(43)Consejos

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Era lo que me faltaba... ponerme ante una situación difícil, ¡y mi propia madre!, fue uno de esos momentos en que quieres gritar ¡trágame tierra!, pero sabía que eso no sucedería ni en sueños, y mientras ella esperaba una respuesta, Lysandro respetuosamente se dirigió a mi madre

-Déjeme explicarle la situación – dijo decidido, no sabía qué era lo que diría, prefería que no contara nada

-Espera – interrumpió Castiel – Estoy seguro de que Luna puede responderle a su madre - ¿Dónde quedó su preocupación por mí?, lo estaba diciendo con una sonrisa traviesa en los labios, solo buscaba ponerme en aprietos, ¿o estaba poniéndome a prueba? ¡Maldito Castiel!

-¿Hija?, ¿no me explicarás lo que sucede aquí?- dijo mi madre ya con evidente curiosidad

-Lo que sucede.... Es que yo... él, ellos... – piensa Luna, piensa... – Madre Castiel y Lysandro... ellos son novios.

No puedo describir el rostro que pusieron los tres al oír mi respuesta, era claro que no se esperaban esa contestación, me sentí tan frustrada, fue lo mejor que salió de mí en ese momento, sin duda alguna las situaciones de estrés no ayudan en nada a mi cerebro a pensar. Tras unos instantes Lysandro soltó una risa contenida, en cambio Castiel me observaba con molestia absoluta.

-Valla, no me esperaba eso, mis disculpas, pero no hay problema chicos, yo no discrimino a nadie y menos aún por su condición sexual. Pero si me lo permiten, me gustaría estar a solas su amiga, hace meses que no la veía, y estoy muy preocupada por todo lo sucedido, aunque reconozco que es un alivio verla consiente y conversando tan normal.

-No estaría tan seguro, creo que aún tiene delirios – dijo Castiel mientras me dedicaba una mirada de desaprobación por lo que había dicho.

-Cuídate Luna, fue un gusto señora – Lysandro seguía riendo cuando se marchó.

Por fin pude respirar, ah, no. Mi madre estaba conmigo y me lleno de preguntas, pese a que mi cabeza aún dolía. Tuve que relatarle toda la historia del terremoto y por qué me encontraba en el hospital bajo observación

-Espero que no hayas inhalado nada peligroso, estas recuperando el color, eso es buena señal – me dijo mientras me tocaba la frente

-¿Y papá?- pregunte tratando de cambiar el tema

-Él se quedó en Brasil, no podíamos ambos dejar el trabajo, estamos en medio de un proyecto nuevo. Siente mucho no estar aquí contigo, pero ya sabes que todo esto lo hacemos por el bien familiar, en un par de años reuniremos dinero suficiente para establecernos definitivamente en una ciudad y tener nuestro propio hogar.

-Lo sé, y los entiendo, por lo demás... me he acostumbrado a mi independencia, muchos chicos pasan aquí por lo mismo.- le dije

Nuestra conversación fue larga, mi madre se veía un poco triste al verme tan... autosuficiente, sé que le dolía haberme dejado tanto tiempo sola, pero a mí ya no me afectaba. Mis padres no debían tampoco desaprovechar las últimas ofertas de trabajo, era lo que siempre habían soñado hacer como fotógrafos.

Al día siguiente los resultados médicos llegaron, por suerte los compuestos que inhale no tendrían efectos secundarios para mí, y se me dio el alta médica. Mi madre insistió en quedarse conmigo durante el resto de la semana, en la que por cierto ya no habría clases, se habían suspendido para revisar si había daños estructurales en el instituto. Mi madre es una persona agradable, no es como esas madres que llegan a intimidar al resto de las personas, sin embargo nadie se atrevía a verme a mi habitación en la fraternidad. Solo recibía mensajes en mi móvil. Sin embargo Castiel y Lysandro tuvieron la intención de venir, pero fui yo quien se los prohibió, no quería tener más "problemas" con la curiosidad de mi mamá y las posibles cosas que podrían decirle a ella.

Castiel, Mi rebelde Corazón de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora