**
-¡Entra! – Abrió la puerta al primer tirón y me empujó de la cintura hacia el interior del departamento
-No me trates así, ¿qué demonios te pasa? –Intenté detenerlo pero era evidente su fuerza mayor a la mía
-Ahora mismo me vas a explicar –Me sentó de los hombros en el sofá, quedándose de pie
-¿Explicar qué? ¡Tú eres el que tiene que explicarme! ¿Por qué iniciaste el divorcio, Gael? –Mi voz se quebró y mi sufrimiento salió de nuevo a flote
-¡No vengas con que te importa mucho! ¿No será que lo único que te importa es lo que te puedo ofrecer?
-¿Qué? ¡Eres un imbécil! Me ofendes, sabes bien que jamás me interesó tu dinero
-¡Por favor! No soy idiota, no hay mujer a la que no le interese eso y como tú misma lo has dicho: eres demasiado joven para mí
-Dios, eso es lo de menos ahora pero al parecer es lo único que a ti te importa –Remarqué esto último – ¡Me quedé contigo a pesar de que me usaste! No has dejado de tratarme como algo infinitamente poco a lo largo de estos meses, has hecho cosas horribles y a pesar del miedo y desconfianza sigo aquí, ¿por qué? ¿Qué no es obvio que no es por dinero?
-¡Oh! –Hizo una mueca insultante y fingida de tristeza –Pobrecita... La has pasado tan mal
-Eres un cínico
-Y tú no te quedas atrás –Su voz sonó ronca y viperina –Ni siquiera eres tan bonita o tan lista como para intentar usarme y usarlo a él también –Rodeó el mueble con impaciencia –Dime, ¿lo besaste antes? ¿Estabas por besarlo de nuevo? ¿Cuántas veces se han revolcado?
-¡Ya te dije que no! ¡No fue mi culpa! Se aprovechó... -Lo miré suplicante -¡¿Cómo puedes pensar que yo te haría una cosa así?!
-¡Mentirosa! –Gritó con tanta furia que me hizo cerrar los ojos, aterrada –Dímelo, Sigyn –Sujetó mi barbilla y me hizo mirarlo –Dime ¿qué demonios te hace para que no te alejes de él incluso cuando se suponía que ya estábamos bien?
-Nada –Apenas pude mover la boca que estaba aprisionada entre sus largas manos –Nada –Seguí llorando
-No te soporto –Dijo con un gesto de repulsión y me soltó –Qué bueno que voy a dejarte por fin, solo faltan un par de meses y ya
-¡No! –Chillé y me aferré a su saco – ¡No me vas a dejar! Tú me dijiste que...
-Que lo iba a hacer, te dije que un año y estúpidamente aceptaste. No soy el culpable, Sigyn –Sonrió resentido – ¿Qué puedo hacer si no logré enamorarme de ti?
-Pero estábamos bien... –Miré el suelo con apariencia incrédula pero resignada –Dijiste que no me dejarías
-Eso te iba a dejar más tranquila, ¿no? Así fue, así lo aceptaste y ahora que lo pienso eres bastante afortunada, si volviera a darse la ocasión no te buscaría a ti para que fueras la imagen de mi campaña –Sonrió de nuevo –No te buscaría a ti como esposa.
-Ya cállate –Con un gesto malhumorado me puse de pie, decidida –Si me vas a dejar entonces no voy a rogarte más, eso sí no me pidas que siga actuando como la esposa feliz que no soy –Subí las escaleras tan rápido como pude y lo escuché seguirme.
-¡Regresa aquí! ¡No hemos terminado de hablar! –Llegó hasta la habitación pero yo ya había entrado, me detuve y miré absorta lo que se encontraba sobre la cama, lo tomé y comencé a estrujarlo inconscientemente.
-¿Qué es esto? –Me volví para mirarlo con el vestido de seda escarlata entre las manos
-Hay una fiesta en el Caesar –Su voz se apaciguó –La ofrece el Notario Bradsbury
BẠN ĐANG ĐỌC
Bajo su espectro
Lãng mạnGael Legendre, un reconocido arquitecto inglés al verse en una encrucijada debido a todo el mal que ha causado, decide buscar una esposa que le de la imagen pública que necesita para ganar la presidencia del Real instituto de arquitectos británicos...