Capítulo V

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—Te digo que me lleves a casa —ordenó desde el asiento del copiloto.

—Y yo te digo que te bajes de mi auto —repitió JiMin por segunda vez.

—¿Por qué no me llevas? Vamos al mismo lugar y necesito cuidarte —argumentó y el otro hizo una mueca de descontento—. Además, me trajiste en la mañana. ¿Por qué no me puedes llevar ahora?

—Porque no quiero llevarte. —El peliblanco gruñó, pero no se movió de su lugar—. YoonGi, bájate de mi auto.

—Solo llévame.

—Bájate. —JiMin apuntó hacia el parabrisas, indicándole que se bajara.

—No quiero. —Se cruzó de brazos.

Para su sorpresa, JiMin salió del auto y lo rodeó hasta aparecer en su ventana, abrió la puerta y apuntó hacia el caliente pavimento.

—Bájate —decretó, mirándolo directo a los ojos.

—JiMin... —intentó convencerlo, pero el aludido inmediatamente lo cortó.

—¡Que te bajes! —Le tomó por el codo para tirarlo hacia afuera del auto, sin embargo, YoonGi se opuso—. ¡Vamos, bájate!

Cuando JiMin se subió sobre él no pudo hacer trabajar su cerebro correctamente. El pelinaranjo tenía una de sus rodillas apoyada en el asiento, a un costado de la pierna de YoonGi, mientras que con sus manos y su otra pierna intentaba empujarlo afuera del auto.

—¡Quítate de encima! —YoonGi le pegó en las piernas al sentir que lo tiró hacia la puerta del vehículo.

—Si no te bajas por las buenas, te bajarás por las malas —formuló el chico sin dejar de empujarlo fuera del coche, haciendo que el pelo naranjo rozara unas cuantas veces con su frente. El contacto fue más suave de lo que esperó.

—¿Qué hacen? —Un hombre se apoyó en la puerta del auto y se inclinó para mirar el interior del vehículo. YoonGi lo identificó como un maestro.

—Necesito sacarlo de aquí —refunfuñó el chico que estaba sobre él sin siquiera dirigirle una mirada al señor canosos que no dejó de mirarlos con las cejas juntas.

—JiMin, deja al chico —interfirió el hombre, quien apoyó su gran mano sobre el hombro del recién nombrado.

—Pero no lo quiero llevar —contestó el pelianaranjado de inmediato a modo de protesta.

—Eres malo —susurró e intentó hacerse el inocente. Incluso formó un puchero con sus labios—. Sé que no me quieres porque recién me adoptaron tus padres, pero, JiMin... de igual manera te quiero mucho. Deberías ser más cariñoso con tu nuevo hermano.

—¿Ustedes son hermanos? —preguntó sorprendido el hombre, quien se enderezó para mirarlos.

—¡No es mi hermano! —vociferó JiMin al salir del vehículo, dejándolo libre al fin.

—Sí soy su hermano. —Sacó con rapidez el horario que le dieron ese día en la mañana y en donde estaba inscrito como 'Park'.

—¡Ay Dios! El apellido Park...

—JiMin, no seas malo con tu nuevo hermano y llévalo a casa —aseguró el hombre mientras apuntaba hacia el otro lado del vehículo.

El chico de pelo anaranjado rodó los ojos con fastidio, pero de igual manera rodeó el vehículo para subirse al asiento que estaba a su costado, teniendo siempre una mueca de fastidio en los labios.

—Te odio tanto —musitó JiMin sin ser escuchado por el profesor que cerró la puerta de YoonGi para que partieran.

El camino a casa fue en silencio excepto por los leves murmullos de JiMin, quien no dejó de insultarlo. Cuando estuvieron delante de la puerta principal el contrario fue el primero que se bajó y prácticamente corrió con sus cosas a la casa. Por otra parte, YoonGi descendió con lentitud, cerró la puerta con cuidado y se pasó la mano por la cara con frustración mientras suspiraba con resignación. Cuanto le estresaba ese malcriado chico...

Versus • || YoonMin ||Où les histoires vivent. Découvrez maintenant