Capítulo 12: ELLA

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Hace dos semanas que se escapaba de Killian y lo ignoraba, y hace dos semanas que se sentía pésimo al respecto. Sabía que era su culpa y su decisión, pero eso no significaba que no le doliera. Lo peor de todo es que lo estaba lastimando a él. Pero ella no podía borrar las palabras que él le había dicho de su cabeza... Le había dicho que la amaba. ¿Sería cierto? ¿Tendría que importarle si era cierto o no? Emma no se llevaba bien con el amor. Todas las personas que amaba, se morían o la abandonaban. Esa era la razón por la que no hacía eso de tener relaciones, y ella se lo había advertido a él en un principio. Pero se dejo llevar y ahora todo estaba arruinado, porque ella arruinaba las cosas. Era mucho más fácil correr de lo que sentía que aceptarlo, así que corrió.

- Gracias por haber cuidado a Henry. – Agradeció Emma a Regina.

- De nada, sabes que me encanta cuidarlo. Aparte él y Roland se llevan muy bien. – Dijo Regina con una sonrisa.

- ¿Se portaron bien? – Preguntó Emma algo curiosa.

- Por suerte si. – Respondió Regina. – Aunque Henry está medio preocupado por vos. – Agregó.

- ¿Preocupado por mí? ¿Por qué? – Cuestionó Emma sorprendida.

- De hecho todos lo estamos. – Dijo Regina sin responder sus preguntas. - ¿Qué anda sucediendo entre Killian y vos? – Preguntó mirándola con seriedad.

- Nada. – Contestó Emma.

- ¿Nada? ¿Entonces por qué todos estos días se los vio miserables y separados a los dos? – Cuestionó Regina. – Y no intentes negarlo, las personas que trabajan con vos pueden dar cuenta de eso fácilmente. – Advirtió.

- Es solo que, no creo que vayamos a funcionar. – Admitió Emma tristemente.

- ¿Por qué no? – Preguntó Regina preocupada.

- Porque me dijo que me ama. – Respondió Emma. - Y eso no puede pasar, eso es imposible. – Agregó con la voz rota.

- Yo creo que si él te lo dijo, debe ser porque en verdad lo siente. – Dijo Regina cautelosamente, no quería hacer sentir mal a su amiga.

- No lo sé, yo... Simplemente no puedo lidiar con esto ahora. – Dijo Emma secándose las lágrimas que caían de sus ojos. – La novia de Neal está embarazada. – Dijo después de un largo silencio.

- Si, Henry me contó. – Asistió Regina, dándole tiempo para expresar lo que sentía.

- Estoy triste y enojada. – Confesó Emma. – No es celos, yo jamás sentiría celos de algo así porque nunca quisiera volver a estar con Neal. – Aclaró. – Pero por culpa de Neal yo estuve embarazada en prisión, tuve a Henry en prisión. Y que ahora él vaya a hacerlo bien con otra persona me duele. – Explicó.

- Killian no es Neal. – Le recordó Regina. – Algún día vas a tener que aceptar que las personas podemos quererte bien. – Dijo con cariño.

Esa era la realidad, ella no podía lidiar con sus sentimientos. No después de todo lo que le había pasado. Ella no podía dejar entrar a alguien en su vida y arriesgar su corazón de esa manera. No solo por sus temores y su corazón, sino porque tenía que cuidar a los demás. Y ahí quizás estaba el otro punto que rebalsaba el vaso. Por más que no quería, su corazón ya estaba demasiado sumergido y ella no podía dejarse llevar por eso, ella no podía arriesgar la vida de Killian de esa manera. Ella tenía que resolver el caso de Rumpelstiltskin. Sumando eso a su lista de inseguridades, se convenció que lo mejor era mantenerse lejos de Killian.

Pero había un pequeño gran problema, trabajaban juntos. Y como a veces pasaba, ese día les tocó patrullar juntos. Fue raro e incómodo, se mantuvieron la mayor parte del tiempo en silencio. Dolía el silencio, era sofocante. Pero tenía que enfrentarlo, ese era el efecto de sus acciones. Después de detener a un criminal que intento robar una tienda de ropa, volvieron a la comisaría. Emma se encargó de llenarse de trabajo, para poder continuar evitándolo. Al rato, recibió un llamado de Ariel y sonrió. Ariel era una amiga que tenía que trabajaba en el FBI y a veces le pasaba información que pedía o necesitaba. Al ver que la estaba llamando atendió esperando que sean noticias sobre Rumpelstiltskin.

Breaking GlassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora