Encariñarse ¿Mala idea?

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Caminando calmadamente de un lado a otro en "su" camarote, portando su casaca de cuero negro envejecido; con sus manos, cubiertas completamente de anillos robados, tras su espalda y su fiel amigo, un perico casi desplumado, en su hombro, Tablo esperaba a Zico quien había demandado hablar con él para hallar una solución antes de llegar a los extremos de abrir fuego. Se detuvo al escuchar la puerta abrirse por la cual entró el joven capitán, cojeando y apoyándose en su bastón. Tablo no pudo evitar lanzar una carcajada tras ver su estado.

-¿Qué te pasó Zico, perdiste otra parte de tu cuerpo? - continuó riendo acompañado por sus dos hombres que habían entrado.

-No, me lastimé el tobillo - dijo con indiferencia.

-Oh...- Tablo empujó a Zico a un lado sin importarle su estado - ¿Y quién es esta linda chica? - tomó su mano y la besó, Sun Gi la apartó de inmediato.

Zico, que había logrado sostenerse de la pared para no caerse después del empujón que le echó Tablo, se incorporó y se puso entre el hombre y la joven, fulminándolo con la mirada.

-No la toques.

-¿Quién es, tu hermana? - la miró por detrás de Zico - Nah, es muy bonita para ser de tu familia... ¿Acaso es tu novia?

-¡No!

-Sí, es demasiado hermosa para estar con un tipo tan feo como tú - bajó la mirada - Además que eres eunuco - volvió a carcajearse.

Zico apretó la mandíbula y su cara se tensó, también un tic apareció en su ojo pero luego se contuvo de lanzarle un golpe y sonrió forzosamente de una manera burlona.

-Ja-ja siempre tan simpático...Ya, a lo que íbamos. Devuélveme el Wild Beast - exigió Zico.

-No – dijo con calma.

-Yo lo gané justamente, no me lo puedes quitar.

-Y yo soy pirata así que hago lo que me de la reverenda gana y no dejaré que un niñito me diga qué hacer.

A Zico lo único que se le ocurría era enfrentarse a un duelo o sacar los cañones y disparar porque a pesar de tener buena labia, sabía que con Tablo eso no funcionaba, se negaría y lo molestaría hasta hacerlo sacar de quicio y no llegarían a nada con las palabras. Buscó a Sun Gi, que como dijo hablaría con él y la puso delante de él para que comenzara a decir algo que lo ayudara a recuperar su barco y esperaba que no empeorara las cosas.

-Ehh, señor...

-Capitán, llámame así, linda.

-Capitán Tablo ¿Será que por favor podría regresarle la nave a Zico y toda su tripulación?

-¿Y por qué debería hacer eso? Éste es mi barco y él me lo quitó.

-Él lo ganó y aunque sean piratas deben respetar las reglas del juego, si apuestan y pierden tienen que aceptarlo porque si no ¿Para que apostarían? Seguramente usted estuvo seguro que ganaría pero no se debe confiar porque no sabe lo que le depare el destino.

-¿El destino? - subió las cejas.

-Todos tenemos un destino y a lo mejor perder su navío fue el suyo quizás porque en un futuro le espera un mejor y más próspero... destino. Quién sabe si sea a bordo de ese otro barco, en donde tuvimos que venir para alcanzarlos.

-Pero yo quiero el mío ¡Éste!

-Ya, déjelo ir, quizás en el otro le vaya mucho mejor y lo lleve más lejos, quien sabe si a grandes riquezas.

-Riquezas - se quedó pensativo sobando se el mentón como si tuviera una barba invisible - Me gustan las riquezas ¿Pero por qué crees que en el Wild Beast no podría conseguirlas?

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