Capítulo cuatro

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Alice salió inmediatamente de su clase de literatura en cuanto esta terminó. Había visto la actuación del señor Williams y no había podido parar de reír. Por lo que había notado, ese chico nunca quería llamar la atención y prefería la soledad... pero últimamente había estado teniendo conflictos con los profesores constantemente; lo había presenciado en su clase de trigonometría y en la de literatura, Jane de vez en cuando lo comentaba y por lo general siempre terminaba yendo a la oficina del director.

Había notado la frialdad con la que la había mirado y pensó que ese chico necesitaba amigos urgentemente, claro que le daba pena verlo solo, pero él parecía disfrutar de su propia compañía.

De lejos divisó a su amiga Jane guardando sus cosas en su casillero, se acercó a ella y la saludo.

– ¿Qué hay, Al?

– ¿Al?

–Sip, Al.

– ¿Desde cuándo me dices Al? –preguntó frunciendo el ceño.

–Desde hoy, Al ¿no te gusta?

–Nop.

Su amiga sacudió la cabeza y la miró con una sonrisa.

– ¿Y cómo te ha ido? –le preguntó Jane.

–Genial... la profesora de literatura volvió a darle un sermón a Williams y...

– ¿El chico problemático?

– ¿Supongo? Como sea, ha vuelto a discutir con la profesora y lo envío directo a la oficina del director –comentó. Además de eso, nada interesante había pasado en su día... solo tarea y más tarea, apuntes para estudiar, y esas cosas.

–Guau... que cosa tan extraordinaria –dijo sarcásticamente.

–Lo sé, lo sé... se ve a diario pero fue muy gracioso.

–Y... ¿qué pasó con George? ¿Le gustó el libro? ¿Van a publicarlo?

–No lo he visto aún, vamos a buscarlo –propuso Alice.

–Vale –respondió – ¿Eres consciente que ese chico te ama?

–Sí, claro –dijo la rubia con tono burlón.

–Es enserio, todos lo saben... ¿te digo algo? Harían una linda pareja.

– ¡No voy a salir con George!

–Vale, vale tranquila –respondió Jane, que había dado un salto por el susto que le causó cuando su amiga gritó.

–Lo siento, pero realmente no me gusta George... somos amigos y así estamos bien –se explicó.

–Lo has puesto en la típica zona de amistad... pobre George –comentó su amiga y Alice puso los ojos en blanco.

– ¡Hey, hola! –saludó George cuando ellas se acercaron a su casillero.

– ¿Terminaste de leer el libro? –dijo Alice yendo directamente al grano.

–Pues claro –respondió su amigo poniendo unos libros en su casillero y otros en la mochila.

– ¿Y?

– ¿Y qué?

– ¡¿Qué te pareció, tonto?! –le gritó Jane harta de que George se anduviera haciendo el misterioso con ellas.

–Es bueno –respondió con simpleza.

– ¿Solo bueno? –preguntó Alice incrédula.

–Es atrapante y está bien escrito... por suerte no tiene romance.

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