Epílogo (Parte 1)

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*Dos meses después*

P.O.V. Sonya:

-¿Qué has soñado hoy?-Pregunto.

-Nada especial, la verdad ni me acuerdo.

-¿E n algún momento salió Will atacándote en tu sueño?

-No. Si hubiera sido así, mi sueño se convertiría en pesadilla.

Levantó la cabeza para mirarme con sus gafas de montura gris y sus ojos marrones me escrutaron buscando alguna señal de mentira en mi expresión.

-Muy bien.-Dijo finalmente.-Hemos acabado. Ya puedes irte.

Me levante de la butaca negra y me puse mi chaqueta de cuero, encaje mi mano con la de ella y le ofrecí mi mejor sonrisa.

-Gracias.-Dije.-Hasta el jueves.

-Hasta el jueves.-Dijo Silvia.-Y recuerda, pensamiento positivo.

-Pensamiento positivo.-repetí.

Tome el pomo de la puerta y con una última sonrisa salí de la pequeña sala del hospital, recorrí todos los pasillos hasta llegar a la planta baja dónde Irene me sonrió detrás del mostrador.

-Adiós Sonya.-Me dijo.

-Adiós.

Me dirigí a la puerta de salida y la empuje hacia afuera sintiendo el sol en los ojos al instante. Salí del hospital dispuesta a gritar al mundo (o al menos a todo el Elyseum) que era una mujer libre, que nunca más seria prisionera de mis pensamientos que me llevaron a intentar suicidarme. Ya no más.

Durante los últimos dos meses, había asistido dos veces a la semana a pequeñas reuniones con Silvia, una inmune que trabajaba en el hospital y que tenía algunos estudios de psicología. Después de que metieran a Will en la cárcel, Harriet insistió en que fuera, ella estaba muy preocupada por mí, tenía miedo que yo intentara hacer alguna locura mas y yo no paraba de tener pesadillas sobre Will apunto de violarme.

Al principio quise negarme pero Harriet puede ser muy testaruda cuando quiere y no dejo de atormentarme durante tres días hasta que consiguió convencerme.

Silvia era una mujer muy simpática que enseguida me cayó bien, era autoritaria e inteligente y en una sola visita consiguió que me abriera a ella y escupiera todos mis miedos sin pudor a que me juzgara.

Ella me ayudo a cambiar mis pensamientos, y poco a poco mis pesadillas fueron quedando atrás, ya casi no las tenía.

Pero yo sabía que a pesar de mis progresos aun quedaba mucho camino por recorrer, pendía de un hilo finísimo y necesitaba el soporte de Silvia para mantenerme en equilibrio y no caer. Por eso seguía visitándola cada semana.

Las cosas habían cambiado a lo largo de los días, y me encantaba ese cambio.

Harriet trabajaba menos y pasaba más tiempo conmigo, y nadie le juzgaba por pasar menos horas en el ayuntamiento, se lo merecía.

Brenda se había hecho una amiga incondicional en mí día a día, siempre que podíamos, pasábamos horas y horas hablando sobre trivialidades que normalmente llevaban a hablar sobre su relación con Thomas. La veía feliz y enamorada y eso, me causaba un poco de envidia. A veces me preguntaba si yo también en algún momento encontraría a una persona que me quisiera de la forma en que Thomas quería a Brenda y viceversa.

Ese pensamiento siempre me acababa por llevar a Minho, y no entendía por qué. Prefería no darle vueltas al asunto.

Minho también era un nuevo gran apoyo en mí. Por impresionante que pareciera, el asco mutuo que nos teníamos había quedado atrás, y él se mostraba más cariñoso y comprensivo conmigo. Pero eso no significaba que no siguiera empleando su sarcasmo conmigo ni tomándome el pelo siempre que podía, ese era su pasatiempo favorito.

Heaven Is A Place On Earth || El corredor del laberinto ||Where stories live. Discover now