Capítulo ocho

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Justin Bieber.

A Taylor le perdí el rastro hace ya una hora. Mencionó que se iba un rato por cosas de las células mamarias o algo por estilo. Pero a su lado se sostenía un hombre no mayor de los 30, de pelo castaño y barba peluda; era muy atractivo con todas sus facciones cinceladas.

Mi querido amigo siempre ha tenido un tipo de hombre. Los requisitos son: altos, complexión media escuálida, barbones, rasgos detallados, cabello oscuro y ojos chocolate. Claro que también se llevaba a casa a uno que otro guapo rubio natural con ojo azul. Quizá lo más importante de su lista sea que tienen que ser pasivos. Taylor nunca ha permitido que nadie se la meta, él lo mete. Supongo que es cosa de su ego. Pero tampoco ha sido discreto para mostrar ante mi familia y unos que otros amigos distantes, que yo soy el que lleva la batuta de nuestra relación.

No puedo meterme en su cabeza, pero supongo que lo hace para enfierecer más a su viejo. Él no podría aguantar que su hijo fuera una completa mariquita en su relación, de ahí viene el interese de Taylor para mostrarme como el activo "mete penes". Es una mierda porque yo nunca lo he hecho. Soy virgen pero no tonto. Es decir, he hecho varias cosas pecaminosas, pero mi pene nunca ha estado dentro de nadie. Eso me califica como virgen ¿cierto?

No estoy guardando mi virginidad para un ser especial y ninguna de esas mierdas románticas, simplemente no le encontraba la gracia en hacerlo si podía recibir placer sin que mi pene se metiera en ningún sitio hediondo. Esa es mi lógica. Ser virgen es mi secreto mayor cuidado.

Mientras espero que mi amado prometido regrese de la acción de la noche, estoy esperando sentado en uno de los tamboretes del bar. ¿Raro, no? ¿Qué prometido puede decir que su novio ahora está cogiendo con alguien en el baño mientras lo espera con una estúpida sonrisa en el rostro? Cierto, un prometido falso haría eso.

Esto es un bar gay, por lo tanto todos los de la comunidad no han desperdiciado su oportunidad para llamar mi atención con miradas lascivas. Otros sólo me dan una leve inclinación de cabeza y me sonríen, seguros de que en poco tiempo no me podré resistir e iré a buscar mi ligue masculino de la noche, y seguros como el cielo (no infierno, esa palabra está prohibida) que los elegiré a ellos para que sean mi compañía.

También es gracioso, porque... ¡oh, muchachos, deténganse ahí! No soy buena compañía y no me interesa nada de sexo o mamadas. Dejé de practicar eso cuando tenía la loca edad de los diecisiete.

Recuerdo esa gran edad. Tenía montones de hombres que se arrodillaban ante mí. Bellos recuerdos hasta el momento.

Grandes tiempos, pienso con melancolía y trago otro poco de mi bebida con alcohol.

El barman que me atiende no para de observarme con compasión de vez en cuando. Admito que me veo patético esperando alguien que sé que no regresara. Taylor tiene más posibilidades de llegar al hotel antes que yo. Ni siquiera puedo recordar el nombre del hotel, y eso es raro. Demasiado raro pero divertido. No sé definir con exactitud del por qué rio, pero todo es divertido desde hace 8 copas de whisky atrás.

La luces empiezan a parpadear, el suelo está ladeándose cada vez que fijo mi vista en él, todas las personas tienen un gemelo siamés que hacia exactamente lo mismo. La música no es muy elevada, apenas un poco para también poder escuchar las conversaciones de nuestros acompañantes, pero la escucho distorsionada. Por si hay dudas, me estoy riendo a carcajadas por ello.

El lugar es reservado y no hay muchas personas, pero no es por falta de clientes, sino porque es demasiado exclusivo como para dejar entrar a cualquiera. Aunque somos pocos, hay un gran ambiente. Estoy seguro que si n estuviera en mi pacto de casto por siempre, no dudaría de cogerme a uno de estos desconocidos malditamente buenos.

Walking on the mark » Justin Bieber (#2 TPLIM)Where stories live. Discover now