hicieron esperar dejando nuestros labios hinchados y rojos.

–Oh, Ryan. Oh –exclamó en voz baja.

Su cuerpo estaba bajo una capa de sudor. Me aferré mas a sus caderas y de una sola penetración llegué al clímax mientras mordía su hombro para poder sofocar los gritos de suplica ante tal experiencia, disfrutando que lo tenía, que era de nuevo mío. Aquello se sentía como tocar el cielo, como morir y renacer. Brendon era mejor que cualquier droga en el mundo, era mi droga. Lo llevé hasta la cama y con una de las toallas de baño traté de limpiarlo lo más que pude, viendo cómo se vestía, al igual que yo, y  finalmente arropándolo.

–Quédate conmigo –su suplicante tono me conmovió el corazón, pero no podía, se preguntarían donde estamos y por qué aquella habitación olía a sexo, así como la razón de que estuviéramos ambos en la cama –. Esta navidad, no quiero regalos bajo mi árbol –comenzó a cantar –. Solamente quiero que el amor de mi vida toque la puerta.

Things Have Changed ; ryden [parte 1/2]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin