15.

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Lydia no quería levantarse de la cama. Hacía apenas unas horas que lo había dejado con Stiles y ya sentía que su cuerpo le pesaba mucho, que no tenía fuerzas para siquiera moverse. No había conseguido dormir más de media hora seguida; todo el rato se despertaba sudando y entre lágrimas. Se incorporaba en la cama y miraba hacia donde estaba Malia, que dormía plácidamente a unos metros de ella. No parecía tener ni un cargo de conciencia por haber hecho que Stiles y ella se separaran. Sin embargo, se repetía una y otra vez que era lo correcto, no podría haber seguido con Stiles sabiendo que su amiga no estaba bien.

Un golpe en la puerta la hizo volver a la realidad. Oyó al entrenador gritándoles que en una hora saldrían para el aeropuerto, así que tenían 60 minutos para arreglarse, recogerlo todo y desayunar.

Lydia se levantó de la cama evitando hablar con Malia y se metió diractamente en la ducha. El agua caliente le quemó la piel nada más entrar en contacto con ella, pero no le importó. Se quedó unos minutos debajo del chorro, dejando que su piel fuera adquiriendo un tono cada vez más rojo por la quemazón, pero sabía que ese dolor no era nada comparado con el que sentía en su interior.

Cuando habían pasado diez minutos, salió al fin y, tras arreglarse, fue a desayunar. Se encontró con Kira por el camino, que, nada más verla, supo que algo no iba bien. Miró a Lydia y al instante estaba a su lado, abrazándola.

-¿Qué pasa, Lyds? -le preguntó suavemente.

Ella se había propuesto evitar el tema, pero el abrazo de Kira la había pillado por sorpresa y, con el corazón encogido, dejó que una lágrina cayera por su rostro. Tembló un poco entre los brazos de su amiga mientras esta le acariciaba el pelo en actitud tranquilizadora.

-Stiles... -empezó Lydia, pero no pudo continuar porque se le quebró la voz.

-Shh -la tranquilizó Kira. -Vamos a desayunar y me lo cuentas todo con calma.

Se sentaron en una mesa alejada en la cafetería y Lydia consiguió contarle lo mejor que pudo lo que había ocurrido desde que encontraron la nota de Malia. Kira no la interrumpió en ningún momento, y, cuando acabó de hablar, tomó las manos de Lydia entre las suyas propias.

-Lydia, lo siento mucho -le dijo dulcemente. -Pensé que Malia había entendido lo vuestro.

Lydia se miró las manos y reprimió un sollozo.

-Estoy segura de que Stiles solucionará las cosas con ella, no tienes de qué preocuparte -Kira le pasó un mechón de pelo por detrás de la oreja. -Lydia, mírame -le dijo, y ella obedeció. -Stiles y tú estáis destinados a estar juntos. Cualquiera que tenga ojos en la cara puede verlo, ya os lo dijimos Scott y yo el otro día. Ya les gustaría a todas las chicas que alguien las mirara como Stiles te mira a ti, está claro que está enamorado de ti hasta las trancas. De alguna forma, volveréis a estar juntos, Lyds, es imposible que no lo hagáis; sois Stiles y Lydia... sois Stydia.

Lydia soltó una pequña risa al oír cómo su amiga había juntado sus nombres para formar una nueva palabra.

-Gracias, Kira -le dijo al fin. -Eres una muy buena amiga. Espero que tengas razón, pero mientras espero a ese momento, no sé si voy a ser capaz de mirar a Stiles y no morir por dentro. Es irónico que haya vivido tanto tiempo a su lado y hasta ahora no me haya dado cuenta de cuánto lo necesito. Quiero decir, antes de este viaje jamás hubiera imaginado que ahora estaría llorando por él, y mírame...

-Eres fuerte, Lydia -la cortó Kira. -Más de lo que crees. Puedes aguantar esto y más, y además nos tienes a nosotros, tus amigos, para hablar siempre que lo necesites. Estaremos contigo cuando necesites un hombro sobre el que llorar, pero recuerda lo que te he dicho: Stiles y tú sois todo lo que una pareja podría pedir, siempre acabaréis volviendo el uno al otro.

Lydia le sonrió levemente, sus palabras la habían hecho sentirse un poco mejor.

-Vamos -dijo Kira, -te acompaño a recoger tus cosas y a llevarlas al autobús. Scott y yo ya lo hemos hecho.

Se levantaron y salieron de la cafetería. Justo en el momento en que cruazaron la puerta, vieron cómo Stiles entraba, acompañado de Malia. Lydia sintió cómo se le paralizaban las piernas cuando miró al chico, que le correspondió con una mirada triste. En seguida notó la mano de Kira en la suya y dejó que su amiga tirara de ella hacia su habitación, donde empezaron a recoger sus cosas.


Can't fight this feeling || StydiaWhere stories live. Discover now