Wuno

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Sun Gi daba vueltas dentro de su celda como tigre enjaulado, estaba hambrienta, cansada y aburrida. Logró darse un baño a medias con el agua que Yu Kwon le trajo pero aún seguía sintiéndose sucia, esa era la vida a bordo de un navío pirata.

-Hola ¿Pudiste asearte?

-Algo.

Yu Kwon abrió la reja de la celda.

-¿Me dejarás salir?

-Estamos en medio del mar y sé que no se te ocurrirá saltar de nuevo así que no hay problema de que subas a cubierta y tomes algo de sol. También debes comer algo.

-¿No les da miedo que esté fuera? Podría matarlos – dijo seria.

Yu Kwon se partió de la risa.

-Eres muy graciosa, ya sal.

Subieron a cubierta, el cielo estaba despejado y los rayos del sol incidían intensamente sobre sus cabezas pero a pesar de todo había una fresca brisa marina que hacía el ambienta agradable. Yu Kwon guió a la chica al otro extremo del barco y bajaron por unas escaleras llegando a lo que claramente era la cocina y el resto de la tripulación se encontraba sentada en una mesa, unos pegados a otros, listos para almorzar lo que Kyung estaba preparando.

-Mi lady, siéntese por favor – dijo Ji Hoon levantándose para darle ese puesto a Sun Gi.

La chica se acercó lentamente al puesto pasando su mirada por los otros piratas que no le quitaban los ojos de encima. Se sentó entre Taeil y Jaehyo, que por suerte para ella traía puesta una camisa y Kyung comenzó a servir los platos. No pudo evitar sentir un profundo asco al ver lo que había servido sobre la mesa, era una masa viscosa de color marrón que no se distinguía que era y confundida miró al cocinero que se sentó frente a ella.

-Es estofado de mariscos – contestó el chico sin que ella le preguntara nada – Se ve mal pero sabe muy bien.

Aun con dudas tomó la cucharilla que tenía a un lado y palpó con ella la masa viscosa de mariscos que lo menos que parecía era eso, más bien lucía como excremento. Levantó la mirada viendo a los chicos que sin problemas se comían el contenido de sus platos por lo que no debía de estar tan mal así que llevó un poco a su boca y enseguida lo escupió a un lado. Nunca había probado algo tan repugnante como eso, era como si esos mariscos no estuvieran cocinados. No entendía cómo es que los demás podían comerlo tan a gusto, o era tanta el hambre que tenían o ya estaban acostumbrados.

-¿No te gustó? – preguntó Kyung.

-Es asqueroso.

-Lo tuviste tan sólo un segundo en tu boca, cuando lo masticas y lo tragas tiene mejor sabor...Ten – tomó una porción en su cucharilla y la puso enfrente de la chica para que lo comiera.

-No quiero eso.

-Tienes que comer, no te nos puedes morir o no tendremos nuestra recompensa.

Kyung les hizo una seña con la cabeza a Taeil y Jaehyo, quienes estaban al lado de Sun Gi, y estos la sostuvieron mientras a la fuerza Kyung le daba la comida. Después de batallar sin que la joven quisiera abrir la boca, por fin pudo meterle la cucharilla en su cavidad bucal y para que no lo escupiera, le cubrió la boca.

-Traga.

Sun Gi negaba con la cabeza repetidamente sin ocultar lo asqueada que estaba.

-¡Trágalo ahora! – le ordenó.

La chica lo tragó y Kyung se alejó enderezándose en su asiento. Todos rieron al ver su expresión de asco como si fuera algo muy divertido pero por supuesto no lo era, Sun Gi aún sufría con ese sabor en su boca y su garganta y no bastaron ni dos minutos para que esa repugnante masa que ya había llegado a su estómago hiciera efecto y quisiera regresar. Sintió el buche ya amenazando con salir, cubrió su boca y corrió afuera hasta la cubierta, apoyándose de la borda y botando lo poco que había tragado. Al no tener más comida en su estómago sintió que vomitaría todos los órganos y más aún teniendo todavía ese gusto a podrido.

Seven SeasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora