Capítulo 15

10.2K 612 269
                                    

Luego de semejante experiencia, me doy una ducha mientras una mezcla de emociones me acompañan. Dylan se marchó hace un rato hacia la reunión en la cual los demás nos esperan y yo regresé a mi habitación, si había quedado alguna evidencia de lo que sucedió, entonces ya no está.

Salgo del baño y me visto con un vestido sencillo, me perfumo y en cuanto estoy lista apago la luz de la habitación, salgo y subo al elevador rumbo a la habitación de Ki-Hong.

Toco un par de veces, antes de que la puerta se abra con un Ki sonriente que me invita a pasar.

¡Al fin llegas! Estábamos a punto de ver unas películas.

Sonrío amablemente, colocando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja mientras me adentro en el lugar.

—Lo siento, necesitaba una ducha —contesto antes de voltear y ver a Thomas y Kaya en un mueble, los cuales me saludan con la mano, y a Dylan en el suelo.

Los saludo de vuelta. Dylan me regala una pequeña sonrisa de labios juntos que no tardo en devolver, avanzo con Ki-Hong caminando a mis espaldas y Dylan da unos pequeños golpecitos en la alfombra, invitándome a sentarme junto a él.

Lo dudo por un momento, pero me siento a su lado y la sonrisa tan cálida y cercana que me da, borra cualquier incomodidad en mi interior.

—¡Pon ya la película! —exige Kaya, riendo.

Ki levanta las manos en el aire, toma el control remoto y se sienta nuevamente en el mueble.

—Cálmate, la noche es joven —él le responde, pero Kaya le da un leve golpe en el hombro.

—Y... ¿Qué vamos a ver? —pregunto, ya deben haber elegido lo qué verían antes de que yo llegara.

—La quinta ola —contesta Dylan, yo asiento.

—Está bien, ya cállense, va a comenzar —Ki espeta, presionando el botón y reproduciéndola.

(...)

Luego de al menos una hora de película, mi estómago ruge pidiendo algo para comer.

—Oye, Ki. ¿Tienes algo para comer? —susurro, él me da una mirada rápida y asiente.

—Sí. Compré algunas cosas, están en la cocina pequeña por allá atrás.

Asiento, me levanto y camino agachada antes de levantarme por completo en la oscuridad.

—¿Quieren algo?

Ellos niegan con la cabeza, entonces me dispongo a caminar.

—Yo también iré por algo para comer. Ya vuelvo —Escucho la voz de Dylan a un par de centímetros de distancia, antes de que se levante y me siga el paso.

Intento mantenerme serena e ignorar el hecho de que él haya decidido venir conmigo. Reviso las bolsas sobre la pequeña mesa y tomo unos chocolates, pero siento los dedos de Dylan rozando mis brazos, erizándome y sobresaltándome por completo. Su cálida respiración está sobre mi cuello, está detrás de mí, demasiado cerca, y eso hace que mi corazón lata a toda velocidad.

—¿Q-quieres algo? —balbuceo, haciéndolo soltar una risa ronca sobre mi oreja.

Él no responde. Sin embargo, toma mi brazo y con suavidad me voltea, haciéndome encararlo. Él sonríe con los labios juntos, sus ojos color miel se posan sobre los míos mientras siento cómo mis piernas no dejan de temblar. Él está tan cerca ahora, que aunque quisiera alejarme no tendría hacia dónde moverme, porque mi espalda está contra el borde de la mesa.

Segundos después, él coloca su mano sobre la parte baja de mi espalda antes de desviar su mirada hacia mis labios aún sin decir una palabra. Levanta su mano derecha y acaricia con su pulgar mi mejilla mientras su frente está a punto de reposar junto a la mía.

—Eres tan hermosa —él susurra a centímetros de mis labios. Intento reaccionar, pero mi cuerpo no responde, porque mi mente y corazón están hundidos profundamente en las mariposas que siento en el estómago.

—Dy-Dylan, ¿Qué haces? estamos en público —tartamudeo en un susurro, él sonríe.

—¿Estoy molestándote? —él pregunta en tono irónico, haciendo que mis respuestas tarden en aparecer nuevamente.

—No... Bueno, sí. No lo sé —contesto en voz baja, Dylan enarca una ceja y ríe de manera casi inaudible.

—No seas tonta, Kat. Eres tan bonita cuando te sientes apenada.

Desvío la mirada ante su comentario, colocándome las manos sobre las mejillas y haciéndolo reír. Tal parece que hoy yo soy la payasa de su circo.

Finalmente, Dylan me toma por el mentón y me obliga a mirarlo de nuevo a los ojos. Su sonrisa sigue impecable sobre su rostro, pero desaparece en cuanto comienza a acercarse. Su nariz roza con la mía, hasta que finalmente son sus labios los que rozan los míos con suavidad. Me besa de una manera tan delicada que me derrite, y no puedo evitar corresponderle. Esto no está bien, y lo sé desde que me di cuenta de que no puedo resistirme a él, ni a lo adictivo que puede convertirse el sabor a paraíso venenoso que poseen sus labios. Sus labios se mueven con suavidad sobre los míos, una, y otra, y otra vez, hasta que algo finalmente nos separa.

—¡Hey! ¡Se están demorando mucho allá! —grita Ki-Hong desde el sofá, afortunadamente sin mirarnos.

Me separo rápidamente de Dylan, tocándome los labios con los dedos y mirándolo brevemente antes de darme la vuelta y caminar hasta ellos de nuevo, pero me detiene tomándome por el brazo.

—Gracias por los chocolates, Kat —él dice sonriendo antes de arrebatarme la bolsa de las manos, abrirla y meterse un par de bombones en la boca.

Ruedo los ojos y suspiro antes de caminar tras de él. Me siento en el suelo, rogando que no sea muy evidente el temblor de mis piernas.

—¿Qué tanto hacían allá? —pregunta Thomas.

—No es nada, es sólo que Kat no podía abrir la bolsa, pero ya está —contesta Dylan en tono convincente, mirándome y sonriendo como cómplice.

Le sonrío de vuelta, antes de voltear a ver la película que en cuestión de minutos, termina.

—La verdad es mejor de lo que creí. Es una buena película —expresa Kaya, estirándose sobre el asiento.

—¿Y ahora qué quieren ver? —pregunta Ki, haciendo que todos nos miremos.

—¡Ya sé! Veamos Game Of Thrones, el capítulo en el que unas calaveras ensatanadas apuñalan a Thomas —dice Dylan, sonriente antes de que Thomas enarque una ceja.

—Qué lindo, estoy increíblemente inspirado a verme morir de nuevo.

Todos reímos.

—Oh vamos, Tommy. Sabes que es ridículo, ¿Cómo es que te dejas matar por unas calaveras? podrías haberlas pateado en la cara y ya está —contesta Dylan nuevamente.

Thomas rueda los ojos.

—¿Cómo diablos las podía patear si ya me habían apuñalado?

—Nada, Thomas. Te tomaron por sorpresa y te la clavaron.

Todos reímos ante el comentario de Dylan, pero Thomas decide ser original y lo golpea en la cabeza.

—Bueno, vamos a ver doctor House —propone Ki, todos asentimos.

—¿Pueden creer que sólo faltan dos días más y debemos volver? —dice Kaya, acariciándose el cabello.

—Nos veremos de nuevo en el estreno de la película —contesta Thomas, con una pequeña sonrisa.

—Probablemente esa tampoco sea la última vez, pero sea como sea, no olvidaré lo divertido que fue todo —ella añade, y todos sonreímos.

Ki reproduce la serie, y todos volteamos a mirar la pantalla. Dylan voltea hacia mí, y de manera disimulada, me toma de la mano en la oscuridad, brindándome la calidez más satisfactoria que he podido sentir.

Él sonríe, y yo le sonrío de vuelta.

Sin duda alguna, yo tampoco olvidaré todo esto.


Remains Of Your Love |Dylan O'Brien| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora