(34)Victimas de un juego perverso

4.8K 265 102
                                    

Esa cálida noche parecía verse destruida por la imagen que acababa de ver. Mi corazón que se quebrantaba segundo a segundo no soportó tanta presión. ¡Debía hacer algo!. Mi mente batallaba... ¿debo enfrentarlo? O... mejor huyo... no sabía que debía hacer, solo quería morir en ese momento, no aguantaba esta sensación tan macabra, traidora y cruel.

-Estuvo delicioso... ¿piensas lo mismo?- la voz de la Arpía se había sentido como un golpe en mi cabeza, fue el impulso que necesitaba para decidirme, para atreverme a enfrentar la situación.

Tome aire, Castiel no alcanzó a responder la pregunta de esa víbora. Abrí la totalmente la puerta de un solo golpe, tanto ella como Castiel se giraron, la mirada de ella era de pura satisfacción, la de él era de desconcierto absoluto. Mi rostro... mi rostro fue de ira, de eso estoy segura.

-¡Castiel! Tú... tú - Aunque intente decir algo más elaborado, las palabras eran frenadas por mi falta de aire, con mucha dificultad lograba mantenerme en pie

-¡Luna! - Su rostro parecía devastado, como si estuviera consciente de su error, como si fuese una pesadilla de la cual recién se ha dado cuenta que es real

-Yo.... ¡Yo te había dado todo de mi!, ¡Te Odio!- le grité con todas las fuerzas que pude, entonces me giré para retirarme, ya no quería ver su rostro, no quería ver su cara de culpa fingida, ya no quería saber más de él... jamás.

-¡Luna!- me cogió del brazo con brutalidad- esto tiene una explicación, déjame decirte...- me dijo con una voz desesperada que jamás pensé oír de él

-No necesito oír nada, ¿acaso no te estabas besando con ella?- le dije sin observarle

-Sí, es cierto, es mi culpa, pero tiene una explicación!- insistió

-¡No quiero oírla!- le grité como jamás hice con nadie - ¡Vete a tomar fotos con ella!- me zafé de sus manos en mi brazo

-¡Espera!, ¡Luna!

-¡Déjame en paz!- esta vez mi grito se oyó tan fuerte que estoy segura de que varios de sus vecinos pudieron oírme. Castiel se me apartó, y yo pude por fin salir de su casa. Salí corriendo, Salí llorando, tratando de liberarme del dolor aunque con cada paso me ahogaba en mis propias lagrimas.

Cuando por fin pude usar la cabeza me encontraba lejos de la casa de Castiel, estaba oscuro, sabía que no podía quedarme por ahí a esas horas. Necesitaba el consuelo de alguien, rogaba porque solo fuera una pesadilla, que me despertaran, que me hicieran volver a la vida, pero tenía que ser realista, sabía que no sucedería. Miré al perfecto cielo estrellado buscando respuestas. -Porque a mi- me repetía una y otra vez, y las lagrimas no paraban de caer. Tomé al rato mi teléfono móvil, eran las 22:00 hrs, debía regresar a la fraternidad. Pero ver mi mensajería me hizo desistir, había muchos mensajes de él preguntando por mi paradero, donde estaba, y que me estaba esperando. Al parecer Castiel estaba ahí, o me estaría buscando por esos lados, no quería verlo, mis sentimientos hacia el no eran nada buenos ahora, mi rabia y pena estaba en su máximo poder, sabía que sería solo peor verle. Busque entre mis contactos a quien acudir, lamentablemente los chicos que me sacaban sonrisas estaban en medio de una pijamada o algo así, y no es que no confíe en ellos, pero Peggy estaba ahí, eso era motivo suficiente para arrepentirme de volver con ellos. Iris... se que ella ha estado un poco atormentada por mi culpa, no es buena idea. Sólo quedaba Rosalya en la lista, pero es bastante probable que este en casa de Leigh, parece que pasa más allá que en su propia casa, en fin, la llamaré, no pierdo nada con intentarlo.

-Hola amiga, ¿nuevamente problemas con una relación sin protección?- rió

-No.. no.... - volví a llorar pese a que trate de contenerme

Castiel, Mi rebelde Corazón de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora