[36] ¡Fuera!

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Lamento que sea tan corto y que haya tardado tanto en publicar. Espero poder subir mañana otro, para compensaros por la espera. T_T 


AMALIA.

Aquel lugar pareció ensombrecerse, difuminarse hasta casi desaparecer, cuando su putrefacta presencia desapareció por unos instantes. Caí al suelo mientras un agudo dolor recorría mi espalda y me casi me hacía perder la conciencia. Sin embargo, lo único que me ancló a aquella extraña realidad fue el inesperado roce cálido que se posó en mi hombro. Después de casi una eternidad hundida en aquella frialdad, el calor casi me dolió... Hasta que alcé la mirada y me encontré con la última persona que pensé que podría estar aquí.

Me mordí el labio con estupefacción, amando y odiando el sentimiento de alivio que sentí cuando el rostro aniñado de Tobías apareció delante de mí. La preocupación brillaba en su mirada rojiza, y me sentí culpable al instante. ¿Cómo podía dejar que un niño se preocupara por mí? ¿Por qué había dejado que alguien tan joven se expusiera tanto a un mal tan grande?

  – ¿Estás bien? –me preguntó Tobías con un tono preocupado. Me ayudó a levantarme y me cogió ambas manos con las suyas, transmitiéndome su calor. Mi corazón se encogió–. Pensé que no llegaría a tiempo... ¡Me has puesto muchas dificultades para entrar aquí! 

En ese instante, supe lo que estaba intentando hacer. Casi podía ver mi propio reflejo demacrado, las lágrimas y el terror grabado en mi rostro. No obstante, ¿con qué derecho me podía permitir que un niño se pusiera en peligro por mí?

  – Sal de aquí –le supliqué intentando ser fuerte, con las lágrimas ahogándome. Jamás me permitiría que algo le ocurriera, aunque él mismo hubiese estado de acuerdo con esto ¡Él no tenía ni idea con quién se enfrentaba!–. No sé cómo has conseguido entrar, pero vete. ¡Lárgate antes de que vuelva! 

 Tobías palideció con mi grito, sorprendido de que me hubiese atrevido a gritarle. Me mordí el labio cuando su rostro se tiñó de confusión, cambiando rápidamente a una expresión que gritaba que había tomado una decisión. 

  –No voy a irme. Te ayudaré –su voz sonaba terca y decidida, a pesar de que temblaba por el miedo que estaba segura que estaba sintiendo. Maldije profundamente su terquedad y mis ganas de llorar aumentaron cuando la esperanza rebosó en su voz– ¡Podemos con él! 

Empecé a llorar en silencio, mirando el rostro esperanzado de Tobías y recordando todas aquellas veces en las que yo había sentido lo mismo. Sin embargo ahora, en el momento de la verdad, cuando había estado delante de mi padre y había comprobado su poder, toda esperanza se desvanecía. Lo único que me quedaba era el dolor sordo por no haber podido disfrutar más de mi Unión, por no haber podido estar más tiempo con Jake. En ese momento, me odié profundamente por haberle rechazado durante tantos meses... ¿Cómo había podido desperdiciar esos preciosos días en los que podría haber estado con él? 

Cerré los ojos con fuerza cuando el frío volvió y me sacó de mis pensamientos. Mi estómago se apretó cuando un nuevo grito inhumano rompió el silencio; el agarre de Tobías sobre mis manos se hizo más fuerte.

Enric volvió a aparecer ante nosotros, con aquellos fríos ojos que brillaban con maldad y una mueca molesta en su difuso rostro. Escuché como Tobías tragaba saliva con fuerza; casi deseé poder expulsarle de aquí, ponerle a salvo.

  –¿Cómo te has atrevido, niño? –la voz de Enric sonaba mortalmente fría y furiosa. La estupefacción todavía era notable bajo aquel tono superior que adoptaba con facilidad. Al parecer, no podía creer que un niño le hubiese tomado con las defensas bajas; yo desde luego no podía creerlo.

Sin embargo, notaba los riesgos que eso había acarreado en él. A pesar de que intentaba aparentar una madurez que no le pertenecía, Tobías tenía la frente perlada de sudor y el corazón le latía desbocado. Y todo eso por conseguir sacar a Enric de mi mente unos minutos. El miedo volvió a corroerme.

  – Déjalo en paz –espeté, agarrando con fuerza una de sus manos e intentando ponerme por delante de él–. Él no tiene nada que ver en esto. ¡Deja que se vaya!

  –¡No! –se quejó Tobías, mirándome con los ojos muy abiertos– ¡Si me voy te matará! ¡Tenemos que vencerle!

Las carcajadas desprovistas de diversión de Enric no tardaron en hacerse oír. El miedo atenazaba mi garganta y la desesperada esperanza de Tobías me hacía querer llorar. ¿Cómo podía pensar que podíamos hacer algo contra alguien como Enric? 

–Sé que podemos hacerlo –susurró Tobías únicamente para mí, lleno de miedo. Sus ojos rojos se llenaron de lágrimas–. Si no hacemos algo, él le hará daño a la gente que queremos. A Jake, a mi mamá, a todos... –se restregó los ojos con antebrazo, apartándose las lágrimas, y me miró fijamente con esperanza.

De pronto, la mirada oscura y penetrante de Jake apareció en mi mente. Su rostro, descompuesto por el dolor y la frustración por no poder ayudarme, hacía que mi corazón se apretara. No quería perderle, no podía hacerlo. Le amaba, profunda e irrevocablemente. 

Cerré los ojos con fuerza y miré a mi padre, que nos miraba con burla. Sabiendo que no había otra opción, tomé la única decisión que me quedaba: la que debía haber tomado desde hace mucho tiempo... Enfrentarme a mis fantasmas, como Alessandra me advirtió que haría. 

  –Si no lo conseguimos, moriremos ambos, ¿verdad? –pregunté a media voz.

Tobías no respondió, pero no era necesario. Era una pregunta que no necesitaba respuesta, pues ya era bastante clara. 

  – No estaréis pensando en enfrentarme a mí, ¿verdad? –se jactó Enric, con una sonrisa malévola en el rostro.

Apreté los dientes con fuerza y miré a Tobías, empapándome de su decisión y afianzando la mía. Cuando volví a fijar mi mirada en él, no pensé en nada más.

–Lucharé contra ti, padre... y conseguiré acabar contigo de una vez por todas.

Concentrándome todo lo que pude en derribar aquellas enormes y gruesas barreras, ataqué mentalmente con todo lo que tenía.


UN SUEÑO IRREAL. || LB#2 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora