Capítulo 27

93 2 3
                                    

Rápidamente él me toma del rostro, me toma del mentón fuertemente, hasta hacerme daño, lo que me causa cerrar los ojos.


No se qué le pasa, qué le esta pasando. Se comporta como un maldito enfermo.

-¿A dónde estabas?.-
Su susurro me causa escalofríos.


Me quejo del dolor, está presionando más fuerte, joder.

-N-no lo recuerdo.-

Mi voz tiembla pero trato de quitarlo con mi mayor esfuerzo, que desgraciadamente no logro.


Me remuevo de dolor mientras él seguía en lo suyo.

- Mientes!. ¿ Con quién estabas?.-

Me murmura al oído.

Sé que algo sucedió aunque no lo recordaba a la perfección.

Hago mi mejor esfuerzo. Comienzo a recordar cuando escapé de alguien, de mi ex mejor amigo, pero no era mi amigo, sino un completo desconocido para mí.


Aquél se había vuelto loco y es que a mí siempre me toca encontrarme con ése tipo de personas..joder.
Al notar el frío de aquella navaja sabía que podría hacer lo que sea conmigo, ademas de que podría haberme hecho algo que no quisiera. Recordé el rostro aquél mirándome, sin dudas se había convertido en un maldito psicópata.


Nadie podría compararsele.



-Un amigo. - sentencié.

¿Me creería?

-¿Qué clase de amigo?.-

Su pregunta me hizo pensar que acaso estaba dudando de mí, lo era. ¿acaso era tan posesivo? o tal vez los celos lo afectaron.

- Él...Sólo estaba protegiéndome, pero tampoco me dejó hablarte.-

Le respondí seguro mientras notaba su mueca y su voz más intensa ¿estaba cabreado?.

- Pedirá no haber nacido. En cuanto a ti..

.-
su voz sonó amenazante lo que me hizo tragar en seco, aquellas palabras no sonaban bien.


Rápidamente golpean la puerta, sin dudas al poco tiempo él se separa de mí afortunadamente. Abren ésta y noto que es mi padre. Me ha salvado, joder! Evito gritar de alegría y mi sonrisa se hace más notable.

No sé que sea capaz de hacer Tom, con un loco como éstos, jamás me he cruzado.



Él se cruza de brazos mirándome con seriedad, puedo notar la sonrisa falsa que se le nota, está apoyado contra la pared. No sé lo que piensa..no quisiera saberlo..

Pero ¿En cuanto a mí, qué? Me lo pienso varias veces, lo que dijo no tenía sentido.
Rápidamente noto que me avisa que se irá.


Me saluda con la mano alzada, como si fuésemos amigos y me da una última mirada, una mirada de ésas que te lo dicen todo, aquellas que jurarías no haber nacido, aunque no creo que sea capaz de hacerme algo.

Suspiro aliviado cuando Tom se va y mi padre me habla de cosas que no comprendo por estar pensando en las actitudes de el chico que se termina de ir.



Mi padre se queda a mi lado pero cierro los ojos, necesitaba descansar aunque no sabía que hora era, ni mucho menos el día.

Narra Tom:


Al llegar a mi hogar me dispuse a pensar como un idiota sobre lo sucedido mientras miraba hacia el techo recostado en la cama.
Esto ya estaba pasándose de la linea y de mis límites. Debía de ponerle fin a ésto. ¿Desde cuando me veía tan patético? Ya lo estaba perdonando cosa que no debería ser así aunque siempre se sale con la suya, yo había olvidado mis principios y eso ya no me gustaba.


Debía ser el que era antes, acostarme con mujeres , beber como un condenado y despertar con una mujer diferente cada noche.


Mientras reflexionaba sobre toda la situación de repente oí a mis padres llegar, estaban discutiendo ruidosamente como nunca antes.

Saqué los audífonos de un cajón, me los coloqué sin más para escuchar música a todo volúmen , todo el griterío venía desde la puerta de entrada hasta la sala. Imbéciles.

Rápidamente sin perder más el tiempo comencé a hacer las maletas, metí lo que más valía la pena. Ya con mis cosas, me dirigí hasta mi auto, sin prestarles atención a los dos imbéciles que tengo como padres. Encendí el motor y huí por la carretera hacia ningún lugar. No quería soportar sus gritos ni quejas y más si mi madre actuaba como la santa.


De repente busqué el dinero que guardaba en mi billetera, al menos me alcanzaría para una noche. Al llegar a un hotel, tomé las llaves y pagué. Al menos no volvería hasta el otro día. Al menos aquí tendría silencio, cigarrillos, música y soledad. Mañana iría a buscarme una buena morena o rubia, que más dá. Lo que fuere. Traté de buscar entre mi poco equipaje, papá trataría de llamarme de eso estaba seguro. Mi madre se había vuelto una cualquiera por más que sea hiciera la víctima yo no le responderia ni un maldito mensaje.


Encargué un par de pizzas pero me quedé mirando hacia la ventana.


Al pasar los minutos me quedé en el umbral observando la gente pasar. Al notar esas piernas y ese escote mis sentidos se perdieron completamente allí mismo. Cruzamos miradas y luego
caminé hacia ella y le guiñe coqueto.
Una pelirroja estaba allí sonriendome, se veía tan bien.

-Hola preciosa.-
Le dije con mi voz totalmente seductora. Tal vez no funcionaría pero no perdía mucho.

-Hola.-
Su voz sonaba seca y estaba pensando en algo por la forma en la que miraba por la ventana de enfrente.

-¿Estás sola?.-
Le pregunté mirándole descaradamente el escote.

-¿Si, Porqué?
Alce las cejas, no parecía una chica que se dejaba llevar, ni ninguna de esas ingenuas que utilicé.

- Porque estoy sólo en mi cuarto y me preguntaba si ..me harías algo de compañía.-
Le hable algo frustrado, sabía que diría que no, mujeres como éstas son difíciles de sobrellevar.

-Me encantaría! .-
Dijo ella con ánimos, noté una linda sonrisa de sus labios lo que me contagió a sonreirle también.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 08, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Capitán [Versión extensa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora