–Volveré pronto–prometí con una sonrisa leve... O al menos, lo intentaría.

 Damon me guiñó un ojo mientras Andrea se lanzaba a mis brazos, acogiéndome con fuerza mientras lloraba como una niña pequeña. La efusiva vampiro no había podido olvidar sus enormes emociones humanas, y eso era algo adorable en ella.

–Cuídate mucho Amalia –decía entre sollozos–. Espero que... le patees el culo a tu padre. ¡Véngate!

 El Rey Lucan intentó contener una carcajada ante las palabras furiosas de Andrea. Yo, sin embargo, no pude evitarlo y me eché a reír. Limpiándole las lágrimas de las mejillas, asentí lentamente mientras agradecía su preocupación.

  –Me cuidaré y le patearé el culo en tu nombre –aseguré.

Cuando llegó el turno de los sucesores, agradecí las palabras de ánimo de Samuel, la preocupación de Diana y el silencioso apoyo que me entregó Rick cuando posicionó su mano sobre mi hombro mientras el Rey Lucan se acercaba a mí.

Los ojos rojizos y oscuros del rey me repasaron con tristeza, sin querer darme las esperanzas pero sin desearme ningún mal. Tanto él como yo sabíamos que esto era casi un imposible, pero no iba a dejarme caer; y sólo por eso, le sonreí.

–Lamento por lo que estás pasando Amalia, sé que no te lo mereces –dijo él con seriedad–. Intentaré hacer todo lo posible para que puedas volver cuanto antes, sana y salva... Por eso, para agradecerte todo lo que hiciste por tu raza en aquella guerra, he encontrado a alguien en la ciudad que es capaz de ir contigo, de ayudarte y de vigilarte –sonrió levemente–. Y creo que ya os conocéis.

Mi corazón empezó a latir con fuerza mientras levantaba la mirada hacia la enorme puerta de madera. La sorpresa brilló en el rostro de cada uno de los presentes, pero sobre todo en mí. ¿Él?

  –¡Lamento llegar tarde, señor! –dijo Tobias, bajando rápidamente las escaleras mientras resoplaba. Sus grandes ojos rojos brillaban avergonzados, pero parecía no darse cuenta de la enorme conmoción que había en el jardín... gracias a él–. Mi madre me ha entretenido demasiado, pero ya estoy listo.

Mientras acababa la frase se restregaba la mejilla con fuerza, enrojeciéndola. Estaba casi segura que era para intentar borrar el carmín que los labios de su madre habían dejado allí.

–No importa, Tobias. Tu madre está siendo muy permisiva al aceptar la petición que le hice–respondió el rey. 

  –Padre, ¿qué significa esto? –preguntó Damon sorprendido. Me alegré de que fuera él quien preguntase, pues yo estaba demasiado conmocionada como para hacerlo. ¿Tobias iba a ayudarme? ¿Cómo?

El Rey apoyó una mano sobre el hombro de Tobias y nos miró a todos con una sonrisa, sobre todo a mí.

–Tobias tiene un poderoso y extraño don, Damon–dijo él–. A pesar de ser tan joven, es capaz de entrar en las mentes de los vampiros... y de crear una especie de barrera entre ellos y su cuerpo. Es difícil de explicar, pero creo que Tobias puede ser la clave para ayudar a Amalia.

Mi corazón empezó a latir rápidamente, sin poder creer realmente que aquel joven niño pudiese ayudarme. ¿De verdad tenía tanto poder? ¿Sería capaz de ayudarme contra mi padre? 

  –Bueno, eso es una grata sorpresa –dijo de pronto Diana sonriendo como una loba salvaje–. Parece que sí que tenemos posibilidades contra él, ¿no?

Tobias sonrió, vergonzoso, cuando la loba se acercó a él y le pasó un brazo por los hombros. Al ser ella tan baja y el joven vampiro tan alto, sólo les diferenciaban varios centímetros.

–¿Nos vamos?–dijo de pronto Rick, con los ojos plateados fijamente pegados a la loba de ojos dorados–. Tenemos un largo camino antes de llegar.

El nerviosismo me recorrió y me lamí los labios, mirando por todas partes en busca de la única persona a la que no había visto pero de la que necesitaba despedirme.

  –Él no está –susurró de pronto Diana minutos después, mientras todo el mundo ayudaba a guardar las cosas y se despedían entre ellos–. Ayer, antes de la madrugada, tuvo que marcharse junto con su manada... pero tranquila, le conozco lo suficiente como para saber que volverás a verlo antes de lo que crees.

Sentí la tristeza inundándome y negué con la cabeza. La preocupación nació rápidamente en mi pecho, y ni siquiera cuando pasaron varias horas pude quitármela de encima. 

¿A dónde había ido Jake? ¿Por qué se había ido tan rápidamente?

Y lo más importante de todo... ¿Estaría bien?


 



UN SUEÑO IRREAL. || LB#2 ||Where stories live. Discover now