capitulo 24 | la Deuda pendiente

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Desperté con un fuerte dolor que se extendió por todo mi cuerpo que se centro en mi vientre bajo, el sol se colaba a través de las cortinas mientras mis ojos se adaptaban de a poco a la claridad. Cerré y abrí sin parar hasta que pude despertar del todo, me dolía la cabeza, además, tenía un poco de náuseas.

Estaba recostada en una cama que no reconocí al instante, con la sábanas revueltas cubriendo mi cuerpo. Me estiré abriendo los brazos para estrujar mi cuerpo mientras soltaba un bostezo largo para así poder levantarme, en el proceso de estiramiento mi mano se agita a un lado pegandole por accidente a otro cuerpo que se encontraba a mi lado, cuerpo que al segundo de sentir el golpe se remueve soltando un ronquido que hace que me exhalte mirando en la mísma dirección. A mi lado recostado boca arriba, con la cabeza mirando al otro lado, con el pelo revuelto sobre su cara y la sabana cubriendo nada más que su entrepierna, con una mano en el pecho y la otra sobre mi pierna, estaba Kenny.

De pronto el maraton salvaje de sexo anhelante donde Kenny me tomaba por primera vez mientras me proclamaba suya llegó a mi mente, recordé su rostro excitado, sus expresiones, su sonrisa, el sudor en su cuerpo, los gemidos... hizo que mi corazón diera un brinco siendo el inicio de un leve ataque cardíaco que me azota poniendo mi cara pálida y que mis orejas y mejillas se pongan rojas y ardientes, miré mi propio cuerpo levantando la sabana tan solo para descubrir que efectivamente estaba desnuda y con tremendo dolor en la vagina.

Mierda... entonces si fue real todo eso, no estaba demasiado ebria como para haberme inventado toda la película, por que el chico seguía a mi lado perdido en sus sueños. Intenté levantarme lo más sigilosa posible queriendo buscar mi ropa para bajar y ver si Michael también se había quedado o de paso se fue en la madrugada, por que desde que llegó se perdió, no supe más de él ni de Jonathan que se suponía era el anfitrión de la fiesta.

No obstante al moverme y lograr sentarme al borde mirando que mi ropa estaba tirada en el piso junto a la de Kenny, el mismo se remueve soltando un ligero quejido.

—Oye...— gruñe, su voz se escuchaba tan ronca que parecía el narrador de alguna serie de terror,  me asustó por que no quería que se despierte antes de que pudiera vestirme. Pero fueron sus manos alrededor de mi torso lo que me puso algo nerviosa.  —¿a donde vas?— tira obligándome a caer de espaldas a la cama con él a mi lado.

Era la primera vez en mi vida que tenía a Kenny de esa forma a mi lado, recién despierto con los ojos achinados y abrazándome. Su cabello se le pegaba a la frente mientras acercaba la cabeza a mi pecho logrando que chille de la vergüenza cuando me agarra de los pechos y se los aprieta contra la cara.

—¿a donde ibas?— vuelve a cuestionar mientras se mantenía en su posición abrazado a mi cuerpo, con la cabeza entre mis pechos. Mi corazón latía tan fuerte que estaba segura de que él podía sentirlo.

Pero solo me salia una vocal, por que las palabras parecían haberse cortado de mi boca, estaba nerviosa pero ¿por qué? Si después de todo ya hizo lo más que podía llegar a hacer.

—yo... no iba a ninguna parte— mentí pero él lo aceptó y solo se quedó ahí hasta que se el sueño lo abandonó y tuvo la energía suficiente para levantarse y acompañarme abajo.

La casa estaba echa un desastre, había basura por todos lados incluyendo la piscina, había una mezcla de orina, vomito y alcohol tirado por el suelo en algunas partes, gente durmiendo en los baños, gente durmiendo en el patio, gente desnuda llena de pintura, hombres con penes falsos metidos en la boca, la torre de copas con champagne estaba en el suelo y la mesa en el fondo de la piscina. No, simplemente la fiesta había culminado como una cereza sobre un pastel, solo que yo no había estado presente para culminaría ya que Kenny me mantuvo ocupada.

Another perspectiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora