-Lo siento mucho. Eso debe de ser horrible. -Hice una mueca negando, humedeciendo mis labios para quitar el azúcar glass que tenía el pastel.

-Todo el mundo tiene algo horrible en su vida, cada uno de una forma distinta.

* * *

-¡¡Qué haces aún dormida!! -La cabeza me estalló en mil al escuchar la voz de mi madre, y con el cuerpo bañado en sudor por la fiebre, y mi corazón golpeaba fuerte contra mi pecho. -¡¡Son las diez de la mañana y tienes clase!! ¡¡Levántate!!

-Mamá... -Me aparté el sudor de la frente, y no me podía siquiera mover.

-Ni mamá ni nada. Llevas todas las vacaciones en la cama, levántate, dúchate y vas a las tres últimas clases.

No podía replicar, no podía llevarle la contraria, y mis cabeza dio vueltas al levantarme, y aunque la ducha me tranquilizó un poco, el frío que hacía en la calle no debía ser bueno para mí. Tenía calor y a la vez frío, y yo sólo quería tomar mi desayuno con Camila en la cafetería, pero cuando entré el cuerpo se me puso incluso peor.

Había un chico a su lado, y ella hablaba con él, se reía, y ella sonreía mientras se comía su sándwich en la cafetería. ¿Qué había pasado? No sabía nada, y prefería que en aquellos momentos Camila no me viese.

Camila's POV

Habían pasado tres días desde que empezó el instituto, cinco desde que vi a Lauren, la echaba de menos. Ni siquiera olía su perfume por los pasillos, así que pensé que ella no estaba. Quizás seguía enferma, o quizás no quería verme. ¿Qué había hecho? No lo sabía, sólo sabía que desde que empezó el instituto de nuevo no había vuelto a saber de ella, ni siquiera cogía mis llamadas.

-Entonces, ¿quieres venir esta tarde conmigo? -Shawn era un chico tranquilo, no como los demás, le gustaban los cómics y los videojuegos. Se acercó a mí por si tenía un lápiz para copiar los deberes de sus compañeros, y se lo presté.

-Mmh... -Apreté los labios porque no, no quería ir, no tenía ganas de salir con alguien que no fuese Lauren. -Tengo que estudiar. -Respondí simplemente, dándole un mordisco al sándwich de mantequilla, dejándolo de nuevo sobre el papel.

-Oye, si no quieres dímelo, no me pongas esa excusa. Eres una chica muy guapa, y me gustas mucho. -No se me daba bien decirle que no a la gente, no se me daba nada bien eso de dejar a las personas.

Me rasqué el cuello un poco frunciendo el ceño.

-Verás... Me gusta otra persona, pero no sé si yo le gusto. No sé por qué se alejó, quizás porque soy ciega. Eso siempre aleja a las personas... -Murmuré en voz más baja, jugando con mis dedos en el regazo. Escuché el sonido de las voces hablando en la cafetería, sordas, los tenedores cayendo en las bandejas de forma desigual y apreté los ojos. -¿Ves a Lauren?

-¿Jauregui? -Asentí, esperando su respuesta. -Sí, está sentada en la última mesa de la esquina. -Estaba allí, pero no quería hablar conmigo.

-Tengo que irme, lo siento. -Dije cogiendo mi mochila, poniéndomela sobre los hombros, apoyando la mano en la pared.

Comencé a caminar despacio, pegada al muro, contando los pasos mentalmente que había hasta el final de la cafetería, hasta la otra esquina. Justo al final, no caí en la cuenta del pilar que sobresalía de la pared y me doblé los dedos de golpe sin esperarlo. Ya había cogido velocidad, confianza para andar algo más tranquila.

El dolor se extendió como una pequeña punzada y me sujeté la mano, pero las manos de Lauren, rodearon la mía, pero yo me quedé en silencio, a pesar de que me tentaba abrazarla de nuevo.

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