El aviso de Poseidón

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En la cubierta del Wild Beast temprano esa mañana, desde donde se podía ver la hermosa salida del sol con figuras abstractas de luz pintadas sobre el tranquilo mar, se encontraba Zico al lado del timón esperando a que el resto de la tripulación se despertara para partir en su viaje a isla Esperanza. Normalmente quien se ocupa de poner en marcha el navío es Taeil con las órdenes del Capitán pero si éste se quedaba en su camarote implicaba que tendría mucho tiempo para pensar y lo que ahora tenía en su cabeza era el encuentro con su hermano después de varios años. Recordaría entonces lo que él le hizo y querría liberar su rabia rompiendo todo lo que hubiese en su habitación pero ahora debía enfocarse en lo importante, el tesoro, y al igual que el nombre de la isla, tenía esperanza de hallar el mapa.

Uno a uno iban saliendo el resto de los chicos que se impresionaron al ver a Zico despierto tan temprano y en la posición que hace algún tiempo no había tomado.

-Que madrugador – dijo Taeil subiendo a su lado mientras se colocaba su bandana en la frente.

-Hoy me encargaré de mi nave, tómate un día de descanso.

-Pero que considerado – bajó para reunirse con los otros y esperar las órdenes de Zico.

-Bien chicos, suban el anclan e icen las velas, nos vamos ya a isla Esperanza y es un largo camino que recorrer.

-¡Sí Capitán! – gritaron todos y se pusieron en marcha.

Ya alejados del muelle e isla Calavera y el barco navegando en mar abierto para el viaje largo que les esperaba, se dispusieron a tomar el desayuno preparado como siempre por Kyung. No pudieron comprar provisiones de alimentos pero en cuanto llegaran a Esperanza se surtirían con todo lo necesario. Yu Kwon tomó un pedazo de pan y lo guardó para llevárselo a la chica que por órdenes de Zico, no la podían dejar salir aunque no estuvieran cerca de tierra. Era un castigo por haber intentado escapar la noche anterior y nada más y nada menos que con Wuno.

Al parecer a Sun Gi ya no le importaba nada pues estaba acostada durmiendo en el suelo de su celda ignorando la poca higiene que la rodeaba, incluso una rata le estaba caminando por la pierna y aún no se había dado cuenta por lo que Yu Kwon entró y la quitó antes de que la viera y se traumara más de lo que ya estaba. La chica se revolvió un poco y abrió los ojos.

-Buenos días – dijo Yu Kwon.

Sun Gi se reincorporó de golpe y se arrastró hacia atrás para alejarse de él.

-Perdona. Te traje algo de comida – le mostró la rebanada de pan.

-¿No la preparó el cocinero?

-No, está algo duro pero por lo menos no tiene tan mal sabor.

La chica se lo arrebató de las manos y comenzó a comer con desesperación. Ya habían pasado muchos días sin comer y su estómago pedía a gritos algo de alimento y aunque era poco, le sentó bien haberlo comido.

-Te traería más comida pero esa sí fue preparada por Kyung.

-Quisiera comer comida de verdad, las tres veces al día. Me moriré si continúo así, sin alimento y encerrada ¿Qué el Capitán no se da cuenta que si me tiene así y muero no podrá tener su dinero?

-Él es terco y cascarrabias, el hecho que te escaparas y quisieras irte con su hermano lo puso muy mal.

-No tenía idea que fuera su hermano, aunque sí se me había hecho conocido, ya entiendo por qué... ¿Y por qué hay tanta rivalidad entre esos dos?

-Ni idea, yo apenas llevo un año aquí y él ni nadie nunca hablan de su hermano.

-Tú eres bueno...Aparentemente. No entiendo como llegaste a ser un pirata.

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