Transición

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Las hojas de los arboles habían caído por completo y una canción de Panic! at the disco había salido y su proclamación, de manera sutil, que todo aquello le pertenecía. Okay. No había realmente algo que pudiera hacer al respecto; confiar en alguien es culpa propia. Además, legalmente no había manera de reclamar aquello que había sido confidencial. Lo que sucede en el estudio, se queda en el estudio.

Jamás había pensado que esto pasaría, que mi ex mejor amigo me haya estafado y abusado de mi confianza. Y que al mismo tiempo, mi canción, fuera de nuevo un éxito. Sin embargo, octubre no sería arruinado por nada más; pues estaba libre, rehaciendo mi vida junto a Helena. Había intentado arreglar las cosas con Dan, pero él no contestaba mis llamadas y casi no estaba en casa. Mas no había ya nada que me quitara el sueño. Ahora, me regocijaba con mi pequeña y peculiar familia. Internacional, por el momento, con Dottie como nuestra bebé perruno.

Suspiré reflexivo y besé el cabello de castaña, quien se removió y despertó.

–Hola, lindo –sonrió.

–Hola ¿quieres desayunar algo? –pregunté y ella asintió.

Me levante de la cama con el cuerpo desnudo y los pies descalzos. Me dirigí hacia la cocina, con la mayor naturalidad posible. Las cortinas persianas abiertas y la luz entrando por las ventanas, me transmitían paz y me sentía, después de tanto tiempo, libre. De malas jugadas, de amores no correspondidos. Las cosas han cambiado para mí... y eso está bien.

–No tienes culo, querido amigo –la voz de Dan me hizo dar un brinco del susto.

–¿Qué haces aquí, hijo de puta? –pregunté asustado, me jodía tanto cuando llegaban tan repentinamente. Y más que nadie tocara la puerta antes de entrar.

–Me echaron de mi casa... Bueno, Rachel me echó de su casa. Llegué en la noche, y para ser sincero, –se acercó a mi oído –, no la tienes tan grande para que gima de esa manera –palmeó mi hombro y subió mientras cantaba.

Se perdió en el pasillo, probablemente rumbo al baño. Yo me dirigí de nuevo a la habitación, por algo que me cubriera la poca dignidad que me quedaba. Las risas de Dan y Helena se mezclaban, lo cual me confundió completamente. Dudoso entré a la habitación y el rubio se encontraba hablando de no sé qué mientras la morena reía, ésta sería una muy larga semana.

Y así fue; entrando en una rutina de tres personas y un perro. Desayunar con las anécdotas vergonzosas de Dan y las risas de Helena, jugar videojuegos en mi cama junto a Dottie, quien le comía el cabello a la castaña cada vez que ésta dejaba de prestarle atención, comer y cenar junto al rubio, y follar... obviamente sin Dan.

La rutina llegaba a ser agobiante, si no fuera por aquel extraño paquete que sólo contenía una tarjeta con un código de escaneo. Esto debía ser una muy mala broma. Sin embargo, no podía quedarme sin saber realmente qué tenía aquello; tal vez era abrir una puerta a que robaran toda la información de mi celular.

Apenas mi celular detectó aquel código, una carpeta apareció en mi celular; contenía una nota y un video. Dudoso abrí la nota y el aire se me fue del cuerpo. Miré a todas direcciones, buscando a quien había dejado eso, sin embargo, no había nadie. Finalmente corrí al baño y me encerré ahí, el único lugar donde podría tener privacidad. Oh, vaya.

RyRo.

Espero y te encuentres bien. Espero que esto no cause en ti malestar. Sólo quería pedir perdón, por haber robado tu canción. Tenías todo el derecho en venir y romperme la cara. Yo, por mi parte, te perdono por las cosas que hiciste. Y quiero que sepas que te daré tu parte por escribir la canción.

También quería decirte que he compuesto otra canción. Pensé en ti y quería que fueras el primero en escucharla. Te extraño, amigo.

Con afecto, Bden.

Things Have Changed ; ryden [parte 1/2]Where stories live. Discover now