Una misma sangre

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Todo lo que habían pasado, todo lo que tuvieron que enfrentar desde que Yu Kwon escuchó en aquella taberna de Isla Coral sobre el tesoro de los siete mares, cuando lo confirmaron con Ji Seok y cuando fueron con aquel hombre que les reveló la ubicación del mapa; la leyenda se hizo realidad y ellos habían logrado lo que no muchos pudieron, llegar con vida aunque el Wild Beast no hubiese corrido con mucha suerte. Ahora tenían esa isla frente a sus ojos, cubierta por una neblina que le causaría escalofríos hasta al más valiente pero ya estaban cerca del final de su aventura. El bote encalló en la orilla sin problemas, sin ser atacado por alguno de los tentáculos de esa bestia que seguía dándose un banquete con el navío y bajaron del mismo, recorriendo lo que parecía ser una playa común y corriente pero adelante de ellos se alzaba la selva en la que tenían que adentrarse y no sabían lo que se encontrarían.


-¿Y ahora qué? - preguntó Kyung - ¿Sin barco cómo haremos para llevarnos el tesoro? El bote no aguantará.

-Supongo que sólo habrá que tomar lo necesario - contestó Taeil.

-Maldito Leviatán o lo que sea ¿Por qué se tuvo que llevar nuestro barco, nuestro fiel compañero, nuestro...


Taeil se aclaró la garganta para que el pelirrojo cerrara la boca. Aunque decía no estarlo, aunque dijera que era sólo un montón de madera, era más que obvio que Zico se encontraba muy mal por la pérdida de su querida nave y era mejor no seguir hablando de ella.


-¿Tienen sus armas? - preguntó el capitán, todos asintieron - Bien, no se vayan a separar por ningún motivo.


Sin saber lo que habría adelante, los piratas y Sun Gi entraron a la selva, también cubierta por la neblina que rodeaba toda la isla. Se mantenían lo más junto que podían, con sus sentidos alertas y mirando hacia todos lados. La calma era demasiado inquietante, era parecida a aquella isla donde se encontraron con la curandera pero en ésta el ambiente era peor, a pesar de que estaba esa niebla, no hacía frío, hacía mucho calor y apenas caminaron un tramo y ya estaban con sus respiraciones cansadas, como si de pronto la gravedad desaparecía y los asfixiaba. Se detuvieron por unos instantes, algunos se quitaron sus sacos y chalecos, se abanicaban y hasta se quitaban el sudor de la frente; a simple vista no parecía pero aunque no hubiese sol, el calor los tenía agobiados.

-No sé si podré continuar –dijo Ji Hoon jadeando.

-No seas exagerado... – Min Hyuk tomó aire – Ya nos hemos visto en calores así.

-Pero éste es diferente, es como si no fuese de éste mundo ¿Será éste el infierno?

-Ya dejen de hablar y continuemos – les indicó Zico quien se puso de nuevo en marcha.

-Capitán – lo llamó el rubio - ¿Sabes hacia dónde vamos? Dicen que el tesoro está por toda la isla pero sin embargo caminamos en busca de alguna cosa ¿Qué es?

-Debe haber algún templo, algo donde realizar el ritual, hay que buscar eso. Alguna construcción o alguna cueva.

Continuaron con su camino, a pasos lentos, buscando lo que Zico decía que podría haber allí para realizar el ritual porque no pensaba que podría hacerse en cualquier lugar. Los demás confiaban en su capitán como siempre y lo seguían, esperando ya dar con algo porque el miedo estaba comenzando a invadirlos. Entre ese silencio, un ruido lejano los alertó, haciendo que más de uno se llevara la mano al pecho.

-¿Qué fue eso? – preguntó Sun Gi.

-Sonó como un...Un cañón – contestó Zico, extrañado ¿Había alguien más allí? No era posible así que continuaron y volvieron a escuchar otro mucho más fuerte – No le den importancia, quizás no sea nada por lo cual preocuparse.

La niebla bajaba cada vez más pero el calor subía, se encontraron con una espesa maleza por la cual tuvieron que darse paso cortándola con las hojas de sus espadas y llegaron al borde de un acantilado. No había puente, ni un tronco por el cual cruzar, tendrían que dar la vuelta y encontrar un camino que los llevara al otro lado pero no lograban ver nada.

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