4: Una oportunidad.

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Desde afuera de la casa se podían escuchar los gritos de las chicas de la pijamada. La murciélago sin poder controlar sus alas, la eriza mirándose al espejo con sorpresa, y la conejita intentando calmar a la gata que se incendiaba con su propio fuego.

-¡BASTA! – Gritó Rouge dentro del cuerpo de Amy, de su puño apareció un martillo que ella miró con sorpresa. -¿Qué? ¡No necesito esto! – Espetó y lo tiró por atrás rompiendo algo.

-¡Oye! – La murciélago le miró con molestia. – ¡Esta es mi casa por si no lo recuerdas! – Miró hacia donde tiró el martillo que rompió algunos adornos y rayó la pared.

El chao vino volando con velocidad y tiró un balde de agua sobre la gata que estaba en llamas.

-Gracias Cheese... - Agradeció la gata con sus dos coletas empapadas tapando su mirada. La conejita solo se limitó a mirarle apenada.

-Bien, no entremos en pánico - Las chicas le miraron con cara de "un poco tarde para pedirnos eso" a Amy. – Hemos pasado por muchas aventuras y criaturas, esto no es peor que todo eso...- Todas asintieron comenzando a calmarse. – Ahora... ¿Alguien tiene idea de por qué estamos dentro del cuerpo de la otra? - Ellas negaron con la cabeza al igual de confundidas que la que estaba dentro de un murciélago.

-¿Tendrá algo que ver con nuestras ropas? – Mencionó Blaze notando que mientras estaban en cuerpos ajenos tenían sus vestimentas propias porque no se habían cambiado en toda la pijamada. – Mi ropa no es mágica ni nada por el estilo... pero... ya es demasiada coincidencia ¿no creen? –.

-Hmm ¿y si nos volvemos a cambiar? – Preguntó Cream con la voz de Blaze. Sus miradas se iluminaron y se cambiaron rápidamente cada una con la ropa de la verdadera dueña de los cuerpos en los que habitaban. Se miraron y suspiraron en la derrota.

-No siento mis tetas devuelta - Dijo Rouge tocándose el pecho de eriza. Amy exclamó ante esa acción atrevida, además por no ponerle sobrenombre a esa parte del cuerpo. -¿Y si le pedimos ayuda a Tails?, ese niño debe de tener alguna idea de lo que nos pasó... es bastante inteligente -.

-¡Es cierto! – Respondió Amy. – Entonces vayamos al taller de Tails, tenemos que arreglar esto antes de mi práctica de boxeo con Knuckles - Comentó la murciélago haciendo que Rouge abriera los ojos con sorpresa al ver su propio cuerpo decir eso.

-Y yo tengo que ayudar a Tails con su experimento - Jugueteaba con sus largas orejas la coneja. La verdadera dueña del cuerpo de coneja le miró con sorpresa y sin querer se volvió a cubrir de fuego y gritando se tiró al suelo y rodó. -¡Tranquila Cream! ¡Tienes que respirar! ¡Inhala y exala! ¡Inhala y exhala!- Intentó ayudar Blaze que sabía controlar su propio cuerpo. Sin embargo volvió el chao con agua otra vez y se lo lanzó a la gata quien se levantó lentamente mientras goteaba.

-Y-Y yo tengo una fiesta del té con el señor Silver - Dijo la gata que ahora estaba empapada y temblaba del frío. Amy le miró preocupada y luego al suelo que estaba negro por el fuego.

-Oye Amy – Llamó la eriza a la que estaba en su cuerpo. - ¿Sabes? No me desagrada tanto estar en tu cuerpo... y tú te ves bien en el mío... tal vez podríamos aprovechar esta oportunidad – Sugirió Rouge con su mirada sutil. Amy le miró incrédula por lo que estaba diciendo.

-¿De qué hablas? Cada una tiene cosas que hacer en sus propios cuerpos – Se cruzó de brazos, no podía creer que le insinuara que se quedasen en ese estado.

-Esto no es un juego, Rouge, mientras más rápido resolvamos este problema mejor – Habló Blaze con seriedad, aunque no se le podía tomar enserio en el cuerpo de una coneja tan adorable como Cream.

Girls NightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora