Capítulo cinco

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Ya habían pasado casi dos meses desde ese entonces y, ante las advertencias de las autoridades del colegio, los profesores y sus padres, su rendimiento académico mejoró notablemente. Tuvo que dejar su historia a un lado para ponerse a estudiar y ponerse al día con todo. Claro que, los fines de semana que tenía libres, seguía reescribiéndolo pero ya no era lo mismo. Las palabras que alguna vez habían brotado de su mente con tanta facilidad, ahora parecían desvanecerse y todo estaba cambiando, nunca sería igual y James se había planteado más de una vez rendirse, pero había algo dentro suyo que no le permitía hacerlo.

Él siempre era de los pocos que leían el periódico escolar, solo lo hacía porque no tenía nada mejor que hacer, no es que le interesara, pero últimamente desaparecía al instante y nunca conseguía un ejemplar. No estaba seguro de por qué este cambio repentino, pero le daba igual. Sospechaba que tenía que ver con una nueva historia publicándose (ya lo habían hecho antes, pero no eran muy buenas y a nadie parecía interesarles); había escuchado en un pasillo a unas chicas hablar sobre que alguien estaba publicando una novela, que salía un capítulo nuevo cada semana y que era fantástico; seguro era otro aficionado intentando que la gente leyera sus escritos, pero a él no le interesaba que nadie lo hiciera con los suyos. Aunque, a decir verdad, estaba mínimamente intrigado en saber qué era lo que los mantenía a todos tan entusiasmados.

Llegó a la clase de literatura, cuando entró vio a varios terminando de leer el mismo libro.

"Mierda, lo olvidé" pensó para sus adentros y fue hacia el fondo donde tomó asiento. Había algunos que leían resúmenes o sus mismos compañeros les contaban con detalle lo que sucedía en la historia, pero James no se molestó en escuchar. Sabía que los profesores odiaban que les mintieran, en realidad toda la gente en general odia eso. Solo tenía que rogar que la profesora no lo llamara. Ésta no tardó en llegar y todos se acomodaron en sus lugares.

La mujer anunció que harían un trabajo sobre el libro en parejas y comenzó a nombrar a los que conformarían los grupos.

James rogaba que le tocara con alguien que haya leído el libro para darle tiempo de leerlo a él también.

–Cooper y Williams –dijo la profesora y leyó dos nombres más para luego terminar.

Por lo menos a Cooper le iba bien en esa materia.

***

Alice miró al chico y notó que él también la estaba mirando. Le sonrió tiernamente pero Williams bajó la mirada avergonzado.

Ella tomó sus cosas y se acercó a él.

–Hola –saludó. Él la fulminó con la mirada antes de contestar "hola".

La profesora comenzó a dictar la consigna: tendrían que resumir todo el libro y escribir su versión del final. Alice lo copió con rapidez y sin dejar de lado la prolijidad. Levantó la vista y notó que su compañero no se había molestado en escribir nada.

– ¿No piensas anotar lo que dijo la profesora? –le preguntó la joven.

– ¿Para qué? Ya lo has hecho tú –respondió encogiéndose de hombros.

Alice lo miró fijo un tanto molesta por su actitud y él le sostuvo la mirada. Cuando la rubia finalmente la apartó comenzó a escribir lo que tenía pensado hacer para el trabajo.

– ¿Podrías escribirlo con tinta negra? Odio la de color azul –murmuró Williams ofreciéndole su pluma. Alice lo miró incrédula y negó con la cabeza.

–Ya empecé a escribir con azul –dijo –Si te molesta tanto ¿por qué no escribes lo que haremos en tu carpeta, con tu tinta negra?

James volteó los ojos y asintió pero no se molestó en hacerlo. Juntos comenzaron a trabajar, y rápidamente Alice notó que el chico no había leído el libro sin embargo él intentaba ayudar: lo que ella proponía escribir él lo modificaba haciendo que la narración fuera más fluida y agradable.

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