3.

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La mañana siguiente transcurrió con total normalidad, exceptuando que Lydia no le dirigió la mirada a Stiles en ningún momento. Intentó aparentar que no pasaba nada, pero en cuanto vio al chico salir de su habitación, la invadió el recuerdo de sus cuerpos ligeros de ropa completamente pegados sobre la cama, y lo único que se le ocurrió fue darse la vuelta sin saludarle siquiera. Decidió que no le hablaría en todo el día. Sí, era un buen plan.

Se reunieron con los ingleses de intercambio en su instituto. Todos se mostraron muy simpáticos y agradables, así que en seguida habían hecho planes para quedar esa misma tarde.

Lydia se fijó en uno de ellos; un chico alto y rubio, con una sonrisa encantadora. Era guapo, muy guapo. Se dio cuenta de que muchas chicas iban detrás de él, tanto inglesas como americanas, y la escena le recordó a ella misma y a la larga cola de pretendientes que había llegado a tener en su día.

Después de comer, se formó un grupo para ir a casa de uno de los ingleses y celebrar su primer día allí. Compraron cervezas y simplemente con eso dieron por comenzada la fiesta. Lydia y el chico inglés que tanto le había llamado la atención, Lucas, estuvieron hablando durante bastante rato hasta que alguien, claramente borracho, gritó:

-¡Vamos a jugar a la botella!

Prácticamente todos vitorearon como si fuera la mejor idea que nadie hubiera tenido nunca. A Lydia, por el contrario, le sorprendió que fueran a hacerlo teniendo en cuenta que se conocían desde hacía cuatro horas, pero aun así se sentó en el círculo para jugar. Sin embargo, la situación dejó de hacerle gracia cuando las primeras personas que debían besarse fueron Stiles y Malia. Definitivamente, aquellos dos no le gustaban como pareja.

Después de algunos turnos, la botella la señaló a ella y, casualmente, el chico fue Lucas.

-Algo bueno tenía que tener el día de hoy -pensó mientras se acercaba hacia el inglés.

Se besaron durante unos cinco segundos y cuando se separaron, la chica no pudo evitar fijarse en Stiles. Le pareció ver algo extraño en su mirada; ¿eran celos? En seguida, ese brillo que había creído ver había desaparecido.

Cuando ya llevaban un rato jugando, decidieron subir el nivel, de modo que las dos personas a las que señalara la botella deberían entrar en la habitación de al lado y disfrutar de un minuto a solas. "Un minuto en el paraíso", lo habían llamado. Como si el destino se estuviera riendo de ella, les tocó a Stiles y Lydia.

-Perfecto. Justo lo que necesito en estos momentos -Lydia no podía pensar en una peor suerte, puesto que apenas se había atrevido a mirarle en todo el día.

-No tenemos por qué hacer nada -le dijo la chica en cuanto cerraron la puerta. -Sé que tu novia está ahí al lado y esto es solo un estúpido juego.

De nuevo, un brillo extraño cruzó por los ojos de Stiles, pero tan pronto como había aparecido, se marchó. El chico acercó su mano al rostro de Lydia para apartarle un mechón que le caía por delante de los ojos.

-Te echo de menos -dijo, manteniendo sus dedos detrás de su oreja más tiempo del necesario.

Eso era lo último que Lydia esperaba oír.

-Yo también te echo de menos, Stiles. Echo de menos nuestro trabajo en equipo, los misterios que tan bien resolvemos juntos, las tardes en las que quedmos para estudiar y acabamos tirados en el sofá viendo una película y... todo.

Se miraron durante unos largos segundos hasta que Lydia bajó la vista hacia sus labios. Por primera vez en su vida, estaba segura de que, en ese momento, quería besar a Stiles.

De repente, Scott abrió la puerta.

-¡Se ha acabado el tiempo!

Can't fight this feeling || StydiaWhere stories live. Discover now