Four scars.

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Four scars.

-Querías saber de mi? – Pregunta Hyuk, sacando del trance memorial al castaño, Donghae desvía la mirada y asiente – Si me hubieras preguntado, yo podría haberte contado lo que quisieras.

Con la promesa en el aire coge velozmente el plumón, traza las palabras y se lo muestra. El rostro de Hyukaje palidece y por primera vez (desde que lo conoce), su sonrisa se borra.

"Es verdad que tu hermana está muerta? "

Hyuk pasa saliva y sonríe mostrando sus encías de nuevo, Donghae sabe que no es sincera, pero no dice nada. Quizá ha sido muy indiscreto...

-Sí... ella se suicido – Sube el rostro y algo se rompe dentro de él al ver como su amigo se mantiene sonriendo.

Donghae sabe muchas cosas ahora. Una de ellas (la más nueva) es que... Hyuk le ha mentido. Y la otra es; que aquellas sonrisas que siempre le ha mostrado, han sido falsas...

*

Una noche limpia y llena de estrellas Hyukjae decide que es buena idea invadir la casa del castaño, toma una mochila, mete ropa y algunas cosas dentro, se la hecha al hombro, acaricia a Choco en la cabeza y se marcha tomando sus llaves. Ya la sirvienta le dará de comer y aseara sus gracias (como siempre que no está en casa). No es muy tarde, pero el cielo aparenta lo contrario.

Llega a la vivienda, se rasca la nuca... no pensó en cómo se supone que entraría. Toma su celular, para su mala suerte no tiene batería...

-Maldición! – Arroja el aparato al suelo, se lamenta y lo coge, abrazándolo como consuelo. En su dramático acto ve una diminuta piedra, una idea cruza su mente y la recoge, lanza el proyectil a la ventana sin pensárselo mucho y espera – Mierda...

Quien se asoma por la ventana, es la madre de Donghae.

Esta sentado en la sala de estar, la mujer frente a él tiene los brazos cruzados y una expresión atemorizante, camina de un lado a otro sin alejar sus ojos de los suyos.

-Bien, te hare una pregunta, ok? – Hyuk traga saliva y asiente, esperando lo peor – Primero, quien eres, segundo, que haces a las 2 de la mañana lanzando cosas a mi ventana y tercero, porque no estás en tu casa, eres un niño – Deja un prolongado silencio para que el menor responda. Inseguro de sus respuestas comienza a hablar.

-Mi nombre es Lee Hyukjae, yo... vine a ver a Donghae y...– Sus palabras quedan en el aire, la mujer esta sosteniéndolo por los hombros y mirándolo demasiado cerca.

-Conoces a Hae?! ...eres amigo suyo? – Las últimas palabras son un susurro emotivo. Hyuk se quede estático y cierra los ojos.

-Por favor discúlpeme, me marchare ahora mismo! – Grita asustado.

-Donghae – Abre los ojos, la mujer esta hablándole a alguien a su espalda. La melena revuelta aparece lentamente, frotándose un ojo por el sueño, pero apenas Hae ve a Hyuk siendo aprisionado de los brazos por su madre, corre, con enojo aleja las rudas manos y se coloca frente a él protectoramente – Es tu amigo? – Le pregunta a su hijo, asiente, ella suspira y sonriendo se deja caer en el sofá – Me alegro, lamento lo sucedido – Mira apenada a Hyukjae.

-No, no! disculpe, fue mi culpa, no debí venir – Hace una reverencia, toma su mochila del suelo y casi corre a la salida.

-NO! – Grita la madre del castaño, lo toma por el brazo y lo mira suplicante – Realmente lo lamento, no debí ponerme de esa manera, disculpa... no dejes de ser amigo de mi hijo – Pide, el rubio se descoloca y niega.

-No dejare de ser su amigo, solo me marcho para no molestar – Aclara, ella vuelve a negar.

Donghae escribe a toda velocidad en la palma de su mano con una pluma (que quien sabe de dónde ha sacado), llega hasta Hyuk y le muestra, acercándola en demasía.

"No te vayas, por favor, es tarde, quédate conmigo"

El pecho del mayor da un vuelco.

Quédate conmigo... maldición, le encanta como suenan esas simples palabras llenas de necesidad.

Le gusta... quizá demasiado.

*

-Lo lamento Hae, no sabía que la ventana a la que arroje la piedra sería la de tu madre, espero no meterte en problemas... yo... – Donghae niega, escribe en una hoja y se la pasa.

"Que haces aquí?"

-Y-yo – Tartamudea, se muerde un labio y ríe nerviosamente – Q-quería v-v-ver...te.

Palabras mágicas, piensa Hyuk, porque de la nada, después de tanto tiempo, intentos y planes...

Donghae ha sonreído.

***

El tiempo se inunda de sonrisas, señas y miradas rebosantes de sincera felicidad. El rubio aun no sabe porque el castaño no pronuncia palabra alguna, pero sí que no le importa el sonido ni palabras que podrían escapar, algo muy dentro de él se ha ido desarrollando con los meses, una extraña habilidad para interpretar los movimientos y gestos, logrando "escuchar" a Donghae dentro de su cabeza, cada consonante, verbo o adverbio es remplazado. El sonido pierde sentido, los gestos se tatúan en su mente y toma fotografías mentales de cada uno, las acciones lo ablandan y rozan sus pensamientos... que terminan colándose por su corazón.

Tiene siete meses con Donghae en su vida. A los ojos de ambos son buenos amigos, comparten una ruta diaria a la que se han apegado más de lo que les gustaría admitir. Cada mañana Hyuk pasa a casa de Hae, se queda un poco a hablar con él y se marcha al colegio, mientras que el menor espera a su tutora (Porque ha decidido estudiar, en casa, pero estudiar al fin y al cabo).

-Debo irme, cuídate, nos vemos en la noche, recuerda hoy pasa el maratón de películas de terror! – Dice emocionado el rubio por pasar el fin de semana en esa casa que ha pasado a ser su segundo hogar, coge su mochila y se la echa al hombro, se inclina para despedirse. Una tenue, tibia y cosquilleante sensación se instala en la mejilla izquierda de Donghae, le ha besado, sonríe y asiente bobamente viéndolo desaparecer por donde entro minutos antes.

No sabe cuando comenzó, pero así se despiden y saludan, con miradas nada discretas a sus alrededores en busca de algún posible mirón antes de hacerlo, un suave roce de labios húmedos y gruesos sobre la tibiez de la mejilla ajena, algo tan trivial pero significativo, así sonríen y así se quieren... ninguno dice nada, lo ignoran porque no es "correcto". Pero es tarde, está ahí como una áspera, dolorosa y pesada pero suave roca, no se mueve (ni desea que se aparte del lugar que ha tomado), justo sobre su pecho, la sensación es parecida a la suave brisa de verano que arrastra el olor de hierba y tierra mientras se está recostado sobre frondoso césped y se mira la bruma de colores naranjas, rosas y rojos que amenazan con tragarse por completo al astro rey.

Es tarde, ya ha sucedido.

Lo sabe, no encuentra otra respuesta para "eso" que jamás había sentido. Es amor, está enamorado de Lee Hyuk Jae.

El silencio lo abruma, sin Hyuk en su recamara todo permanece tan triste, gris... como sus días antes de conocerlo. Sacude la cabeza intentando alejar sus ataques de depresión crónica y se levanta, baja a la sala y encuentra a su madre dormida en el sofá... como últimamente.


Scars (EunHae)On viuen les histories. Descobreix ara