Capítulo 5

105K 5.8K 377
                                    

Algunos murmullos que había escuchado en la boda empezaban a hacerse realidad, David era bastante distante y frío, aunque en realidad me gustaba que no se acercara mucho a mí, que no tuviéramos ningún tipo de contacto. Habían pasado siete días desde que nos habíamos casado y para lo único que nos veíamos era para cenar, incluso en la que iba a ser nuestra recamara dormía yo sola. Reitero, eso me agradaba mucho.

Termine de leer mi libro y me dirigí a la recamara, me quite el vestido dispuesta a darme un baño, pero en cuento quise retomar mi camino los brazos de David me sostenían fuerte.

- Pero mira que bella eres- sus dedos empezaron a dejar caricias por mis brazos- ocultas mucho bajo toda esa ropa- el miedo se apodero de mi cuerpo, pero no podía negar que su solo toque hacía que los vellos de mi cuerpo se erizaran.

- Sal por favor, no se supone que deberías estar aquí- sus manos recorrieron el contorno de mi sujetador.

- Me iré, pero primero debemos cerrar nuestro trato- sus labios fueron a mi cuello dejando un camino de besos húmedos.

- ¿A qué te refieres? - como pude me aleje un poco de sus caricias, sus ojos estaban oscurecidos y una sonrisa que no había visto esbozaba sus labios.

- Por supuesto que al sexo- su boca de nuevo estaba en mi cuello, sus manos no perdieron tiempo y empezaron a dejar caricias superficiales por mis pechos.

- No quiero hacerlo.

- ¿No? - negué- se me apetece dormir en este cuarto- su ceño ahora estaba fruncido- los demás están igual de cómodos.

- Idiota- entendí la indirecta.

- Pero muévete, deseo dormir y tu presencia justo ahora solo me incomoda- odiaba esa maldita actitud- ¿Necesitas una invitación para irte?

Me sentí como una tonta y pequeña hormiga a la que cualquier cosa puede pisotear y eso era lo que hacía él, pisotearme por no querer cumplir su maldito capricho. Como pude tome mi vestido y un pijama, me fui a la recamara del lado sintiéndome confundida, nadie me había tratado así y este idiota lo hacía como si fuera algo normal. Me cambié y di vueltas en la cama hasta que al fin logré conciliar el sueño y dormir.

(***)

Cuando me desperté fui directo a la ducha, recordé que mi ropa estaba en la recamara de David y tome una toalla, me dirigí hasta "nuestra habitación" gracias a Dios no había nadie, tome ropa interior, unos pantalones, una camisa sencilla y unas sandalias. Cuando me disponía a salir él venia entrando con una taza de café en una de sus manos, en la otra traía el periódico.

Pase por su lado sin dirigirle la palabra, pero el tiro el periódico al suelo para tomar mi brazo y hacerme girar.

- Mereces un castigo por lo de anoche- sus dientes estaban apretados, su voz sonaba fría.

- ¿Castigo? -me burlé- no debo cumplir con tus caprichos, menos si no es algo que yo quiera- replique altanera.

- No me interesa en lo más mínimo lo que tú quieras- se alejó, retome mi camino, pero él se interpuso en la puerta- lo único que me interesa es lo que yo quiero, mis necesidades- por un momento sentí miedo, cosa que se vio interrumpida por el enojo.

- Voy a dejarte algo muy en claro- me acerque más a él- no soy una prostituta o una esclava personal, sólo me case contigo para que le devolvieras la empresa a mis padres, nada más.

- Eres idéntica a tu padre- sonrió, pero solo fue unos segundos, su ceño volvió a fruncirse y sus ojos brillaron con malicia - si quieres que te devuelva todo, tú también debes darme todo de ti

Matrimonio infernal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora