2. Keith

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McDonalds no es un lugar tan malo para trabajar. Claro, igual sigo odiando trabajar pero tengo que hacerlo, he gastado todo mis ahorros para comprarme mi motocicleta nueva, una Harley Davidson Iron 883.
Es mi bebé y realmente valió toda la maldita pena del jodido mundo comprarla.

Cuando termino mi turno, salgo del restaurante por la parte trasera y contemplo mi motocicleta. Si, vale la pena estar aguantando todo esos clientes.

Hoy en el trabajo vi cuatro hombres realmente obesos, quise decirles que hicieran ejercicio en lugar de comer esas hamburguesas que no son para nada saludables pero en lugar de eso, me callé. También vi a dos madres con sus hijos, uno de ellos se estaba comiendo un moco lo cual fue bastante desagradable y el otro me dijo cara de sapo, ni siquiera sé que quiere decir ese insulto pero no me sentí indignado en los más mínimo. Pero las más divertidas fueron  dos chicas realmente sexys. Una de ellas me insulto por coquetear con ella y la otra m abofeteó por ver descaradamente su escote.

Que puedo decir, los trabajos tienen sus ventajas y desventajas.

Me subo a mi moto y la acaricio ¿En China será legal casarse con una moto? Por qué lo haría si pudiera. La enciendo y cierro los ojos feliz al escuchar el rugido del motor. Conduzco hacia casa y dejo la moto en el garaje, suspiro al ver que el auto de mamá no está.

Una de las razones por las que trabajo es para ayudarle a mi madre. Mi padre nos había dejado por otra mujer mucho mas joven que mi madre cuando tenia once años, nunca volvimos a escuchar de él hasta hace poco, la única razón por la que vino fue por qué la otra mujer lo había dejado por alguien más joven. Lo que hizo mi madre fue insultarlo y cerrarle la puerta en la cara así que solo somos mí mamá, mí hermana menor, Luce, y yo.

Mi madre hace todo lo posible para mantenernos a mi hermana y a mí, así que no es raro que ella no esté aquí. Trabaja a tiempo completo pero gana bien y ama su trabajo, así que tampoco es infeliz. Aún así, decidí ayudarla porque este año me gradúo de la secundaria y la universidad a la que quiero ir no es barata. Así que mientras ahorra para la universidad, también aplicaré para una beca.

Cuando entro a la casa, me detengo al escuchar los sollozos de mi hermana. Cierro los ojos y aprieto mis puños molesto. No otra vez.

Luce está acurrucada en el sillón mientras solloza fuertemente y me acerco a ella lentamente para abrazarla. Cuando llevo mis manos a su alrededor, ella me empuja.

-Vete-me dice con voz ronca y ruedo los ojos.

-Luce, debes dejar de llorar-le digo con expresión seria.

-Vete, nada de lo que digas me hará sentir mejor-me espeta y suelto un suspiro negando con la cabeza. Odio que la hagan llorar de está forma. Odio a la chica que hace llorar a mi hermana así.

-¿Qué sucedió esta vez?-pregunto frunciendo el ceño.

-No importa-suspira ella sentándose bien mientras limpia las lagrimas de sus mejillas.

-Luce...-me siento a su lado sobando su cabeza y ella me ve triste. Frunzo el ceño al verla, ella está devastada y me mata no poder hacer nada para ayudarla. No me agrada que siempre me impida ayudarla.

-Ellas se burlaron de mi ropa y de mi cabello-me confiesa con voz temblorosa-En el almuerzo salpicaron de salsa mi camisa y a la salida me lanzaron "accidentalmente" al suelo-aprieto mis dientes con fuerza he inhalo aire tratando de tranquilizarme.

-No debes permitir que te hagan esto-espeto molesto. Realmente odio a esas chicas ¿Qué no tienen nada mejor que hacer que molestar a chicas menores que ellas? ¿Qué no tienen que preocuparse por cuantos amigos tienen o por su manicura?

-¡No lo entiendes!-me grita Luce frustrada-¡Tú eres un chico! No te pueden hacer nada pero si eres una chica y te metes con Gwendolyn Reeve, estas muerta socialmente-ella se levanta del sillón y corre hacia su habitación limpiando sus lágrimas. Arrugo mí cara con asco al escuchar ese nombre. Gwendolyn Reeve, o como ella lo prefiere, Wen

Ella es la chica más popular de la escuela, la capitana del equipo de las animadoras, la abeja reina, la perra maldita. Puedes llamarla como quieras, siempre seguirá siendo igual de desagradable.

Gwendolyn es una niña mimada qué piensa que todos la aman cuando en realidad es totalmente lo contrario. Se cree dueña del universo solo porque es "reina" de la escuela, cree que tiene poder sobre las personas y que puede hacerlas sentir como una mierda solo por eso.

Ella y sus amigas se burlan de las demás chicas, las chicas indefensas como Luce, que piensan que la popularidad lo es todo y si te metes con "la reina" mueres socialmente. Realmente espero que le pase algo a esa chica para que sepa lo que se siente ser invisible.

Suspiro y voy a la cocina para prepararle la cena a Luce. Cuando termino, voy hasta su habitación y toco suavemente la puerta. Ella me abre y suelto un suspiro al verla. Odio verla así y no poder hacer nada por que ella no quiere, pera esta vez será diferente. Luce se ha cambiado a su pijama y tiene un pañuelo en su mano.

-Luce, puedo hablar...-ella me arrebata la comida y me empuja sacándome de su habitación para cerrarme la puerta en la cara-Luce...

-¡No te atrevas a hacerlo! Eso será peor y si lo haces nunca pararan ¡Prométeme que no lo harás!-me grita desde su habitación y suelto un gran bufido.

-Lo prometo-digo a regañadientes. Abre la puerta, dejándome ver solo su rostro.

-Gracias-susurra y vuelve a cerrar la puerta. Voy hacia mi habitación y me acuesto en la cama. Realmente desearía que Gwendolyn dejara de ser "la reina" y si alguna vez eso sucede, prometo hacerla sentir miserable, más de lo que ella hace sentir a mi hermana.

Un Cambio Inesperado © (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora