capítulo 10 | incomodo

80 7 2
                                    


Después de esa extraña cita no oficial en la que Kenny se mostró más caballeroso de lo normal y casi que me olvido un poco de todo esto, volvimos a la isla y al campus en varias ocaciones durante dos semanas seguidas por que necesitaba continuar las prácticas, como siempre,  Kenny demostrando un excelente rendimiento físico mientras yo en la primera hora estaba muriendo.

Entrenar la puntería no era un problema, había aprendido a controlar el temblor de mi mano y a dominar un poco a pesar de que sigo flaqueando, también incorporado el uso de navajas de bolsillo solo de ser necesario y por ello llevaba una en mi bolsillo, mi rendimiento físico empezaba a tener mejorías, los ejercicios intensivos empezaban a hacer que mis piernas y glúteos empiecen a tonificar a pesar de que el cambio no es abrupto, empezaba a mirar cambios, me sentía más enérgica, más fuerte, pero seguía siendo floja. A la media hora estaba gritando buscando descanso.

Por otro lado, el entrenamiento de defensa personal era un fracaso, pues, mis reflejos eran débiles y mis reacciones lentas, Kenny me explicaba mil veces, separa las piernas, flexiona los codos, cuando golpes hazlo con los nudillos cerrados, y no con los dedos para evitar maltratar mis muñecas. Pero yo seguía olvidando todo, el no me golpeaba con fuerza pero si que lo hacía, en varias ocasiones sus manos golpeaban mis costillas y sus piernas me hacían caer, él se reía y yo solo podía mirarlo con fastidio.

Pero he de admitir que gracias a eso, empezaba a sentir más confianza.

—¡Ven aquí!— Gritó desde mi izquierda ya fastidiado por que le he pedido descansar unas cinco veces,  él  estaba de pie inclinado a su derecha con los codos flexionados y los puños cerrados a la altura de su mandibula, espalda recta, postura perfecta,  yo en cambio estaba a su lado imitando la postura con las piernas mas abiertas y los brazos en el suelo mirandolo totalmente agotada, teníamos más de dos horas entrenando, habíamos pasado de los ejercicios al combate cuerpo a cuerpo, donde él me enseñaba algunos movimientos basicos que se supone ya debía saber de memoria por que me los vino repitiendo una y otra vez desde la semana pasada. Mi cuerpo se sentía agotado.

—Porfavor, estoy cansada— bajo los hombros mientras le suplicaba parar ahí.

—apenas tenemos dos horas aquí— lo dice como si eso no fuera suficiente tortura para mi. Movió las manos indicándo que me pare en la posturas que me decía.

—dos malditas horas, Estoy muerta— sin embargo me puse en la posición correcta.

—Muerta estarás si no prácticas— se relaja tan solo para posar sus manos en mis hombros, presiona mi espalda y me obliga a ponerla recta. —recuerda que es defensa "personal"— enfatiza la última palabra mientras su pie empujaba uno de los míos para dejarlos abiertos solo hasta el nivel de mis hombros. —nadie correrá por ti, nadie hará el trabajo por ti, si te disparan nadie se ofrecerá para morir asique callate y has lo que te digo—

Ejercio tanta autoridad en sus plabras qué me asuste. Finalmente lo veo pasar de estar a mi lado a colocarse de frente pero parado normal.

—lo se, pero estoy entrenando no ejerciendo el oficio, tengo derecho a descansar— Continúe con las quejas pareciendo una estúpida por estarme quejando constantemente, pero tengo calor, estoy sudando y me duele todo el cuerpo.

—descansaras cuando te mueras — hago una mueca de desconcierto mientras suelto un suspiro casi que haciendo un berrinche cual niñita, pero no dije nada. —Anda intenta golpearme— Miré fijamente al castaño que traía el pelo amarrado en una coleta que le dejaba los pelos de la nuca sueltos al igual que algunos mechones pegados a su frente sudada, la camiseta sin mangas que dejaba una línea húmeda en su pecho se le pegaban al cuerpo dejando apreciar el cuerpo formado que tiene, agarré aire, y no precisamente por que quiera golpearlo. —Vamos, lanza tu mejor golpe—

Another perspectiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora