Capítulo 30

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—Cuando yo era niño, tenía una vecina. Ella era una chica pelirroja con cabello largo, de grandes ojos verdes y una hermosa sonrisa. Yo la llamaba Vane. Aunque su nombre es Vanessa.—Aclaró Thaiel.—Nosotros fuimos a la escuela juntos y las tardes las pasábamos jugando en un parque que había cerca de casa. Ella era mi mejor amiga, pero no podía negar los sentimientos que se desataban en mi interior al verla, estaba enamorado.

Drew se acomodó en el sillón.—Continúa.

El pelirrubio le hizo caso.—Bien, por lo que me enteré tiempo después ella también estaba enamorada de mí. Demasiado, a tal punto de la locura, esa locura que la llevó a seguirme a donde fuera que vaya y no separarse de mi lado nunca. Aunque no me daba cuenta en ese entonces.—Suspiró.—Tiempo después hubo un problema con una de las empresas de mi padre. El director que se encargaba de la parte de finanzas dejo vacía una de las cuentas y se llevó todo el dinero causando un gran conflicto, ya que ese dinero no nos pertenecía y tendríamos que devolverlo o sino una avalanchas de juicios nos caerían encima y perderíamos todo.

Drew abrió los ojos sorprendido.

—No podíamos devolver el dinero ya que era una cantidad impresionante y obviamente no era fácil de conseguir. Entonces ante la desesperación, mis padres hicieron un acuerdo con los padres de Vanessa, los cuales también son dueños de una compañía que comercia con varias cadenas de restaurantes.

—¿El acuerdo fue...?—Preguntó Drew, Thaiel asintió.

—Los padres de Vanessa me adoraban y se dieron cuenta de que su hija estaba loca por mí, así que decidieron un acuerdo que en ese entonces nos beneficiaba a todos, nadie salía lastimado. Ellos le prestaban el dinero a mi familia a cambio de que si ambos llegábamos a los dieciocho años en estado de soltería, debíamos casarnos.

Aquello le parecía absurdo a Drew, a sus padres nunca se les hubiera imaginado aceptar algo de esa magnitud aunque se tratase de perderlo todo. Ellos hubieran elegido la felicidad de su propio hijo ante todo, aunque era razonable sabiendo que en ese entonces Thaiel estaba enamorado de Vanessa. Aunque en efecto todos alguna vez cambiamos de parecer.—¿Yo sabía de esto y lo olvidé o nunca me lo dijiste?

El otro joven negó.—Nunca te lo había dicho, es que no pensé que volvería a verla.—Drew parecía esperar una explicación.—Cuando estábamos en primer año de la secundaria, a los padres de Vanessa se les presentó una oportunidad única en el mundo de los negocios, los llevaría bastante alto, aunque no era aquí. Sino en Madrid. Una semana más tarde estaban abordando el primer avión a España, no volví a saber de ellos hasta ahora.

—¿Nunca se canceló el acuerdo?

Thaiel se encogió de hombros.—No sabía bien que había pasado con eso, supuse que todo se había terminado. Pero por lo visto no fue así.

Ambos chicos se quedaron en silencio durante unos segundos que parecieron ser horas. Esa aura de incomodidad había vuelto a tomar la habitación aún poniendo todas las cartas sobre la mesa. Drew realmente se sentía fuera de todo el tema, sentía que era el tercero en discordia en este asunto.—Thaiel.—El contrario levanto la mirada buscando la de Drew.—¿Cuánto tiempo llevábamos juntos antes del accidente?

A Thaiel realmente le sorprendía que el menor quisiera saber sobre eso, pero no iba a negarle una respuesta ahora mismo.—Íbamos a cumplir nueve años.

Una mueca de indignación se dibujó en el rostro de Drew, lanzó un sonido de reproche antes de hablar.—¿Nueve años soportándome y ni siquiera se te pasó por la mente arrodillarte frente a mí y pedirme que me casará contigo?

Definitivamente Thaiel ya no entendía nada, la sorpresa estaba plasmada en su rostro. ¿De verdad había dicho aquello con ese tono de furia e indignación? Esto era increíble. El otro joven se dio cuenta en ese mismo momento de la barbaridad que había pronunciado y la sangre subió a su cara ruborizándolo.

Memorias. /Yaoi/ [Finalizada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora