17. Gwendolyn

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Limpio mis ojos para eliminar cualquier rastro de tristeza en ellos y suelto un suspiro antes de entrar a casa. Cuando abro la puerta me encuentro con cuatro pares de ojos observandome de pies a cabeza. Mamá, tía Liz, tía Johana y tío Sebastian me observan con preocupación y les sonrío relajada. Aquí vamos.

-Cariño...¿Qué te pasó?-pregunta mamá acercándose a mi lentamente. Me río pero hago una mueca para que se de cuenta de que no quería terminar así.

-Guerra de comida en la escuela, no quiero hablar de eso-digo restándole importancia y nuevo mi mano hacia los demás en forma de saludo antes de prácticamente correr hacia mi habitación.

Suelto un suspiro al entrar a mi habitación y hago una mueca por el desagradable olor a estofado. Me dirijo directamente a la ducha para eliminar toda la suciedad. Recuesto mi frente en la pared de la ducha y cierro los ojos dejando que el agua recorra todo mi cuerpo. Tal vez estando aquí, dejando que el agua inunda mi cuerpo, pueda salir un poco de la mala suerte que me rodea últimamente.

Hoy no fue mi mejor día, incluso diría que ha sido mi peor día en el colegio. Todos, y cuando digo todos, me refiero hasta a los más invisibles del colegio me estuvieron diciendo chica estofado, corderito o simplemente hacían muecas de asco al pasar junto a mi. Ha sido un día exhausto. Cierro la llave de la ducha y envuelvo mi cuerpo en una toalla solo para lanzarme a la cama e irme a dormir.

***

Creo que aquel no fue el peor día de mi vida, se ha transformado en la peor semana de mi vida. Espero que no llegue a ser mi peor año, pero como van las cosas...

Las chicas del equipo de animadores me siguen molestando todo el tiempo. Aún no se han atrevido a volver a lanzarme comida, pero sus insultos siguen siendo aún más fastidiosos, y debo admitir, algunos dolorosos.

Pasé de ser la chica más popular en el colegio a...absolutamente nadie. En el almuerzo y horas libres me sentaba sola en el almuerzo. En las clases todos preferían irse hacia adelante por que yo estaba atras. Cuando le hablaba a alguien simplemente me ignoraban e incluso nadie quiere formar pareja conmigo por las tareas ¡Eso es llegar lejos! ¡Por favor, ni yo lo hacía! Es muy probable que Blair lo haya tramado.

La única que fue amable conmigo fue Luce, lo cual es realmente sorprendente y me hace sentir como la mierda más apestosa del mundo. Me dijo que todos merecíamos una segunda oportunidad pero que no me la daría hasta que viera un cambio en mi, así que solo me saludaba en el almuerzo y se iba a sentar junto a sus amigas.

Quién me ha sorprendido aún más que Luce, es su hermano Keith. El y su amigo Tate eran los únicos en todo el colegio que se atrevían a hablarme, se sentaban junto a mi en el almuerzo y las horas libres pero no me atrevía, ni quería soltar ni una sola palabra. No podría hablar con ellos, todos esos años luche por convertirme en lo que soy...en lo que era, todo podría regresar a la normalidad y sentía que si hablaba con alguno de los perdedores solo estaría aceptando mi nueva vida. No podía hacer eso, esta nueva vida es un maldito asco.

Pero no hablar, no me impedía ver, y si que veía, más que todo a Keith. Nunca me había puesto a pensar en lo atractivo que se ha vuelto. Sus ojos grises me recordaban a los días de lloviznas en donde podrías acurrucarte en tu habitación sintiendo que el mundo es gobernado por la paz. Cada vez que el sonreía cuando Tate decía algo gracioso sentía mi cara arder por notar que su sonrisa se desvía un poco para el lado izquierdo, por lo tanto aparece un pequeño hoyuelo en su mejilla izquierda cada vez que ríe. Y su cabello...

-¡Wen! ¡Wen! ¡Wen!-me sobresalto un poco avergonzada por mis pensamientos pero luego frunzo el ceño al ver que Carrie corre hacia mí con una sonrisa.

Un Cambio Inesperado © (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora