10.- Justino

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Miércoles, 2 de agosto de 1453. Sinop.

Contemplé a un kilómetro la que fue una de las ciudades pesqueras más importantes de Bizancio: Sinop. Sinope era una chica de la cual se enamoró el dios Apolo (Zeus según otras versiones). Él la raptó y la trasladó de la región de Beocia (Grecia) hasta aquí, Paflagonia; donde se fundó una ciudad con su nombre.

Pertenecía ahora a los otomanos, pero el vil Macario la había saqueado días atrás cuando huyó del combate. Había incendiado media metrópolis.Según mi espía ''en nombre de dios''. Cavamos una zapa* a las afueras de la urbe, por las que atravesamos las murallas bajo tierra y ascendimos en el ágora.

Todo era un caos. Habían destruido todo lo referente al islam y a los antiguos dioses y asesinaron a una considerable cifra de habitantes. Mandé a un hombre a que revisara clandestinamente el campamento de Macario ,que se encontraba cerca ,para obtener información. Cuando volvió dijo muy impresionado: ''¡Theodoro, un hombre encapuchado se está batiendo en duelo con Macario!"

Sabía que esta era nuestra oportunidad.Se encontraban en la parte plebeya de la ciudad, en una gran plaza y aquellos edificios eran diminutos. Mandé a mis hombres colocarse en los tejados de las moradas alrededor de la explanada, yo en cambio me adelanté sólo al corrillo que había formado el duelo entre el encapuchado y Macario: ''¡Muérete ya, gordo negado!, -gritaba airado Macario. El encapuchado luchaba con arrogancia : ''Ven a por mi, guap... digo sarnoso'', -dijo la conocida voz. Macario perdió su espada pero le quitó a un soldado suyo dos sables: ''¡Prepárate para morir, rata inmunda!'', dijo Macario con una sonrisa. Los infames soldados agarraron al misterioso hombre y Macario le asestó un golpe que él esquivó, aunque le quitó la capucha. Se trataba de Justino. Le noté muy defavorecido, podría ser posiblemente debido a su exilio: ''¡Bizantinos, ahora!, -les grité a mis soldados que a continuación se abalanzaron sobre los hombres de Macario.

Apenas perdimos soldados. Los enemigos estaban desconcertados pues no sabían lo que pasaba. Muchos murieron y los restantes me juraron lealtad o fueron hechos prisioneros. Macario fue ejecutado: ''¡Pero si es mi amigo Theo!'', -exclamó Justino. ''Por tu culpa no he podido patearle el trasero al gañán ese. En fin, conozco tu gesta, por tanto me uno a Alejo y a ti en la conquista de Constantinopla. Le di una palmadita en su fornido hombro y le dije: ''Me alegro mucho de verte amigo mío.Por cierto , ¿dónde están Isaac y Ioannes, los otros dos líderes militares de Bizancio?''. Él se quedó pensativo durante unos segundos y respondió: ''Isaac, el gran soldado, ha levantado un fuerte con escasos hombres en las afueras de Constantinopla, quiere ascender al trono porque dice ser el legítimo heredero.Podría ser un buen aliado, pero momentáneo. Mientras que el siniestro Ioannes se ha arrodillado ante el Patriarca Genadio y lo ha nombrado general santo.Creo que se apresura hacia nosotros.''

Isaac era un joven parecido a Alejo: ambos eran revolucionarios y buenos guerreros y querían mi ascención al poder. Ioannes siempre se mantuvo muy distante, y cada vez que me miraba lo hacía de una manera fría y tétrica, pues siempre me odió.

''Theo, tu princesa está en el palacio encerrada'', -me contó Alejo. Subí a mi caballo y me apresuré al galope hacía ella junto a mis amigos. Cuando llegamos los guerreros de Macario que quedaban intentaban violar a las mujeres que habían hecho prisioneras y a la princesa.Pero Justino, de no más de cinco estocadas, aniquiló y espantantó a los enemigos. Alejo hizo lo mismo y yo rescaté a Meryem.

''Mi señor y futuro esposo, me habéis salvado. Os doy las gracias'', -dijo Meryem mientras me abrazaba. Me quedé perplejo, pues aún no la conocía, pero también la abracé: ''Quiero que volváis a Konya con vuestro padre. La boda se celebrará cuando conquiste mi amada ciudad''. Le di un beso y mandé a cincuenta soldados a acompañarla a Konya.

''¿Por qué no has yacido con ella? Eres un flojo'', -dijo Justino vacilante: ''Guarda silencio guarro, jajaja'', -dije mientras reíamos los tres camaradas.

Permanecimos en Sinop unos días ayudando a la población a reconstruir la ciudad: ''Gran general Theodoro, próximo basileus de Bizancio, os damos las más sinceras gracias por habernos ayudado a expulsar a los bandidos de Genadio y por edificar de nuevo la majestuosa ciudad de Sinop.Os damos ayuda militar y desde ahora nos unimos a tu causa'', -dijo el alcalde de la urbe mientras se arrodillaba y me besaba la mano: ''No te arrodilles, mi señor. En el imperio que crearé todos los hombres y mujeres serán iguales y no habrá estamentos sociales.Será el paraíso.'' -Le comenté con un apretón amistoso de manos.

Nos dieron más de la mitad de la leva de la polis, que superaba los veinte mil hombres. Mientras nos marchábamos de la ciudad, la plebe coreaba nuestros nombres: ''¡Viva el gran Theodoro!'' ''!Gloria a Alejo!'' ''¡Gloria a Justino!''.

Salimos de allí eufóricos con un ejército de veinticinco mil hombres: ''Y ahora... ¡a Trebisonda, valientes mios!'',- grité con júbilo.

Zapa -> tunel que excavaban los romanos para conquistar ciudades sin necesidad de maquinaria de asedio para penetrar en las murallas.

Marcha BizantinaWhere stories live. Discover now