Isla Coral

468 45 10
                                    


Sumergida en la hediondez y humedad de esa fría celda en lo más bajo del llamado Wild Beast, Sun Gi por fin logró conciliar el sueño hasta el amanecer. Era su primer día apenas en ese navío y como era de esperarse no iba a comenzar de buena manera, apenas abrió los ojos vio dos ratas a sus pies a las que enseguida les huyó apartándose lo más que pudo de ellas mientras estas se acomodaban en el lugar en que estuvo sentada. La situación en que se encontraba era deplorable y apenas estaba comenzando.

-Buenos días mi lady – dijo una voz que le hizo dar un respingo a la chica. El pirata y cocinero llamado Kyung, de cabello rojizo y ojos saltones la veía con una perturbadora sonrisa y un plato sopero en la mano – Te traje el desayuno.

-No quiero nada.

-Tienes que comer, no te nos puedes morir – abrió la reja para entregarle el plato.

Aprovechando que la puerta estaba abierta y que el chico era de baja estatura y delgado, Sun Gi, empujó con fuerza la reja golpeando al pirata, dejándolo tumbado en el suelo. Corrió escaleras arriba hasta la cubierta, apenas le dio el sol en la cara, la cegó y una vez que se acostumbró a la luz pudo ver al resto de la tripulación, Min Hyuk y Ji Hoon trapeando el piso con un agua que se veía sucia, el primer oficial en el timón y el alto exhibicionista junto con "la mascota" montados en una de las vergas arreglando algo en una de las velas. Enseguida que estos vieron a la joven, dejaron lo que hacían y ella corrió hasta el borde de la proa.

-Si se acercan saltaré – amenazó.

-No hagas una estupidez – dijo el llamado Ji Hoon.

-Lo haré al menos que me devuelvan a Isla de Reyes o me dejen en alguna isla donde pueda tomar un barco de vuelta.

Todos rieron al unísono.

-Sí, ríanse, sobre todo cuando hayan perdido su premio mayor – sosteniéndose fuerte con sus manos de la borda, pasó una pierna por esta hasta dejarla afuera del barco.

Los piratas se acercaron para detenerla pero ella extendió una de sus manos en frente para que no dieran un paso más o si no saltaría. Taeil se apresuró hasta el camarote del capitán quien se encontraba en su silla con sus pies sobre el escritorio examinando un mapa.

-Zico, tienes que venir ahora, la chica está amenazando con saltar al agua.

-¿Qué? ¿Cómo demonios salió?

-No sé, pero ven.

Zico dejó el mapa a un lado y se unió con el resto en la cubierta. Le lanzó una mirada asesina a la chica al verla en la posición en que se encontraba y se acercó más pero se detuvo en seco en cuanto ella alzó su mano de nuevo.

-Déjate de tonterías y baja.

-No – dijo con firmeza.

-Si saltas morirás ahogada o algún tiburón te comerá.

-No me importa contal de no seguir en éste barco con un montón de sucios piratas.

-De acuerdo, hazlo entonces – la retó – Quiero ver que saltes.

-¡Lo haré! No estoy jugando.

-Estoy esperando – se cruzó de brazos.

Sun Gi miró hacia abajo, entrándole una sensación de vértigo al estar ya con una pierna afuera, y con cualquier mal movimiento o bamboleo del barco, podría caerse. En realidad no tenía intenciones de saltar, no era tan valiente como para hacerlo y no había tierra cerca a la que pudiera llegar nadando, cosa que no sabía tampoco. Por unos segundos más siguió en la misma posición amenazante, Zico la veía con una ceja arqueada y golpeando repetidamente el suelo con su pie, esperando a que hiciera lo que dijo. No podía quedarse todo el día allí y era obvio que no la dejarían ir por eso así que se rindió.

Seven SeasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora