8.- Alejo

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Martes, 11 de julio de 1453, 06:20 ante meridiem, Iconia/Konya.

Nos disfrazamos de soldados turcos ya que las corazas europeas estaban mal vistas en territorio musulman. Nos adentramos los cincuenta en la ciudad de Iconia y entramos en una posada que nos ofreció cobijo. Yo en cambio salí con dos de mis mejores hombres a buscar al amigo que Ares me mencionó. Tras tres horas de búsqueda fallida, nos sentamos cerca del mausoleo Mevlana, para descansar un tiempo.

Me entró la curiosidad de entrar en aquel decorado mausoleo. El olor a incienso me recordaba a la basílica de Santa Sofía. Todo estaba vacío, el ambiente era tétrico, pero descubrí una figura al fondo del edificio. Me acerqué pero no puede verle la cara porque estaba encapuchado: ''Por fin llegaste, Theo'', -dijo su voz, que me resultaba familiar. Se quitó la caperuza y se trataba de mi viejo amigo Alejo Vatatzés, el joven gran capitán de Bizancio: ''¿Qué estás haciendo aquí Alejo?'', -le pregunté con jubilo: ''Amigo mio, he sido exiliado del Imperio por orden del Patriarca. Ahora sus objetivos son reconquitar las cinco ciudades santas* y coronarse como Dios del mundo empírico ''por deseo del señor todopoderoso''. Dejé la capital y marché sin rumbo. Una noche soñé con Zeus, dios olímpico, que me contó lo que tenía que hacer para socorrerte y ayudarte a convertirte en emperador. Traigo conmigo más de mil hombres que desean tu ascensión al trono también, esperan a las afueras de Iconia. Debemos aliarnos con el sultán Mehmed II que reside aquí estos días'', -me relató el joven capitán egipcio.

Abandonamos el mausoleo y nos dirigimos junto con él y mis dos hombres a la posada donde nos alojábamos.

Al día siguiente nos dirigimos al palacio del sultán, donde esperabamos la reunión con el lider otomano: ''Pasad infieles'', -dijo un iman* de gran importancia. Accedimos a la sala principal donde se encontraban el sultán y su mujer: ''Qué es lo que quereís, perros bizantinos. No hace falta que os disfraceís de turcos, sé prfectamente que soís griegos'', -comentó seriamente el gobernador: ''Mi señor'', -me arrodillé, ''venimos en son de paz, queremos que nos prestes tu ayuda para ascenderme al trono en Constantinopla, para ello necesitaría diez mil hombres al menos. Se perfectamente que disponeís de ellos, estuve en el asedio de Constantinopla cuando desaparecieron todos tus hombres. Sé que sólo era la décima parte de vuestro extenso ejercito'', -dije desafiante. Todos sus sirvientes me observaban impresionados por mi atrevimiento. El sultán comenzó a reírse: ''Está bien'', -respondió después de dos minutos de exageradas carcajadas, ''pero una vez recuperada la ciudad quiero que os convirtaís al islam y que os hagaís mi vasallo'', -impuso. Yo sabía que no podía cumplirlo, pero como era un hombre astuto acepté: ''Una última cosa, quiero que os caseis con mi hija Meryem una vez recuperada tu ciudad. Ella se encuentra en Ankara ahora'', -me ordenó. Yo afirmé con duda, aunque con curiosidad de saber como sería la mujer.

Salimos del palacio y a su vez de Iconia ya con más de once mil hombres y partimos a una ciudad que tenía en mente: ''Alejo, ¿de cuántos hombres dispone el Patriarca?'',- le interrogué: ''La leva subió después de tu exilio. Supongo que alrededor de veinte mil'', -contestó con duda, ''¿a dónde nos dirigimos, Theo?'': ''A la lejana ciudad de Trebisonda'', -le dije con una sonrisa.

*Pentarquía-> Las cinco ciudades santas por los romanos cristianos: Roma, Constantinopla, Antioquía, Jerusalén y Alejandría.

*Iman-> Sacerdote musulman.



Marcha BizantinaWhere stories live. Discover now