Capítulo 17. "-Soy tu idiota-"

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-¡Harrison! ¡En el grupo B!. -el puto entrenador estaba haciendo los equipos para nuestro "amistoso" juego de Volleyball.- ¡Duncan, grupo A!

-¿Cuál de las dos?. -Lea estaba parada al lado de Bea con los brazos en forma de jarrón-.

-¡La castaña!. -ambas la miraron obvias ya que ambas eran castañas-. ¡La que tiene camiseta blanca!. -ambas volvieron a mirarlas obvias igualmente ambas tenían camisetas blancas-. ¡DIOS MIO EH... BEA TU VE AL MALDITO GRUPO A!

-Aleluya se aprendió nuestros nombres. -Bea murmuró a Lea y soltó una pequeña risita-.

-¡Lea! ¡Harford! ¡Jones! ¡Grupo B!. -los tres caminaron hasta nuestro grupo-. ¡Blake! ¡Larsson! ¡Wells! ¡Grupo A! ¡Que empieze el juego!. -grito y el silbato sonó, así el juego empezó!

(...)

Perra Perra Perra Perra Perra Perra Perra Perra Perra Perra Perra Perra.

Rompele la cara.

Escupela.

Tirala de un precipicio.

Miles de ideas brotaban por mi cabeza al ver a la maldita zorra de Vanessa Henderson. No la veía hace tiempo, Instituto grande, muchos alumnos y no querer ver cara de perras como ella. El silbato me sobresalto y el equipo contrario puso el balón en juego, luego de algunos golpes y lanzamientos. Me pasaron el balón por los aires, era ahora o nunca. Hice un puto salto mejor que un maldito ninja y golpee el balón a mi blanco. El balón fue por el rostro de Vanessa que cayó al suelo con su mano por su ojo.

Opps, lo siento, fue sin querer.

Juro por Dios que deseaba reírme más que nada en el mundo pero eso me traería problemas y no estaba para problemas. El entrenador vino corriendo y se agachó junto a Vanessa.

-Vanessa ¿Estas bien?

-No profe. -comenzó a "llorar"-. Me duele... ¿Y si pierdo mi ojo?

Imbecil tenía que ser.

-Te llevaré a la enfermería. -llevo las manos en su cintura un poco más bajo de lo normal y luego la cargo de las piernas y su otra mano en su espalda, aún, supongo que su mano esta en el mismo lugar que donde inició.

Maldito pedófilo.

-¡Harrison! estas en problemas.-exclamo el entrenador-.

-Pero fue sin querer.-rode los ojos.-

Queriendo.

-Nadie te cree Scarlett. -Liam llegó a mi lado y me tomó del hombro riendo-.

Rodé los ojos y traté de ocultar mi sonrisa.

-Oye lo olvide... ¿Vamos a juntarnos para el trabajo?. -sonrió divertido-. Puedes venir a mi casa.

-¿Acaso no esta restringido? Nadie puede entrar Lia...-me interrumpió-.

-Básicamente... le hablé a mi padre de ti. -sonrio-.

-¿Y tu que hacías hablando a tu padre de mi?. -levante una ceja-.

-Aah... Pues... Yo... -se rasco la nuca-.

¿Acaso Liam Harford estaba nervioso?

El sonrió como un niño y bajo la mirada, para que no pueda notar sus mejillas enrojecidas.

-¡Sigamos con esto!. -grito Chad y todos volvieron a sus puestos para que el juego siga-.

(...)

El Hijo Del PresidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora