Remedio Casero - Kageyama Tobio

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[_______] entró sorprendida al cuarto de su amigo, mirando con detenimiento el austero lugar. La madre cerró la puerta y dejo solos a los dos compañeros.

- ¿Y bien? ¿Qué haces aquí? – interrogó Kageyama aun lanzando el balón al aire. El termómetro cayó de su boca ante la acción – te contagiaré si no te vas pronto – agregó con su falta de tacto, sin embargo realmente no quería enfermar a la joven.

- Vengo a traerte los apuntes – dijo la chica sin importarle los comentarios de su amigo, ya conocía de sobra como era el jugador. La joven dejo las bolsas que cargaba, se quitó la mochila, recargándola en un escritorio semi vacío del cuarto y comenzó a escarbar hasta dar con sus cuadernos de apuntes que dejo en el mismo escritorio.

- ¿Y esas bolsas? – preguntó más abiertamente el enfermo armador con una voz rasposa.

- Te prepararé un remedio casero, en un cerrar de ojos ya estarás practicando de nuevo – aseguró la joven con una confianza increíble.

Kageyama miró con seriedad a su amiga, interesado por el remedio. Si ese menjurje tenía la facultad de hacerlo sentir mejor en poco tiempo, sin dudarlo lo tomaría.

- Espera aquí – comandó la joven, tomando nuevamente las bolsas de súper y saliendo del cuarto.

La joven bajo las escaleras y buscó a la madre del jugador. Con seguridad le explicó a la señora el propósito de su remedio y le pidió permiso para utilizar la cocina en orden de prepararlo. La madre asintió con la cabeza y le permitió realizar a [_______] lo que gustara.

Una media hora más tarde, luego de lavar, picar y licuar los ingredientes, el remedio estaba listo. Lucía de un color verde nada apetecible; el olor tampoco era algo agradable a los sentidos, pero la chica confiaba en esa bebida espantosa. [_______] subió al cuarto del armador, con la bebida vertida en un vaso grande transparente. Tocó levemente la puerta de la habitación, y al no obtener respuesta, giró con cuidado la perilla. El escenario que vislumbró le coloreo las mejillas de un rojo carmín intenso.

Indefenso y adorable estaba el "rey de la cancha", recostado como ovillo, abrazando el balón de voleibol posesivamente. La joven dudo en entrar al cuarto, pero terminó por avanzar de puntillas hacia la cama del armador. [_______] miraba con ternura a Kageyama, quien seguía perdido en el mundo de los sueños.

- [_______] – murmuró el armador entre sueños. Al escuchar eso, la joven se sonrojo mucho más de tan solo pensar que Tobio soñaba con ella.

Respetando el letargo del jugador, la joven se sentó cuidadosamente en una orilla de la cama, esperando pacientemente hasta que el armador despertara. Pasó alrededor de una hora para que el pelinegro abriera sus adormilados ojos al tiempo que lanzara un sonoro bostezo, todo sin percatarse de [_______]. La joven tuvo que levantarse de la cama para que Tobio se enterara de su presencia. Kageyama al verla tosió de la mera sorpresa, sonrojándose levemente.

- Tengo tu elixir mágico, será mejor que lo tomes – la chica le ofreció al jugador el vaso con la bebida extraña. Kageyama miró el líquido verde contenido por el recipiente transparente, frunciendo el ceño en señal de desconfianza.

- ¿De verdad me ayudará esto? – Tobio tragó saliva sin estar convencido.

- ¿No me crees? – refunfuñó [_______] en modo de broma – Yo misma lo he tomado en ocasiones. Te garantizo que mejorarás.

Con las últimas palabras de la chica Kageyama decidió probar el remedio. Se sentó en la cama, tomó el vaso que sostenía su amiga y lo bebió de un sorbo. El rostro del armador se volvió pálido y sus ojos daban vueltas.

- ¿¡Qué rayos es esto [_______]-san!? – soltó Tobio al instante. El sabor y la textura del remedio eran asquerosos.

- Me lo agradecerás mañana – dijo [_______] mientras tomaba sus cosas y salía presurosa del cuarto del jugador. Tobio miró con desagrado como se marchaba la chica, dejándolo con el mal sabor de boca.

La mañana siguiente Kageyama Tobio se despertó con una mejoría notoria. Tanto su garganta como sus vías respiratorias estaban despejados; posiblemente producto del horrible tónico preparado por [_______]. El haber descansado todo un día le ayudo para recobrar fuerzas, por lo que esa mañana partió hacia Karasuno para no perder ningún otro entrenamiento. Una vez en su clase, se encontró con la joven que le había preparado la bebida milagrosa y asquerosa que lo dejo como nuevo. El armador se acercó a paso lento hasta llegar a su asiento, ventajosamente estaba en un punto estratégico, delante de su amiga. Aclaró su garganta con un par de sonidos, logrando captar la atención de la tranquila joven que se sentaba detrás de él.

- Kageyama-san, me alegro de ver que estás mejor. Te dije que mejorarías en menos de lo que canta un gallo... o cuervo – comentó la chica bastante satisfecha por ayudar al jugador – Por cierto... ¿qué soñaste ayer? – la curiosa chica sintió sus mejillas cosquillear de solo recordarlo - Te escuché llamando mi nombre y...

Los ojos del armador se abrieron como platos y un extraño calor subió hasta su cabeza, tiñéndolo de un rojo completo. En un intento por silenciar a su amiga, cubrió con sus dos manos la boca de la chica, acercándose furtivamente a ella.

- ¡Estaba delirando! – respondió mecánicamente el jugador, sintiendo los nervios corroer su cuerpo. [_______] lo miraba en silencio, parpadeando varias veces y sin moverse – En fin – prosiguió Tobio tratando de parecer lo más normal posible – Aquél remedio ¡sabía horrible! – sentenció arrugando levemente la frente, aun sonrojado – Pero... me ayudó mucho... Gracias – finalizó soltando a su amiga y desviando la mirada, aun rojo escarlata.




Haikyuu x lector - Fanfics - PausadaWhere stories live. Discover now