capitulo 18 | Mentiras que salen a la luz

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Esa misma noche después de volver a casa, hacer mis deberes y finalmente haberme preparado para irme a dormir el tiembre de mi teléfono sonó al fondo de la habitación por que lo había dejado sobre el escritorio al lado de mis cuadernos y la computadora portátil (laptop) que permanecía apagada y cerrada, mi cuerpo se estremeció de pronto pensando que se trataba de Kenny ya que en todo el día no supe de él, ni siquiera en la mañana cuando desperté en su casa.

La idea de que me llamaba para reclamar me lo del espejo o decirme que tengo trabajo me dio escalofríos, incluso más que pensar que me llamaba para hablar sobre lo que pasó anoche. Y no, no hablo del muerto y el tiroteo.

Corrí a coger la llamada sin siquiera mirar a la pantalla.

—¿kenny? — la emoción de mi voz fue sorpresiva incluso para mi, nunca antes había estado tan emocionada por recibir una llamada suya.

¿Por que será? (Sarcasmo)

—¿no?— la voz al otro lado  aunque masculina y parecida a la suya, pude notar que no lo era, no era Kenny al otro lado y de hecho, para confirmarlo miré la pantalla sin poder reconocer el número, por que no lo tenía registrado.

—¿quién habla?— Pregunté algo confusa.

—ya me conoces Maia, soy el hermano de Alex—

Pero que dijera eso me dejó un poco más confundida y aturdida que antes, primero por que me había olvidado que el nombre real de Kenny es Alexander y dos, por que dijo que lo conozco cuando evidentemente no, y tres, que es el hermano... hermano del cual la única vez que escuché fue cuando Kenny me habló sobre el día de la muerte de su madre, como se lo tuvo que llevar.

Pensé en eso y un suspiro de sorpresa me azotó.

— en fin solo quería decirte qué cambió teléfono—  Me dio la información, la verdad es que era algo extraño que no fuera el mismo Kenny quién directamente me llame para avisarme. —que tengas una bonita noche— Exclamó como si estuviera despidiéndose a lo cual por supuesto tuve que objetar, por que no me había dado el número.

—espera ¡Dame su numero!— pero éste ya había cerrado, lo cual me hizo encontrarle semejanza a ambos hermanos con eso de dar informaciones a medias y luego solo retirarse como si uno debe adivinar que sigue después. Bajé el teléfono a mis piernas casi que haciendo una mueca de duda pero unos segundos después me llegó un mensaje de texto del mismo número, con el número de Kenny escrito y un emoticon de un pepino.

Miré arriba bajando los ojos rogando que el pepino no tenga que ver con que Kenny haya dicho que algo hicimos, por que lo mataré.

Ignorando eso decidí guardarlo y luego marcar solo para confirmar que si se trataba de su número, no de una broma de mal gusto. Tan pronto como llevé el teléfono a mi oreja y este empezó a sonar, la llamada fue levantada a la segunda timbrado.

—¿quien habla? — Y no, no era una broma. Por que reconocí su voz al instante, ese tono arisco y odioso era demasiado reconocible para mí.

—Soy Maia— Contesté al instante.

—oh, hola preciosa—

—Kenny, ¿como es que mandas a tu hermano a decir que cambiaste de... — Abrí la boca soltando una frase que se quedó a medio terminar por que el saludo tan alegre y dulce que me ofreció no era algo que me esperaba. —¿ah?.. ¿preciosa?— lo cuestione pero una sonrisa estudia empezó a engancharse en mis labios, esa palabra le había salido bonita y de poder hacerlo decirla otra vez, lo haría.

Parece que alguien amaneció de muy bien humor hoy.

—si te molesta no te vuelvo a decir así—

y el tono arisco volvió haciendo que ruede los ojos pero sin dejar de sonreír.

Another perspectiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora