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Bucky y Analisa habían vuelto de una elegante fiesta. Habían pasado un buen rato en el lugar, pero ya estaban devuelta en su departamento y estaban listos para estar solos.
—Gracias—, murmuró la chica cuando el hombre comenzó a bajar el cierre de su vestido.
Él rió —. Es un placer.
Fue entonces cuando la chica recordó la cicatriz en su espalda, justo cuando Bucky bajó el cierre por completo. La chica intentó girarse lo más rápido que pudo, pero él posó la mano sobre su cicatriz antes de poder hacerlo.
—Esto—, balbuceó Bucky, su voz monótona.
Por favor, no lo recuerdes.
—Oh por Dios, yo hice esto.
Bucky cayó en el sofá que había detrás de él y tapó su rostro con sus manos. Él comenzó a sacudir la cabeza de un lado a otro.
-Lo recuerdo. Yo tenía este sentimiento que te había visto antes cuando te presentaste, pero nunca creí que haya sido por...-, él suspiró, con lágrimas en sus ojos.
-Lo siento. No quería que vieras la cicatriz, sabía que lo más probable era que lo recordaras... Lo siento-, te arrodillaste frente a él y tomaste sus manos entre las tuyas.
-¿Tú lo sientes? ¡Yo soy el que te apuñalo! ¿Cómo puedo caerte bien? ¿Cómo puedes si quiera interesarte por mi?-, dijo él mirando al suelo, con miedo de mirarte a los ojos.
-Bucky, mírame-, lo tomaste de su mentón y lo obligaste a mirarte -. Ese fue otro hombre, no eras tú. Conozco a ambos y puedo decir que son muy diferentes. Esto no fue la culpa de James Buchanan Barnes, ¿Me escuchas? A la persona que le estoy hablando ahora mismo, es a la persona que más amo en el mundo.
-No puedes amarme-, murmuró con la voz rota.
-Si que puedo, y no voy a cambiar de parecer por algo que tú no hiciste-, le sonreíste y te sentaste a su lado, abrazándolo.
-Yo también te amo.
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