-Pff, ¿me estas retando? -Me miró con picardía.

-¡No que va! ¡Reacciona perdedor!

-Está bien, apostemos... Qué opinas de que si gano me des un beso -Su comentario hizo que cada uno de los vellos de mi cuerpo de erizaran. ¿BESARLO? Yo nunca había besado a nadie.

-¿Y si yo gano? Algo que va a pasar definitivamente...  -Traté de disimular mi sonrojo.

-¿Si tú ganas? Humm -Tocó su barbilla levemente -Serás mi novia por un día.

-Créeme, eso sería un castigo... -Ambos reímos muy fuerte.

-Está bien, si ganas tendré que ser tu esclavo todo lo que resta del día hasta que te deje en tu casa, porque me voy en la madrugada.

-¡Trato hecho! -Estrechamos nuestras manos como una señal simbólica.

-¿Cuántas rondas quieres?¿ Dos, tres, cuatro...?

-Para que sea justo tres... Empecemos.

Ambos insertamos la moneda y empezó la partida. Estaba demasiado nerviosa, porque si perdía, tendría que darle un beso. UN BESO. No podía perder... o tal vez sí. No. Humm. ¡Concéntrate! Me movía con agilidad y destreza, pero eso no bastó porque él ganó la primera ronda. Mis manos empezaron a sudar, se me estaba resbalando el mazo. Eduardo, como siempre, hizo un bailecito celebrando su victoria. Comenzó la segunda ronda y esta vez, gané yo. Salté y celebre dando gritos por todo el lugar, algunas personas nos quedaron viendo.

-Aquí se define todo. ¿Lista para perder?

-¿Listo para llevarme cargando por todo el centro comercial? -Sonreí con malicia.

-Empecemos.

Ambos nos retábamos con la mirada, había olvidado lo competitivo que era este chico, sus ojos se dilataban, la vena de su frente se reflejaba con la luz... ¿Quería besarme? Empezó la partida, todo iba bien, él marcaba un punto, yo otro. Quedaba poco tiempo. Mi frente empezó a sudar. Quedaban 10 segundos. Solo un punto marcaba la diferencia.

Creo que...

No.

No.

No. 

¿Sí?

No.

Sus brazos se elevaron en el aire y dio un grito de victoria... Perdí.

-¡OH SIIII! ¡LO SABÍAAA! -Me señaló y empezó a saltar por todo el lugar, algunas personas que se quedaron a ver la partida empezaron a aplaudir y a reírse de sus movimientos. 

-Fue porque me distraje... -Sip, era testadura.

-Ya sé por qué perdiste... -Alcé una ceja- querías besarme... -Posicionó su boca en forma de pez y dio pequeños besitos al aire, se me hizo agua la boca.

-¡Claro que no! -Resoplé- Ya está bien. ¡Hazlo de una buena vez!

-¿Hacer qué?

-¿Mi castigo...?

-¿Cuál castigo?- Soltó divertido.

Lo golpeé en su sólido estómago e intenté marcharme de la sala; sin embargo, él logró atraparme tomándome de la cintura y cargándome fuera del lugar. Mi espalda iba pegada a su pecho, pude sentir su respiración con cada uno de sus pasos, mientras mis brazos luchaban para que me soltará golpeando sus piernas y brazos. Fuimos hasta el balcón del lado oeste del centro comercial, casualmente, no había casi nadie. Me bajó y me giró bruscamente, sus manos levantaron mi barbilla para que lo viera directo a los ojos y su otra mano me acercó sujetando la parte baja de mi espalda. Mi respiración se agitó un poco por sus atenciones.

-¿Por qué estas así de molesta?- Sus palabras rosaban mi nariz.

-Po... porque... -No podía concentrarme con sus labios carnosos invadiendo mi campo visual.

-Habla -Sus dedos dieron un paseo por mi espalda, un cosquilleó se sintió en todo mi sistema, me acercó un poco más a él.

-Amm... Sabes que amo ganar, fue eso.

-¿Segura? -Su mano subió por mi brazo hasta mi nuca y acarició mi cabello de una forma provocadora. No podía hablar, mis pensamientos tomaron un avión a China, de nuevo -¿Quieres saber algo? Igual gané... 

Y sin más, sus labios empezaron a ejercer presión sobre los mismos, primero sentí un choque eléctrico que penetro en mí, mi cara rápidamente se volvió de color rojo; después, sus boca empezó a moverse con suavidad y elegancia, yo solo atiné a dejar que sus hábiles labios me llevaran... Me sentía infinita. Luego de un minuto, fui yo la que siguió el beso... No sé cuánto tiempo pasó, pero la falta de aire nos obligó a separarnos. Nuestras respiraciones agitadas nos daban la bienvenida. Yo era una mazamorra, una desorientada y torpe masa. No podía sentir mis piernas, solo sentía que sus brazos sostenían mi cuerpo que en cualquier momento se iba a desmoronar en el piso. Cuando abrí mis ojos, encontré a un Eduardo con los labios rojos, ojos desorientados, respiración agitada; yo era lo mismo, pero el doble.

-Eso fue... Increíble -Besó mi nariz y sonreí, sus manos aún me tenían de la cintura.

-No sé qué decir... 

-No digas nada. ¿Vamos a comer algo? -Dijo con sutileza.

-Claro, espera tienes lápiz labial  -Levemente limpié sus labios que habían quedado marcados.

-Algo me dice que tendré más durante la noche- Sonrió atrevido.

Sonreí y lo abracé, era feliz. Esta vez, estiró su mano y fuimos juntos al patio de comidas, como ya faltan quince minutos para la película solo compramos las palomitas y refrescos ,y directo a la sala 6. Nos ubicamos al medio, pero en la parte superior-¿Lista para llorar?

-Oh sí -Hice un gesto dramático. Después de dos largas horas de sufrimiento, te odio/amo John Green, salimos hacia el estacionamiento y después de un corto recorrido llegamos a mi casa, me abrió la puerta del carro, y como estaban mis papas, ya no nos tomamos de las manos.

-Me gustó verte hoy- Dijo abrazándome.

-A mi igual. 

-Tengo una mala noticia, Miley.

-¿Cuál es? -Dije algo preocupada.

-¿Te acuerdas que te dije que eras mi mejor amiga?

-Si...

-Creo que... 

-¿Qué cosa?- Lo tomé de la mejillas para que me viera a los ojos.

-Ya no quiero serlo más.

-¿Qué,que? -Oh no -¿Por qué?

-Hay una razón muy grande que supera todo esto... -No entendía nada -Estoy enamorado de ti.

.

.

.

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Señores, puedo morir en paz.




















Fue así como pasó...Where stories live. Discover now