Capítulo 14: ÉL

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Tenía el día libre, así que decidió invitar a Liam y Elsa a almorzar a su casa. Debía admitir que cuando su hermano y su cuñada se mudaron a Bostón se sorprendió mucho, y pensó que iban a estar controlándolo. Pero ahora que los tenía con él estaba feliz. Ellos eran su familia y se sentía bien tenerlos cerca. Cocinaron un guiso de cordero y verduras, comida típica irlandesa para hacerle honor a sus orígenes. Pasaron un rato muy agradable cocinando juntos. Cuando todo estuvo listo, se sentaron en la mesa del comedor a disfrutar lo que habían creado.

- Deberíamos obligar a Rose a que agregue éste plato al menú de su restaurante. – Comentó Elsa disfrutando la comida.

- Si, deberíamos. – Asistió Killian. – Creo que tendría éxito, no hay muchos lugares con comida Irlandesa por aquí. – Dijo pensativamente.

- ¿Cómo va el trabajo? – Preguntó Liam a su hermano.

- Bien. – Respondió Killian. – Después de lo de la foto quedamos medio estancados nuevamente. – Agregó a modo de explicación. - ¿Ustedes? ¿Sus trabajos? – Cuestionó girando el centro de la conversación.

- Muy bien, la verdad que el trabajo en la escuela es maravilloso y Mary Margaret me ha ayudado mucho a integrarme. – Contestó Elsa con sinceridad.

- Sabía que te iba a ir bien, Mary Margaret es una gran persona. – Afirmó Killian.

- La marina es tranquila, me dedico más que nada a hacer trámites de aduana así que es sencillo. – Dijo Liam. - ¿Cómo están las cosas con Emma? – Pidió saber después de un largo silencio, donde cada uno se había concentrado en su comida.

- Mejor, de a poco vamos avanzando. – Respondió Killian. – Creo que finalmente está aceptando la idea de que alguien puede amarla, y ese alguien resulto ser yo. – Expresó lo que pensaba.

- Eso es bueno. – Asistió Elsa con una sonrisa. - ¿Podemos hacerte una pregunta sobre ella? – Preguntó después de tomar un sorbo de vino.

- Claro. – Asistió Killian.

- Bueno, la verdad es que hemos decidido que queremos intentar adoptar y... - Dijo Liam nervioso.

- ¿Crees que Emma podría darnos algún consejo sobre el sistema y su experiencia? – Preguntó Elsa interviniendo y uniendo su mano con la de Liam para calmarlo.

- Yo, no lo sé, ella no suele hablar mucho de su pasado porque fue difícil. – Respondió Killian honestamente. – Pero podemos preguntarle, yo no creo que tenga problema en hablarlo sino se siente juzgada o presionada al respecto. – Dio su opinión.

- Bien, supongo que podemos intentar hablarlo la próxima vez que la veamos. – Aceptó Elsa.

- Estoy muy feliz por ustedes y por la decisión que tomaron, van a ser grandes padres. – Dijo Killian sintiendo una gran felicidad.

El almuerzo continuó tranquilo. Recordaron un par de anécdotas de cuando eran chicos, y contaron viejos chistes. Killian se puso a lavar los platos y Elsa a hacer crema para las frutillas, mientras Liam tocaba la guitarra y les hacía cantar canciones. Killian no podía dejar de reír, había extrañado muchísimo esos momentos que se comparten en la vida cotidiana con la familia. Estaban sirviendo el postre, cuando sonó el timbre.

- ¿Esperas a alguien? – Preguntó Liam sorprendido al escuchar el timbre.

- No. – Negó Killiam. – Pero tranquilos, comiencen a comer, yo iré a ver quien es. – Indicó retirándose de la mesa.

A Killian le sorprendió que tocaran el timbre de su casa, porque no muchas personas solían visitarlo. Y las personas que lo hacían, generalmente le avisaban antes de hacerlo. Fue a la puerta, y cuando lo abrió se asombró al encontrarse con Henry. De todas las ideas que se habían pasado por su cabeza, jamás se habría imaginado que quien toque el timbre de su casa iba a ser él.

- Hola Killian. – Saludó Henry algo nervioso.

- Hola Henry. – Saludó Killian. - ¿Estás solo? – Preguntó mirando hacia los costados para ver si alguien lo estaba acompañando.

- Estoy solo. – Asistió Henry.

- ¿Queres pasar? – Ofreció Killian amablemente.

Henry asistió con su cabeza y entró a la casa. Killian cerró la puerta y lo guió hacia el living para poder conversar tranquilos. El niño parecía estar en un estado de conflicto, algo en sus ojos denotaba tristeza por todos lados. Killian tenía tantas preguntas para hacerle, pero sabía que atormentar al niño pidiendo explicaciones no iba a ayudar. Así que se sentó a su lado en el sillón, y esperó en silencio a que este dispuesto a hablar.

- ¿Mi mamá y vos van a tener hijos? – Preguntó Henry rompiendo el silencio.

- ¿Qué hace que me preguntes algo como esto? – Preguntó Killian confundido y sorprendido ante la pregunta del niño. – Henry, la relación que tu mamá y yo tenemos no está en instancias de pensar en si queremos un hijo o no. – Dijo al ver que Henry no tenía intenciones de seguir la conversación hasta que él responda.

- ¿No te molesta que mi mamá ya tenga un hijo, que me tenga a mi? – Cuestionó Henry observándolo detalladamente, como queriendo leerle la mente y asegurarse de que diga la verdad.

- Claro que no. – Aseguró Killian. – Tu mamá te ama y eres su prioridad ante todo, y eso es algo que amo de ella. Cuando uno ama a alguien, ama todo lo que venga de esa persona. – Explicó con calma. – Aparte eres un gran chico, me caes bien. – Dijo con sinceridad.

- Vos también me caes bien. – Coincidió Henry intentando esconder la sonrisa que se formó en sus labios. – Pero a Tamara no le caigo bien. – Agregó tristemente, todo rastro de sonrisa borrado.

- ¿Tamara? ¿La novia de tu papá? – Cuestionó Killian.

- Si. – Asistió Henry. – Ellos van a tener un hijo, voy a tener un hermano o hermana. – Confesó dando un largo suspiro. – Siempre quise tener un hermano, pero Tamara no me quiere y papá se va a olvidar de mí. – Expresó sus miedos.

- Si hacen eso son dos tontos. – Dijo Killian con convicción. – Si Tamara no te quiere, es porque no te debe conocer lo suficiente. Estoy seguro de cuando lo haga te va a querer, sos muy querible. Y los padres no olvidan a sus hijos, si lo hacen son tontos. – Le dejo saber lo que pensaba.

A medida que pasaba el tiempo y conocía más a Henry, podía ver muchas cosas de Emma en él. El niño tenía reacciones que lo hacían siempre acordar a Emma. Esa manera de mirar a las personas como queriendo leerlas, la valentía en el accionar, las complicaciones al expresar ciertos sentimientos. No sabía como Henry había llegado a su casa, pero sintió admiración de que teniendo solo once años haya recorrido la ciudad en su búsqueda. Una vez que Henry se calmó, lo convenció para que se una a comer el postre con él y su familia. Se unieron a la mesa y comieron frutillas. Tenía que pensar una manera de saber como Henry había llegado a su casa y si sus padres sabían donde se encontraba. Killian no quería que Emma y Neal estén preocupados, pero tampoco quería romper la pequeña confianza que estaba poniendo el niño en él. Que haya ido a buscarlo a su casa, que haya ido en búsqueda de su compañía y sus palabras lo hizo sentir feliz.

- ¿Podemos ir a navegar? – Pidió Henry una vez que terminaron el postre.

- Claro. – Asistió Killian. – Pero antes de que vayamos necesitaría saber si tu mamá estaría de acuerdo. – Dijo cautelosamente.

- Nadie sabe que estoy acá. Estaba en lo de papá, pero me escapé. – Admitió Henry tímidamente.

- Entonces tendremos que llamarla y hacérselo saber. – Decidió Killian. - ¿Está bien? – Pidió la aprobación del niño.

- Si. – Asistió Henry.

Killian llamó a Emma. Como era de esperar ella estaba desesperada y preocupada. Él le informó lo que había pasado y le aseguró que su hijo estaba bien. Luego le pasó el celular a Henry, para que ambos puedan hablar tranquilos. Henry no dio muchas explicaciones sobre lo que había pasado a su madre, nada más se había limitado a responder preguntas y demostrarle que estaba bien. También le pidió permiso para ir a navegar, lo cuál ella acepto. Así que la tarde se convirtió en un agradable viaje en velero, con Liam, Elsa y Henry.

Breaking GlassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora