Capítulo 53 (final)

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Dos meses después...

Termino de acomodar mi vestido y me pongo mis pequeños zarcillos negros, me miro en el espejo de cuerpo completo notando como mi cuerpo ha cambiado desde que tuve a Leonard, mis senos están un poco más grandes al igual que mis caderas, sin embargo mi cintura sigue siendo igual de pequeña, tomó el bolso que hace juego con mi vestido rojo sangre y bajó por las escaleras. David no está dentro de casa, por lo que tengo que salir para ver cuál es su atuendo, en el frente de casa un auto clásico está estacionado, ¡me encantan los autos clásicos! David como siempre tiene puesto un traje pero esta vez la corbata ha sido sustituida por una pajarita roja que combina con mi vestido.

- Te vez preciosa cariño- toma mi mano y planta un beso en el dorso, no puedo evitar sonrojarme con su comentario por lo que decido girar mi rostro hacia un lado.

- Tú te ves muy guapo- se que va salir con uno de sus comentarios arrogantes así que me dirijo hacia el lado del copiloto y decido sentarme. Los tacones me están matando- ¿Dónde vamos?

- Es una sorpresa- entrelaza nuestras manos cuando se sitúa a mi lado, pone en marcha el coche y partimos a saber dónde.

Me siento una mala madre al dejar a Leonard con sus abuelos, no me acostumbro a estar tanto tiempo separada de él y por la mirada que David me lanza cada cinco minutos se que esta noche seré solo suya, cosa que no me desagrada pero si hace que mi cuerpo esté alerta a cualquier movimiento o roce de sus manos. Él estaciona en frente de la casa de campo de su abuelo, todo está oscuro, la tenue luz de la luna deja vernos el uno al otro pero más allá de ello no puedo ver, como estamos en diciembre, el frío se cuela por mis huesos, el vestido sin mangas no ayuda mucho tampoco. David me ofrece su saco y no dudo en tomarlo, me guía a tientas por un sendero que no había visto antes.

De pronto pequeños farolillos con letras empiezan a encenderse dejándonos ver el paisaje sin embargo no veo nada más aparte de los viñedos que están empezando a brotar, me giró a verlo pero él no me ve a mí, está sonriendo a algo y no puedo apartar mis ojos de su rostro cuando sonríe de esa manera. Voy apuntando en mi memoria cada letra de los farolillos pero me pierdo a la mitad, después le preguntaré que decía. Mi boca por poco cae al suelo, no quiero llorar y ensuciar mi rostro con el maquillaje pero la sorpresa que tengo frente a mí lo vale.

Muy cerca de donde estamos se puede apreciar un bello lago que está lleno de flores de colores que forman una especie de flor gigante, en el medio se encuentran los farolillos que acabamos de cruzar, en el centro del lago se encuentra una mesa redonda decorada con manteles de podría decir seda de color blanco y azul, en el centro de esta hay un pequeño ramo de rosas blancas con solo una roja en el medio, no hay velas y me encanta porque las que están sobre el agua bastan, también se encuentran nuestros platos con la cena servida, dos copas de vino los acompañan, un pequeño puente de madera nos guía hacia nuestra mesa y yo estoy a punto de lanzarme a los brazos de David.

- ¿Te gusta?- asiento mordiendo mi labio, no tengo palabras esto es hermoso- Alexa si no te gusta podemos ir a un restaurante y pasar nuestra noche allí, yo solo quise hacer algo diferente, perdóname si esto no es de tu agrado pero no soy un hombre romántico, yo solo intente tener un detalle lindo con...

Beso sus labios para que se calle, esto es lo más hermoso que alguien ha podido hacer por mí y él está pidiéndome perdón por pensar que nada de esto es de mi agrado. ¿No puede ser más dulce?, el reacciona después de un momento y me aprieta más contra si, envuelvo mis brazos en su cuello pegándolo un poco más, si es que se puede.

- David esta es la cosa más linda que alguien pudo haber hecho alguna vez por mí- secó algunas lágrimas que se me han escapado- gracias por todo esto.

Matrimonio infernal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora