1,2[book01]

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Capítulo 12: él final es doloroso

sasuke pov

Esta noche, los chicos iban a ver el video del partido del viernes en la casa de Naruto. Su mamá haría tacos y pastel de chocolate. Siempre lo hacía. Era algo que hacíamos cada semana durante la temporada de fútbol.

No planeaba ir. Hoy, por primera vez llegó la atención para enfermos terminales. Lidiar con eso era más difícil de lo que pensé que sería. La semana pasada papá necesitó tanto los medicamentos para el dolor que no estuvo lo suficientemente coherente para siquiera preguntar sobre el partido del viernes. Me senté en su habitación y de todos modos, se lo conté. Esperando que, en su sueño inducido por fármacos, me escuchara.

Que se sintiera orgulloso de mí.

Pronto, no sería capaz de sentarme en su habitación y hablar con él en lo absoluto.

Alejarme de la pesadez en mi casa era necesario para mantener la cordura. Tener a un extraño allí, al cuidado de papá mientras mi madre se sentaba a su lado, sosteniendo su mano; era demasiado.

Así que huí. Y me sentí culpable por ello.

Estacionando mi camioneta frente a la casa de Naruto, me di cuenta de que era el último aquí. Probablemente todos pensaron que no iba a venir. Cuando entré, habría risas y bromas. Ninguno de ellos tenía alguna preocupación o dolor con el que lidiar. Todo era buena comida y fútbol.

Levanté mi mirada hacia la ventana que era de Naruto antes de que Sakura se mudara. Me pregunté si ahora se hallaba allí o si comía tacos en la planta baja con los chicos. Si fuera por ella, no lo haría. Pero si fuera por Tsunade, tenía la sensación de que se vería obligada a sentarse allí con ellos.

No sabía mucho acerca de Sakura, pero la observaba. Tanto así que me daba miedo que alguien lo notara y dijera algo al respecto. Verla aliviaba a mi mente. Incluso desde lejos ella era suficiente para ayudarme a respirar. Me estaba volviendo dependiente de una chica a la que apenas conocía.

Pasos me sacaron de mis pensamientos. Me giré para ver de quién se trataba, y mi mirada la encontró.

—Naruto no pensó que vendrías. Esta tarde, la tía Tsunade llevó a Naruto aparte y le contó acerca de tu padre. Lo sabe. Naruto se molestó y quería ir a verte, pero ella le dijo que te diera tiempo. Que tenías que contárselo tú mismo. —La dulce voz de Sakura hizo que mi pecho se sintiera cálido. Eso ya no era algo que conociera. La frialdad se encontraba allí desde hace mucho tiempo.

Tenía el cabello largo apartado detrás de las orejas, y miraba hacia la casa como yo lo estuve haciendo. Había una paz que venía con su presencia. No lo comprendía, porque ella llevaba mucha tristeza. Pero para mí, ella traía paz.

—La atención para enfermos terminales llegó hoy. Se siente como el final —le conté.

Reclinó su cabeza y levantó su mirada hacia mí. Con mi metro ochenta, me alzaba sobre su metro sesenta. —el final es doloroso —dijo simplemente.

No suavizó las cosas. No me dijo que tenía que ser fuerte. Simplemente, fue honesta. Sabía que las palabras no significaban nada en este momento. Me acerqué y cubrí su pequeña mano con la mía.

—Me duele demasiado —contesté.

Me permitió sostener su mano mientras permanecíamos allí en silencio. Esto era lo que hoy necesitaba. Tenerla a mi lado, sabiendo que comprendía.

—Gracias. Por hablar conmigo —susurré, como si alguien pudiera oírme.

Giró su mano en la mía y la apretó. —Estoy aquí cada vez que necesites hablar.

—No me hablaste hoy en la escuela —le recordé.

—En ese momento, no me necesitabas.

—Sí, lo hacía. Simplemente, no te diste cuenta de cuánto.

Se abrió la puerta de entrada de la casa, y Sakura alejó rápidamente su mano de la mía.

Naruto se quedó mirando. Al principio, esperé que me gritara por estar aquí con Sakura. Pero luego vi que no había ira en sus ojos. Era tristeza. Se sentía triste por mí. Luego, la simpatía que no quería.

—Él te ama. Se va a sentir mal por ti. Permíteselo —susurró Sakura en voz baja, dudaba que desde donde se encontraba Naruto se pudiera decir que ella dijo algo.

Permíteselo.

Me dijo que debería permitirle sentir lástima por mí. Debido a que me amaba. Podía hacer eso. Tenía que hacerlo. No había manera de evitar que ocurriera. Saber que existía una persona que comprendía mi dolor de una manera en que nadie podía hacerlo, era suficiente.

—Quédate conmigo —le pedí, sin apartar los ojos de Naruto.

—Está bien —respondió en voz baja.

Naruto se acercó a nosotros. Sakura se quedó a mi lado. Naruto la miró, pero solo por un segundo. Se concentró en mí. No sabía qué decirme. Sabía eso, porque si se invirtieran las situaciones, tampoco sabría qué decirle.

—¿Estás bien? —preguntó, mirándome con cautela. Como si en cualquier momento fuera a romperme. ¿No entendió que estuve lidiando con esto durante mucho tiempo?

—Sí —contesté, lo cual era una mentira, pero no iba a hacerlo sentir

peor.

Dejó escapar un profundo suspiro y pasó una mano por su cabello

mientras miraba hacia la calle. Estaba pensando. Quería que se lo contara. Lo sabía. Pero, ¿qué iba a hacer una vez que lo hiciera?

¿Decirme que lo lamentaba? ¿Que se encontraba aquí para mí si lo necesitaba? ¿No sabía que esas palabras sonaban sin sentido? No podía hacer nada por mí. No podía mejorar esto.

—Ha estado enfermo durante unos dieciocho meses —dije finalmente, sabiendo que era lo correcto—. En los últimos dos meses realmente se ha puesto mal. Los médicos lo enviaron a casa porque no hay nada más que se pueda hacer.

Naruto cerró los ojos con fuerza y respiró hondo por la nariz. Esperé a que hablara. No estaba seguro de poder decir algo más. No quería hablar de ello.

Cuando abrió los ojos, me miró. —¿Por qué no nos contaste... o por lo menos a mí? Esto no es algo por lo que tengas que pasar solo. Habríamos estado ahí para ti.

Sentí los dedos de Sakura rozar suavemente mi mano. En silencio intentaba animarme.

—No quería aceptarlo o hablar de ello. Contárselo a ustedes lo hacía real. Necesitaba seguir adelante como si no lo fuera. Pero ahora... no puedo seguir haciéndolo. Las cosas no están bien. Ahora es malo — expliqué.

Él necesitaba entender por qué le oculté algo tan importante en mi vida. Era mi mejor amigo desde que teníamos seis. Sabía que no comprendía esto, que no le contara. Pero era la manera que necesita para hacerle frente. —¿Qué puedo hacer? —preguntó Naruto, viéndose dolido.

Antes no había nada que pudiera hacer. Pero ahora se encontraba de pie entre algo... o alguien que necesitaba. Alguien que podía ayudarme.

—Déjame ser amigo de Sakura. Solo amigos. Ella me ha ayudado en maneras que nadie más podría.

La miré y vi que sus ojos se abrieron ampliamente. No esperaba eso. Aquello hizo que su hermoso rostro se viera tierno. Por primera vez en mucho tiempo sentí ganas de reír.

—¿Quieres ser amigo de Sakura? —preguntó Naruto, sonando confundido—. No entiendo.

No lo entendería. Además, ella no hablaba con él. No sabía cómo el sonido de su voz podía calmar el dolor. No sabía que lo que necesitaba exactamente era tener a alguien con quien hablar, que entienda el dolor que sentía. No necesitaba hablar con él o con cualquiera de los chicos. Ellos no lo comprenderían. Solo Sakura.

viernes por la noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora