Capítulo seis: Inseguridades.

319 22 15
                                    

Capítulo 06: Inseguridades.

Lo primero que encontraron mis ojos al despertarme, fue un pecho desnudo que subía y bajaba a ritmo constante y relajado. Me quedé unos minutos estática, solo contemplando la solides de Max, dejando que sus brazos me envolvieran firmes a su lado. Las sabanas estaban fuera de cama, todas esparcidas en el suelo de la habitación, pero no tenía frío a pesar de que sólo vestía una camisa con los botones desabrochados. Los pies de Max se sentían como cubitos de hielo —como de costumbre— enredados con los míos.

Calculaba que era una hora muy temprana, al menos a través de la persiana la calle se veía despejada; además Max parecía poseer un reloj interior, pues éste siempre se levantaba a las 6 de mañana sin necesidad de activar una alarma. Siempre he sólido ser una persona con unos cuantos defectos simples; uno de ellos es que me cuesta levantarme temprano. Ahora me parecía extraño estar despierta antes de Max.

Con absoluto cuidado quité los brazos que con tanta fuerza se aferraban a mi cintura. Poco a poco me fui deslizando fuera de la cama hasta que estuve parada en una posición vertical. Max se removió y me buscó entre las sabanas, eso fue algo que me parecía absolutamente adorable. Él hasta en el sueño me busca. Abotoné mi camisa y me quité los mechones de cabello que se interponían en mi vista.

— ¿Qué haces, nena? —La profunda voz adormilada de Max me sobresalto cuando me puse totalmente de pie después de buscar mi calzado.

Me toqué el corazón que había sufrido casi un infarto. —¡Me asustaste, tonto! —Respire otra vez—. Nada. Sólo tomaré una ducha.

—Lo siento, ¿el bebé está bien por ahí? — Asentí. A Bulto no le sucedió nada—. ¿Tan temprano? —Ambos miramos el reloj en la mesita de noche que señalaban que eran apenas las cinco de la mañana con escasos minutos—. Venga, duerme otro rato conmigo. Sé lo mucho que detestas levantarte temprano. —Palmeó el colchón.

Negué con la cabeza. —No, yo... —inhalé—, yo me siento sucia.

Frunció el ceño. — ¿Sucia? Amor, nos duchamos antes de acostarnos y después de eso mantuve mis manos alejadas de ti hasta que te abrace para dormir, no puedes estar sucia.

—Bueno, necesito tomar una ducha. —Solté con irritación. Me dirigí al último cajón del mueble para buscar una toalla. Me incliné y tomé una de color salmón que era especialmente para mí. Max la había colocado algunas cosas personales mías, de esta manera cuando me quedará en su casa todo estaría preparado.

Las manos de Max se hallaban en mis caderas cuando me restauré. Me dio un beso de mariposa en la parte posterior del cuello. Moví mis hombros para alejarlo. Quizá estaba gruñona por levantarme tan temprano, pero no soportaba sus carisias.

—Me voy a duchar.

Él me detuvo de mi muñeca antes de poder dar otro paso. —Acompáñame a la cama, nena. Necesito tus buenos días. —Me pidió besando el dorso de mi mano.

Para dejar los detalles dentro, mis buenos días consistían en tener sexo antes de comenzar el día laborioso de trabajo. Y para dudas innecesarias, no quería dar los buenos días.

— ¿Qué te parce si te digo que no? —acompañé mi pregunta con una sonrisa de autosuficiencia que a él lo dejó con mala cara., justo como si hubiera tomado leche en mal estado. Esa fue mi manera de calmar los ánimos, pero creo que no resulto.

— No me hagas suplicar, nena.

Este es mi futuro esposo tratando de seducirme para tener un poco de acción matutina. De verdad que es patético y debería dejar de hacerlo cuando mi respuesta fue una negación clara y sin preámbulos.

Walking on the mark » Justin Bieber (#2 TPLIM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora