Muchos besos y testosterona

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La castaña se acercó y besó a su marido en los labios antes de dirigirse a mí y decir de un manera un tanto hipócrita y altanera; porque vamos, no es como que ella no supiera lo que claramente había pasado en su, ahora, marido.

-Hola. Soy Sarah Urie, esposa de Brendon -extendió la mano con su anillo de compromiso y matrimonio. Claramente sabía quién era y todas sus acciones eran tan enfocadas en mostrarme que lo poseía, que ella había ganado. Según ella.

-Ryan Ross, compositor de -«El disco que te da de comer, perra» -... A Fever y Pretty Odd.

-Brendon, ¿crees que podríamos hablar un momento? -preguntó y tomó a su marido de la muñeca -. ¿Cómo te atreves a traerlo sabiendo que no lo soporto? -la escuché decir -. ¿Te lo estas follando de nuevo? -su voz se quebró a la mitad de la frase.

-¡No, Sarah! ¿Qué diablos dices? Estrictamente por negocios -dijo a la señora.

-¿En qué clase de negocios se específica que lo debes de llevar a cualquier lado como tu perrito? Si no te importa más que para negocios, entonces bésame, frente a él. Si tan sólo son negocios, no te importará que nos vea, como con cualquier otro socio que has tenido. Hazlo como el día en que me propusiste matrimonio.

Brendon tragó saliva y me miró con expresión triste antes de acercarse a su esposa y besarla dándome la espalda. Ella por su parte siguió devorando sus labios tan ferozmente y al abrir los ojos me dedicó una mirada de victoria.

Sentía mis ojos llenarse de lagrimas y un golpe tan bajo que me dolía el corazón completamente. No pensaba llorar frente a ella o él, aún tenía un poco de dignidad y tampoco iba a permitir que creyera que logró su cometido. Así que salí prácticamente corriendo; empujando a la gente que se cruzaba por mi camino. Apenas crucé la puerta, me dirigí a un lugar en donde nadie pudiese verme, me dejé caer y las lágrimas comenzaron a caer.

Mi corazón estaba de nuevo roto, en mi pedazos; del mismo modo que el día que decidí irme de la banda y Brendon no fue por mí, cuando vi las fotos de aquella boda y nunca llegó mi invitación. Cada vez los Urie encontraban nuevas maneras de que me hundiera más en mi miseria. Tanto había tardado en que éste sanara y ¿para qué? Para permitirles de nuevo dañarme: a Brendon, a la maldita Sarah.

Tenía el corazón lleno de fuera, las entrañas se me retorcían y mis pensaientos estabna nublados por esta emoción. Me levanté del suelo y sin mirar atrás me dirigí de nuevo al estudio. Dirigiéndome directamente y legando a chocar con algunos de los que ahí transitaban. 

Al llegar al estudio tomé la guitarra de Brendon entre mis manos y la miré detenidamente, incluso en eso destacaba por completo y gritando con tanta ira, la despedacé. Tomé la mía, que estaba intacta, y robé las llaves de su auto.

Bajé y me lo llevé, sin siquiera pensarlo dos veces, mientras las lágrimas saladas seguían bajando sin ninguna intención de detenerse. Lo odiaba, por hacerme creer en él, por ser tan malditamente inodiable que el día de mañana lo perdonaría por todo. ¿Por qué tenía que ser tan estúpido e ingenuo? Después de todo lo que me ha hecho pesar y sollozar. Aún y con todo lo que me había dicho Z Berg y Dan; pensé que podía controlarlo, pero siempre encuentra nuevas formas de dañarme. Esto ni siquiera lo había contemplado en mis pesadillas; esto había resultado aún pero y lo odiaba, me destrozaba y me ardía el pecho.


Apenas podía respirar entre los sollozos para dejar de llorar, di otro trago a mi cerveza y seguí cantando aquella canción recostado en el baño. Acaso ¿podría dejar de ser el Ryan Ross del que todos podían aprovecharse y ser ese hijo de puta en el que muchos creían que me había convertido? Ahora no tenía las agallas de llamar a Z Berg para que me consolase, ella me había advertido que me alejara y yo simplemente creía que podía controlarlo y que nada iba a salir mal. Grave error.

Decidí mover todo mi cuerpo en agonía a  la habitación y dejarme caer en la cama con la cara contra la almohada. No sabía a quién odiar más en este momento; si a mí por haber confiado de nuevo en él o a Brendon por haberme vuelto a buscar ¿y todo para qué? Para obtener un premio, vender discos, hacer giras, obtener más fama; pero ¿realmente él quería eso? ¿O era yo quien lo extrañaba y anhelaba tener enteramente? Sentí un cuerpo a mi lado y giré para encontrarme con el rubio; cuestionó si me encontraba bien y simplemente respondí con un mjm para que no notara lo quebradiza de mi voz. En realidad, estuve ocultándome de él durante todo el desayuno, pero como dicen: puedes correr, pero no esconderte. Me abrazó, claramente sbiendo que algo no andaba bien, y los sollozos se hicieron aún más fuerte hasta que rompí de nuevo en llanto.

-Te lo advertimos -dijo con todo triste; le dolía haber tenido la razón, no podía con la idea de que alguien dañara a su amigo de nuevo y lo entendía, vaya que lo entendía.

-No puede ser, Dan. No de nuevo -seguí sollozando.

-Él es así. Tienes que entender que dejaste ser parte de su vida hace mucho tiempo; él consiguió nuevos amigos y tú también. Tienes que dejar de creer que es el mismo sujeto que conociste cuando tenías dieciséis; los dos han cambiado. Sabes que cuentas conmigo, ahora yo soy tu amigo. Tal vez no sea Brendon, pero soy Dan y tengo mis cosas por ofrecer; las cuales, te puedo asegurar que son más de las que él te puede ofrecer -mientras lo escuchaba, giré para mirarle mejor, él me tomó de la barbilla y me sonrió.

Sus ojos claros brillaban con cierto cariño, como cuando ves a un pequeño cachorro abandonado. Sus facciones eran tan distintas a las del pelinegro; Dan tenía la piel blanca, pero a la vez rojiza, los labios finos y la mandíbula afilada. No dudaba ni un momento de la heterosexualidad de Dan, pero yo si dudaba de la mía. Sin embargo, sentía que nuestros cuerpos y rostros estaban cada vez más cerca y podía escuchar su respiración agitada y nerviosa, dudoso. Le miré los labios, como pidiendo cierta autorización a que me dejase besarle.

Y, como si hubiera leído mis pensamientos, se acercó hasta que nuestros alientos y labios rosaron. Tragué saliva recordando todas aquellas aventuras juntos, las veces en las cuales contábamos nuestros encuentros sexuales y sobre como conocí a Brendon; jamás lo había visto como algo más que un amigo hasta un día en el cual sólo había agua caliente para una ducha y estuvimos desnudos juntos; pero para el rubio simplemente fue como comer galletas, como cuando las chicas piden opiniones de sus sostenes y bragas. Había descartado toda idea de algo gay entre nosotros, como cuando entiendes que no le gustas a alguien y que sea lo que sea, nunca podrás cambiar ello. Sin embargo ahora lo tenía tan cerca de mí, como si él también hubiera esperado tanto tiempo como yo. Así que entendí que era ahora o nunca.

Entonces, finalmente lo besé; temeroso, de que me rechazara y quedar como el amigo que cree que un abrazo es una demostración romántica. Sin embargo, al ver que continuaba con el beso y que llevaba su mano a mi cabello para jugar con él, continué besándolo tan lentamente disfrutando de cada roce, de cada instante en que los dos estábamos perdidos en el fuego de la excitación controlada, con las emociones a flor de piel y el corazón latiendo rápidamente.

Nos separamos a falta de aire y mis mejillas se sonrojaron. Dan simplemente actuó como si aquello no hubiera sucedido; me sonrió y dejó un beso en mi mejilla antes de decir:

-Me gusta cuando sonríes. Tú naciste para ser feliz, Ryan; no para sufrir. Y menos por imbéciles como Brendon Urie.

Y se fue dejándome completamente solo; pensativo sobre mis emociones. Sentía dentro de mí incertidumbre respecto a lo sucedido, había algo en aquel beso, como si me hubiera aprovechado de Dan y de sus buenas intenciones de hacerme sentir mejor. Pero ¿realmente había sido la circunstancia o sentimientos que llevaba conmigo y que simplemente suprimía? Y aún tenía que hablar con Brendon, disculparme por haber robado su auto y destrozado su guitarra; aunque lo mereciera, le debía una disculpa si pensaba seguir trabajando con él. Aunque en ese momento estaba siendo apoyado por Dan, me tendía la mano y parecía dispuesto a que mejorara. Y ese dilema me rompió la cabeza por unos minutos, hasta que finalmente me levanté de golpe y salí a buscarle.


Diablos, me doy cuenta que escribía capítulos muy breves. Trataré de que los nuevos capítulos sean más extensos. Más tarde publicaré un capitulo más. Saben que si les gustó el capítulo, pueden apoyarme con un like y compartiendo la historia para que llegue a más gente. Se los agradecería mucho. Gracias por leerme y adiós.

Things Have Changed ; ryden [parte 1/2]Where stories live. Discover now