La Niñera; One Direction (+18)

Esp. Niall's

Capítulo veintisiete.

Niall's POV

Salí exaltado del hotel. Sin decirle ni una sola palabra a la chica que se quedó dormida en la habitación.

Prácticamente lo único que hice fue cambiarme lo mas rápido posible para después salir corriendo como un bebé, tomandi en cuenta que un bebé apenas y gatea.

No se si fui un idiota al dejar a la chica ahí sola, y no es que me importe mucho, sólo que un verdadero caballero no haría eso.

Uff, si. Como no.

En mi cabeza sólo rondaba una sola cosa.

¿Qué estarán haciendo los chicos sin mi?.

Aunque suene muy estúpido y cursi, me importaba el hecho de que __________, en este momento estuviera como loca buscándome. Sería lindo que sufriera un poco de lo que yo sufrí.

También deseaba que los chicos me estuvieran extrañando para hacer estupideces.

Por un momento las calles se me hicieron desconocidas, en verdad no pude creer que me hubiera ido a un maldito hotel tan alejado del bar sólo para follar, follar a alguien que ni me acuerdo quien era.

No quise verle el rostro a la chica.

Me sentía un poco desanimado al saber que todo este lío lo había armado por una cosa tan diminuta como eso que sucedió hace ¿2 días? (si es que se le puede catalogar como diminuta).

A lo lejos divisé un pequeño parque que estaba un poco lleno.

Suspiré y me adelante para tomar asiento en una banca que estaba desocupada.

Me sentía mal. La cabeza me estaba palpitando y sentía que el cansancio me consumía.

Mientras avanzaba tomaba mi cabeza entre manos para evitar que doliera, pero era inutil. La resaca en verdad me había pegado fuerte.

Me senté por fin, y comencé a ver todo el panorama intentando así despabilarme un poco de mis problemas.

Estaba observando como los niños corrían de un lado a otro. Se veía que eran felices.

Sonreí al pensar en un futuro con la chica que ame de esta manera, aunque claro, ahora no deseaba en lo absoluto algún compromiso (o tal vez... No) y mucho menos niños.

¡No se en que momento me volví tan cursi!.

Mis pensamientos lo interrumpieron unos fuertes jadeos que resonaban en mi oído. Los sentía demasiado cerca.

Giré mi cabeza  hacia la dirección de los molestos ruidos que parecían peor que jadeos de perro y me encontré a una chica parada.

¡Wow!, vaya chica.

Tenía el cabello amarrado en una coleta que dejaba su rostro al descubierto, labios finos pero ligeramente pálidos, y ojos de algún tipo de café deslavado con pestañas pequeñas pero tupidas. No lo puedo negar, era hermosa.

Se veía agotada, y por lo que veía la razón de su agotamiento era que acababa de correr, ya que iba vestida con un pants de color negro y una playera de tirantes rosa palo.

Se me quedó observando por unos instantes y como buen conquistador le sostuve la mirada intentando sonrojarla. Mi objetivo se hizo real, estaba peor que un tomate.

Pronto entendí que tal vez la razón por la que me miraba era por lo descortés que había sido.

Aquí entraba en acción.

— ¿No te quieres sentar? —. Pregunté levantándome de mi asiento.

— ¿Qué? —. Preguntó mientras se acercaba tímida.

Al parecer no me había oído.

— Que si no quieres sentarte, linda —. Repetí una vez que estuvo más cerca.

Sus mejillas se volvieron rosadas, y me miró pensativa.

— No, gracias. Así estoy bien —. Sonreí un poco satisfecho al verla sonrojada. En verdad se veía más linda.

— Anda, ven. Sientate —. Dije y le tendí el lugar.

Ella lo pensado después de un poco, pero terminó accediendo.

— Gracias —. Agradeció, y me brindó una pequeña sonrisa —. Veo que un quedan caballeros en este mundo —. Comentó y le sonrei dando a entender que me halagaba aunque me esperaba algo más.

Ok, tal vez me estaba viendo como una maldita rata. Se ve que ella no es de esas chicas que se lanzan a tu cama solas.

— Oye —. Hablé y me miró —. Sabes donde estamos —. pregunté confundido.

Ella me miró de igual manera.

— ¿No eres de por aquí? —. Preguntó y negué —. Oh, pues... —. Pensó pero se me vino a la mente una idea.

— ¿Queda por aquí el bar NwC?.

— Oh, claro. Ese bar es increíble —. Comentó y la mire con impresión, no se ve de ese tipo de chicas que vaya a esos lugares. — Queda como a unas cuatro calles —. Sonrió mostrándome sus dientes, casi perfectos.

Le regrese la sonrisa.

— Gracias —. Dije metiendo las manos en mis bolsillos —. Fue un gusto... —. Esperé a que dijera su nombre.

— Evelyn —. Dijo ensanchando más su sonrisa.

— Fue un gusto Evelyn —. Dije y me despedí con la mano. Después me di la vuelta y comencé a caminar.

Las calles se me volvieron totalmente conocidas. Al parecer el alcohol que había quedado en mis venas todavía hacia efecto.

Pasé justo a un lado del bar, y como loco busqué mi auto, hasta que recordé que le había dado las llaves a mi amigo para que se lo llevara.

Estuve a punto de parar un taxi pero me detuve, al igual que mi corazón.

¡Mi billetera no estaba!.

Joder, ¡no!.

Me comencé a lamentar, mientras caminaba con lentitud.

Nada más me faltaba eso, perder mi billetera.

Cuando llegue a casa sonrei (a pesar de que sentí que había bajado como cinco kilos de tanto caminar). Quería ver a _________, regañándome por no haber venido para después ver su cara de furia cuando le recordará frente a los chicos porque me fui.

Entré a la sala y estaba vacía, luego a la cocina y estaba igual. Subí las escaleras y abrí el cuarto de Harry, no estaba. Luego busqué a Liam en el suyo y tampoco estaba.

Abrí la puerta de la habitación donde se supone que siempre estaban los chicos, pero estaba igual de vacía que todo lo anterior.

¿A dónde carajos habían ido, y no me invitaron?

Me comencé a sentir furioso al pensar que esos malditos traidores pudieran estar en algún otro lado divirtiéndose de lo más lindo, mientras se supone que yo estoy desaparecido.

Aunque, tal vez, salieron a buscarme y pues por eso no están en casa. Esa me convencía más. Si, los chicos y ________, jamás me harían algo así.

Comencé a bajar las escaleras, pero a la mitad de estas ruidos extraños comenzaron a aniquilarme los tímpanos.

¿Acaso eran...? ¡¿Gemidos!?