Capítulo 3

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Voltee tan despacio, pidiéndole al cielo que por favor solo fuese mi imaginación jugándome una mala pasada, pero no, él estaba parado frente a mi totalmente serio. Natalia parecía extasiada con su presencia mientras yo solo quería correr de su lado.

- ¿Así que soy eso que piensas?- su sonrisa era bastante bonita, no iba a negar eso y que ahora una de sus perfectas cejas estuviese levantada no ayudaba con la imagen.

- Eres mucho más de lo que pienso- gire mi cara hacia un lado para no verlo.

- Bien- habló Natalia- mis clases están por empezar así que los dejare solos - le puse los ojos en blanco a mi amiga.

La vi marcharse, luego me encaminé a paso lento a una de las tantas bancas que había en el campus y me deje caer allí, no esperaba que David me siguiera, pero lo hizo. Ambos nos quedamos en un largo silencio hasta que la curiosidad afloro en mí.

- ¿Por qué quieres que me case contigo? - dije molesta.

- No creo que este sea el mejor sitio para hablar de ello- su mano viajó a mi mejilla y puso un cabello suelto tras mi oreja.

- Tienes razón- suspiré- qué te parece si me recoges a las cinco aquí mismo, vamos a mi casa y hablamos- trato de ser un poco entusiasta con este tema, pero simplemente no puedo.

- Me parece bien- ambos nos pusimos de pie- pero no me hagas esperar. No soy paciente- le doy un asentimiento, deja un beso en la comisura de mis labios y se marcha.

Me quedo mirando la dirección en la que se ha ido y algo que no puedo negar es que es un muy guapo, la elegancia con la que camina y viste, como parece tan seguro de sí mismo, no, no puedo negar que es un hombre que está consciente de lo que tiene. Salí de mi ensoñación una vez salió de mi campo de visión y me fui a perder el tiempo mientras mi clase iniciaba.

(***)

Todo había transcurrido muy normal después de lo de Austin aún me sentía dolida pero no tan afectada como creí; igual no era como que hubiese tenido tiempo para pensar en algo tan patético. El reloj marcaba las cuatro, cuarenta y cinco, salí de clases con el mismo ánimo de la mañana. Incluso peor. Austin estaba sentado en mi auto, decidí ignorarlo, pero él no tenía las mismas intenciones, me tomo de la muñeca con fuerza, tiró de ella hasta que mi cuerpo estuvo pegado al suyo.

- Te debo una explicación- su rostro estaba muy cerca del mío.

- No, ya terminamos toda esta farsa. No me debes nada- me zafe de su agarre y me aleje un poco.

- Alexa escúchame, fue algo que pasó ella y yo solo lo hicimos por ¿impulso? - enarqué una de mis cejas y me reí un poco por su estúpida excusa.

- Ya no me importa- Mentira. Quería llorar, gritarle que era un estúpido por haber hecho una cosa como esa. Esto me dolía, pero no iba a demostrárselo.

Un silencio incomodo surgió entre los dos nunca nos había pasado algo así y cuando iba a hablar para decirle adiós, me beso. Era un beso desesperado, cargado de lo que supuse era amor, pero no estaba segura, le correspondí porque aun a sabiendas de lo que había hecho sus labios eran uno de los mejores sitios para estar. Nuestro beso transcurrió con la misma intensidad del principio y yo quise creer que era un silencioso adiós.

- Que lindo espectáculo- unos aplausos nos hicieron separar- pero, si no te importa- se dirigió a Austin- Alexa viene conmigo- David estaba parado frente a nosotros con su mirada dura, me causaba un poco de miedo como miraba a Austin, parecía que en cualquier momento se lanzaría encima suyo.

- No te llevaras a mi novia a ninguna parte- Austin se paró enfrente de mí, me sentí protegida de esa mirada fría.

- ¿Novia? - David no parecía sorprendido, más bien furioso, pero claro yo aún no se lo había dicho.

Matrimonio infernal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora